El interesantísimo y enigmático Jonah Bolden

Casi sin percatarse, los Sixers pueden haber encontrado al suplente perfecto de Saric… y algo más

23 años recién cumplidos y el mundo por conquistar. La suya, no fue una tempranera elección de segunda ronda al azar. Los 76ers contaban hasta con cinco elecciones del Draft en 2017. Todas prácticamente opacadas por la primera, Markelle Fultz. Pero puede que la segunda ocultase (también) algo de oro.

En Philly invirtieron su pick 36 en Jonah Bolden, un jugador al que, como tantos otros antes (Kobe, Jennings…), le pudieron la impaciencia y la cartera. Aunque lo suyo, para ser justos, respondió más bien a una estrategia clara y definida.

Bolden venía de ser rankeado como el quinto mejor proyecto de ala-pívot de entre quienes daban el salto high-school/college por la revista Scout.com.

De entre las numerosas ofertas, él eligió UCLA (hervidero de talento con Lonzo Ball como última perla y Norman Powerll o Kevon Looney como notables aportaciones). Pero tras pasar un año en el que sus minutos fueron muy inferiores a los previstos, decidió no declararse elegible para el Draft y cruzar el océano, para aumentar sus enteros y seguir curtiéndose en la vieja Europa.

Para empezar, un modesto. El FMP Beograd serbio. Escaparate suficiente. Un curso-puente que le condujo directamente al gigante: nada menos que el Maccabi Tel Aviv. 29 encuentros y varias buenas actuaciones después, decidió que, ya sí, era la hora de la NBA.

¿Qué es Bolden?

Tweener de los que origina quebraderos de cabeza a técnicos y sus pizarras, Bolden es un 2,08 que quería ser forward pero a quien desde su adolescencia, fruto del estirón, le encasquetaron el prefijo power. En una evolución semejante (que no pareja) a Anthony Davis, su estirón tardío le permitió desarrollar una gran coordinación pies/manos sin perder su explosividad. A ello, desde que juega más cerca del aro, ha sumado un magnífico timing que pese a faltarle dos-tres centímetros para ejercer de pívot total, es una amenaza constante a sus rivales en su faceta rim protector.

Vamos, que los pinchos de merluza los sirve bien. Gratis y con la tapa. Y desde octubre ha estado centrado en tan solo una cosa: ganarse la confianza de Brett Brown.

‘De extrema necesidad’

Por si no fuera poco haberse deshecho de Jahlil Okafor y Nerlens Noel, los 76ers también perdían en verano al currante que venía cubriendo los minutos de asueto de Joel Embiid, Richaun Holmes, que se iba a los Suns. Y para hacerse con Jimmy Butler, adiós Dario Saric.

Mientras, Mike Muscala, el nuevo Ersan, no convence ni a su reflejo en el espejo.

Cuatro meses: del ‘nada’ al hoy

Contexto éste que favorece la siguiente progresión en tema de minutaje en la vida del novato. En octubre, de ocho partidos posibles fueron cinco en blanco y tres de garbage time.

Noviembre igual o incluso peor. 16 encuentros de los que jugó dos. Como anécdota, el 9/11/2018 metía su primer triple.

Diciembre fue raro. Irregular. Abrupto como un miércoles festivo sin puente detrás. Muchas noches sin enfriar el banquillo, compaginadas con otras dos en las que superó, por primera vez, la veintena de minutos. Sin embargo, estadísticamente no conseguía responder. Su 1/6 en triples el 30 de diciembre no empujaba precisamente a soñar.

Pero a año nuevo, cuaderno sin estrenar. ¡Qué enero! Lo ha jugado absolutamente todo. Brown lo ha convertido en parte fija de la segunda unidad y ya se ha hecho con diez minutos perennes en la rotación. Y por ahora tiene días y días. Y muchos detalles interesantes.

El pasado 15 de enero por ejemplo, ante los Wolves, nos dejó un 4-5 en triples. Dos días después, un 2-3 en Indiana. Luego un 1-2 en OKC. Y todo ello entre una labor de sacrificio que combina tapones y rebotes. Cuatro a Houston el lunes (tres a Harden, espectaculares). Dos ayer a Spurs…. ¡y qué dos!

Fueron 11 minutos en cancha nada más, pero su impacto puro highlight. Anotó 7 puntos, capturó 2 rebotes, dio una asistencia y le hizo esto a LaMarcus Aldridge:

¿Undersized?

El australiano (pues nació en Melbourne, algo más común con Ben Simmons) es un 6,10. A priori insuficiente para asumir labores de pívot, aunque quizás no tanto si nos fijamos en algunos homólogos en la posición. Favors, Capela, Baynes, Horford, Ibaka, Love… o el propio Richaun Holmes… todos 6.10. A la sazón, Amir Johnson, el ‘sustituto’, es un 6,9 pies.

A añadir envergadura (7,3), buen IQ, agilidad, potencia (100 kilos), muelles y… muñeca. Dio pistas en su primer round en Europa, promediando casi un 42% en más de cuatro intentos por choque con la camiseta del Beograd.

Por ahora, como rookie NBA, está en apenas un 30%, pero enero (12 apariciones) nos habla de un 45,5%.

¿Un Saric, un Chandler, un falso Embiid? No sé lo que es, lo que será o en lo que se convertirá a las órdenes de Brett Brown. Solo sé que en Jonah Bolden hay jugador para rato. Y merece que lo sigamos de cerca.

(Fotografía de portada de Adam Glanzman/Getty Images)


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