D-League: Satnam Singh, el fallido proyecto indio

En las postrimerías del Draft de la NBA 2015, en esa segunda ronda a la que se llega con una gran pérdida de interés en muchas ocasiones, un nombre convulsionó todo el país de India. Satnam Singh era elegido por los Dallas Mavericks en el nº52. Un pick así no suele pasar a los anales de la historia del Draft, pero si esa elección corresponde al primer jugador indio en ver su nombre reflejado en la ceremonia, la cosa cambia.

En el año 2015 India había sonado con fuerza en el baloncesto estadounidense. En abril, Shim Bhullar debutaba en la NBA merced a un contrato de 10 días con los Kings. Estuvo en pista tres partidos, apenas tres minutos, donde firmó una canasta, dentro de una operación por parte de la franquicia de Sacramento que estaba claramente orientada al marketing. La NBA miraba ya hacia el mercado indio y Bhullar, nacido en Canadá pero con ascendencia de India, era la primera prueba.

Tras lo de Bhullar, que ahora gasta sus días en la Superliga de Taiwán, vino lo de Singh, la elección en el Draft por parte de los Mavericks. Cero riesgo, opción exótica para un pívot de 2,18 metros, que no pudo obtener una beca en la NCAA y que, por esa razón, apuntó su nombre en la lista de candidatos a ser drafteados.

Hasta ese jueves 25 de junio de 2015, la experiencia de Singh se resumía en sus cinco cursos en la IMG Academy, un centro ubicado en Florida que combinaba deportes y estudios. Allí llegó procedente de su país natal.

Hijo de granjero, su padre lo vio claro cuando a los 10 años Singh medía más de lo normal. En una mezcla de lo que él nunca fue como jugador de baloncesto y los deseos de que su hijo tuviera un futuro acorde con su difícil estatura, su progenitor decidió que Satnam debía servir al deporte de la canasta.

De modo que Satnam Singh salió de la pequeña granja donde vivía y se enroló en la Ludhiana Basketball Academy, a 100 kilómetros de su casa. A los 14 años,  los dedos gordos de sus pies reventaban las zapatillas hasta el punto de que había que coser dos pares juntos para que pudiera entrar su enorme pie. Ese era el baloncesto que practicaba, en pabellones helados, sin calefacción, a la sombra de las grandes ligas.

Sin beca en la NCAA

“Los dos primeros años fueron muy difíciles para mí”, declaraba el pívot de los Texas Legends sobre su llegada al país de las oportunidades. En la IMG Academy Singh tuvo que aprender desde cero todo el proceso educativo estadounidense y familiarizarse con un idioma absolutamente extraño para él.

Esa experiencia era la única que aportaba como hoja de servicios cuando se vio obligado a inscribir su nombre en el Draft 2015. Lo hizo porque a pesar de sus esfuerzos, sus calificaciones académicas le dejaban sin becas en el sistema de la NCAA.  Así que él, nacido en 1995, estaba en la edad para optar a ser elegido y buscar una salida profesional a tantos años de esfuerzos.

“Cuando era niño mi padre me decía que tenía tres cosas que hacer: jugar al baloncesto, estudiar y dormir”, señalaba el pívot indio en One in a Billion (Uno entre mil millones), un documental producido por Netflix, recientemente estrenado, donde narra su difícil historia.

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