Los Lakers sorprenden a unos Warriors faltos de profundidad

Aunque de pretemporada, Las Vegas vivió el primer duelo entre el gran dominador del Oeste y una franquicia que tiene entre ceja y ceja volver a ocupar ese honor. Golden State se enfrentaba a los Lakers en el reencuentro con LeBron James, su gran rival en las últimas cuatro Finales NBA. En un rápido y entretenido partido decidido con las estrellas fuera de la cancha, el equipo angelino se impuso por 123-113.

Golden State es un modelo reconocido para Luke Walton, cuya primera experiencia al frente de un equipo fue precisamente en la Bay Area reemplazando temporalmente a un maltrecho Steve Kerr. El ex-asistente de los Warriors sigue animando a su equipo a correr en la cancha, a no perder el tiempo si hay un camino abierto a la canasta contraria. Y en ese escenario, LeBron James se sintió como en casa, liderando a los Lakers a anotar 38 puntos en contraataque, más del doble de la media del equipo durante la pasada campaña.

Ritmos diferentes

Por contra, los Warriors jugaron más pausados, con la ausencia de un jugador vital para la sucesión rebote defensivo y carrera como Draymond Green. Y en estático, el talento ofensivo infinito de Stephen Curry (23 puntos) y Kevin Durant (20) guiaban a un equipo que notaba en ocasiones su falta de profundidad de banquillo. De forma particular, la defensa encontraba apuros para detener a unos Lakers agresivos y motivados con dejar una buena imagen ante la bestia negra de su Conferencia.

Los Lakers han juntado a una plantilla a la que le gusta la velocidad, incluyendo a jugadores altos como Kyle Kuzma y JaVale McGee. Para LeBron James, la estrategia es sencilla: capturar el rebote defensivo (10 en total), salir a la carrera y buscar una jugada rápida, ya sea encontrando camino al aro o buscando a compañeros. En transición, el equipo angelino fue un peligro mucho mayor que en estático, pagando una todavía comprensible falta de química con la defensa rival bien asentada, más allá de un Kentavious Caldwell-Pope (20 puntos) sorprendentemente efectivo.

El futuro de Kevin Durant va a sobrevolar Oakland como el de LeBron James lo hizo el año pasado en Cleveland. Pero esto no quita que siga siendo uno de los anotadores más dotados de la historia de la liga. Su mezcla de agilidad y fortaleza física fue tan imparable para los Lakers como la maravillosa picardía de Stephen Curry. El base hizo y deshizo a su gusto incluso sin abusar del triple ante una defensa superada en ocasiones.

LeBron deja huella

LeBron James fue un espectáculo en la primera mitad, cerrándola con un triple desde lo que pareció la frontera entre California y Nevada o, mas específicamente, tres pasos por delante de la línea de medio campo. Y lo hizo al estilo de Stephen Curry, en suspensión, como si fuera un lanzamiento más asequible desde media distancia. Ni siquiera el propio LeBron James, seguramente bastante acostumbrado a sus propias hazañas, pareció creérselo del todo.

Y este fue el cierre de su partido. Como en todo lo que llevamos de pretemporada, LeBron James se quedó en el banquillo tras el descanso. Su balance final: 15 puntos (5/8 en tiros de campo), 10 rebotes y 5 asistencias en 18 minutos. Números otra vez de élite para una sola mitad de baloncesto que los Lakers terminaron con un 61-57 a favor.

En ausencia de LeBron James, los Warriors veían todavía el partido apretado por culpa especialmente de Brandon Ingram (26 puntos en 26 minutos), quien sigue creciendo como la mejor alternativa anotadora de los Lakers. Tras una discreta primera mitad, Klay Thompson (20 puntos) también encontraba el aro para contrarrestar, manteniendo un ritmo entretenido a un duelo que perdió demasiado pronto un Kevin Durant poco cauto en defensa y eliminado a mediados del tercer cuarto.

Los Warriors jugaron sin dos titulares, con Draymond Green recuperándose de problemas de rodilla y DeMarcus Cousins aún en rehabilitación. Por el contrario, los Lakers jugaron al completo con el regreso de Lonzo Ball. En su primer partido desde su operación de menisco sin dejar huella, el base notó de primeras la falta de ritmo, pero tras el descanso encontró su juego siempre activo a ambos lados de la cancha, especialmente en defensa sumando 4 robos en total.

Cuestión de profundidad

Y cuanto más rascaban Steve Kerr y Luke Walton al fondo de su banquillo, más se notó la carencia más preocupante de los vigentes campeones esta temporada. Sin Green ni Cousins, y con Patrick McCaw todavía en rebeldía sin renovar, quedan pocos jugadores en la segunda y tercera unidad de indiscutible nivel NBA. No será un problema en un equipo sano, pero en caso de lesiones Golden State puede sufrir para tener una rotación fiable de 9 o 10 jugadores.

Con más experiencia y jóvenes de calidad en sus filas, los Lakers sentenciaron en la segunda mitad, permitiendo a Lance Stephenson (12 puntos) seguir probándose como base con un cierto éxito y derrotando a unos Warriors limitados sin sus estrellas.

Pero lo de Las Vegas fue solo un aperitivo ante una temporada regular que se acerca. Habrá otro entremés de pretemporada el viernes, pero el siguiente duelo entre Warriors y Lakers será muy diferente, tanto en los minutos de los jugadores importantes como en el entorno. Será en el Oracle Arena, en Navidad, y con todo el mundo baloncestístico bien pendiente. Para entonces ya sabremos mejor lo cerca (o lo lejos) que los Lakers de LeBron James están de aspirar a derrocar a Golden State.


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