El cuento del lobo del lockout

Rumore, rumore. Qué sería de nuestros veranos sin esta venenosa serpiente que todos los julios desata la locura en los rotativos deportivos. Que si Pepito ficha por aquí, que si Manolito se pira de allá, que si Joselito renovará por un porrillo de pastizal. Madre mía. Las idas y venidas tienen más curvas que el desfile de Women’ Secret. Qué coñazo. Qué alegría.

Pero tranqui, colega. Murphy tenía razón. Todo es susceptible de empeorar. Nos han pegado el cerrajo. El lockout ese, otro palabro que buscar en el Moliner junto a prima de riesgo (que no es esa chica del pueblo que venía con ganas de verbena) y E-coli, mientras repasamos el cuaderno de Mates de Vacaciones Santillana. Estos jugadores de la NBA están hechos unos sindicalistas que temblaría la CEOE. Y a ellos nadie les dice que son perroflautas. Que se atrevan con un tipo de dos metracos.

Vamos al lío. Con el tema del verano, con el lockout, los rumores rizan el rizo: que este se va a Turquía, el otro a Gran Bretaña, no se quien fichará por el Madrid y el vecino del quinto se marcha de Gira por China, Filipinas y el Sultanato de Brunei como si fuera de los Deep Purple. Una lección de geografía avanzada para todos los cachorros de la NBA: ¿Qué habrá de cierto? Pues el posible fichaje de Deron Williams por el Besiktas hace temblar a todos aquellos que, como en el cuento del lobo, no se creían nada de nada. A falta de noticias oficiales, cada día sale una supermegaestrella diciendo que le mola jugar en la Vieja Europa más que Cristiano Ronaldo un espejo. ¿Cuántos realmente tendrán los bemoles de perpetrar su amenaza? ¿O es simplemente un rollito de enamorados enfurruñados a lo Pimpinela, un ‘que me voy, que me voy’ para forzar la reconciliación con un ‘anda, no, tonto, ven para acá»?

El New York Times publicó ayer una carta de Billy Hunter, Director Ejecutivo de la CBA, dirigida a los 450 jugadores de la NBA en la que abría la puerta de salida hacia Europa de par en par. Volar libres. ¿Realidad o treta negociadora? «Si los dueños no les dan a nuestros jugadores un foro en el que jugar al baloncesto en los Estados Unidos, se arriesgan a entregar a los mejores jugadores del mundo a las Ligas de baloncesto internacional, que están más que dispuestas a darles trabajo». Órdago a juego de Hunter. ¿Suena a farol? Escuchemos a Deron Williams y cada uno que saque sus conclusiones. «Quiero vivir esa experiencia. Y ser capaz de competir y jugar al baloncesto en cualquier lugar. No quiero esperar, eso es lo que quiere la NBA que hagamos. Nos cerró la puerta de nuestros gimnasios, nos cerró la puerta de las instalaciones. Tenemos que ir a buscar nuestra cancha a algún lugar, para poder jugar. Yo ya tengo un equipo. Voy a ir a entrenar con mi equipo. Yo a jugar con mi equipo. Así que si el lockout se levanta, estaré listo para jugar «, declaró el playmaker que se podria comprometer con el Besiktas, club de la parte europea de Estambul que el curso pasado se trajo a Allen Iverson.

Echemos una mirada al lockout del 98 para observar que no fueron muchos, más bien pocos, los que saltaron el Atlántico detrás de una pelotita naranja y un contraro mientras duraba la espera. Como repasó en su momento Solobásket, el más significativo fue el fichaje del número uno del draft y amigo de Paula Vázquez, Michael Olowokandi por el Huevo Kinder de Bolonia. Tras él una saga de novatos de segunda ronda:  Ruben Patterson (AEK Atenas), DeMarco Johnson (Sony Milán), Andrew Betts (TeamSystem Bologna), Derrick Dial (Peristeri), Ryan Bowen (Oyak Renault) o Torraye Braggs (Lobos Cantabria), al igual que Vladimir Stepania, Rasho Nesterovic y Dirk Nowitzki, los europeos elegidos en esa Lotería. El italoamericano y ahora entrenador de los Clippers Vinnie del Negro, muy lejos de equipararse a Deron Williams, fue la única ‘estrellita’ que abandonó las negociaciones y fichó por el Teamsystem Bolonia. Marko Milic, Zan Tabak y de forma testimonial Vlade Divac (dos partidos en Estrella Roja) y Arvydas Sabonis (no llegó a jugar en Zalgiris) fueron otros oriundos que volvieron sobre sus pasos para saltar hacia delante al estilo Chiquito.

¿Ha cambiado en algo el panorama con respecto a esa experiencia? Curiosamente, hasta ha empeorado. En plena época de crisis no son muchos los clubs que pueden desenfundar un maletín con los puñados de dólares necesarios para seducir a los All Star. Olympiacos y Panathinaikos están en recesión como toda Grecia, en la poderosa ACB todos los equipos andan rebajando presupuestos o en Ley Concursal y sólo el Madrid parece metido en el lío. En Rusia, el CSKA ya ha dejado claro que no hipotecará su resurrección por un NBA que se marche en unos meses… ¿El paraíso es Turquía? Para Deron lo es. Williams se marchará a Estambul a razón de 200.000 a 300.000 dólares mensuales (según fuentes) y otros lujos (casa, coche, seguridad…) hasta que el conflicto laboral se resuelva. Muchos nombres de primer orden como Kevin Durant, Kobe Bryant, Dwight Howard, Amare Stoudemire, Jamal Crawford… y otros que suenan a modo coña (Metta World Peace, Brian Scalabrine…) juegan al Scrabble en el zoco del lockout. Otros agentes libres (Sonny Weems, David Andersen, Hilton Armstrong, DaJuan Summers…), novatos de segundo nivel o europeos (Nenad Krstic, Mustapha Shakur… ¿Rudy Fernandez?, ¿Zara Pachulia? ¿Andrei Kirilenko? ¿Marco Belinelli?…) ya han firmado o salen en las quinielas como opciones que sí parecen más reales. El precedente del 98 y el estado de crisis mundial no depara mucho jaleo más allá de giras para hacer caja por Oriente.

Entre tanta palabrería y ridículas noticias, sale a la palestra un tipo que seguramente tiene en su discurso más razón que nadie para desenmascarar esta mentira. En un servicio de ESPN (en una página de pago), Josh Childress ha enunciado un panorama clarividente para todos aquellos que crean que habrá Desembarco en el Peloponeso o en el Mármara. El chico de pelo afro estuvo tres de sus mejores años como profesional en Olympiacos y es un testigo soberano para explicar el contexto al que se enfrentan los jugadores de la NBA. Ir unos meses a Europa no es un buen negocio para ellos. El riesgo a una lesión es real y un factor determinante para pensarse el rascar unos euros y arriesgarse a perder una millonada cuando la NBA abra el cerrojo. Las franquicias no tienen por qué respetar los contratos si las lesiones se produjeran mientras se juega en Europa.  Danger, danger!!! «No, yo no voy a volver. Y yo no sé por qué tendría que ir otros. Yo entiendo a los jugadores que realmente quieren jugar. Pero hay que mirar lo que uno tiene y ver esta situación como un negocio. La única manera que podía ver un traspaso a Europa con sentido es para los jugadores que vuelvan a su país. Pero para un jugador estadounidense con un contrato garantizado de buen tamaño, aquí, no veo por qué lo tiene que hacer», declara el escolta de los Suns, que además anuncia a sus compañeros que en Europa las estrellas no son los que manejan el cotarro, sino los entrenadores. Puede que el chico tenga un poco de ojeriza a nuestro básket sistemático, pero creo que no le falta más razón que a un santo. A D-Will se la trae al pairo. El va preparado. «La gente dice, ‘Oh, puedes hacerte daño’. Pero puedo lesionarme en cualquier momento, andando por la calle […] Pero también tomé mis precauciones y tendré un seguro. Voy a estar cubierto», explicaba el base de los New Jersey Nets a los escépticos.

Mientras, sigamos disfrutando del humore de los rumore, rumore… hasta que nos coma el lobo.


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