Entrevista a Robert Horry: “Soy un enorme fan de Pau Gasol”

Ayer tocó subirse al coche. Uno de los hombres con más clutch de la historia NBA, andaba de paso por la Costa del Sol. Acercarse, sin duda, ha merecido la pena. Robert Horry, de tour por España en una gama de eventos organizados por NBA Zone, ha visitado Málaga este jueves de la mano de BBVA, banco oficial de la NBA en España. A primera hora de la mañana visitaba la Asociación Síndrome de Down Málaga y el colegio Los Olivos, donde estuvo con alumnos a los que ya regalaba sus primeros consejos del día: “trabajar duro” para “conseguir sus sueños”. Pocas formas mejores se me ocurren para un primer día de clase.

Su siguiente parada era un encuentro con los medios de comunicación en la oficina del BBVA, y ahí ha querido estar nbamaniacs. Acompañado por el director de Zona de Málaga, Javier Lebrón —ya, todos hemos pensado lo mismo—, en un ambiente muy cercano, casi familiar, Horry se ha mostrado excepcionalmente locuaz, sin rehuir ni una sola de nuestras preguntas y entrando sin fintas al barro; como nos gusta.

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Robert Horry promedió en sus 16 años de carrera 7,9 puntos, 5,4 rebotes, 2,9 asistencias y 1,1 robos. Ninguna locura. De hecho, casi se podría decir que tuvo una trayectoria estadística más bien modesta. Pero la biografía deportiva de este inusual ala-pívot, al que ya le gustaba merodear la zona del triple tanto o más que a los ‘4’ modernos, no puede medirse en números. Sería un error tremendo.

Siete veces campeón de la NBA

Si corremos un tupido velo sobre los jugadores que dieron forma a la dinastía de los Boston Celtics en los años 60 (diez anillos en doce años), podríamos decir que Horry, como ente individual, como figura nómada, es el jugador más laureado de siempre. Hasta siete veces introdujo en su dedo un nuevo anillo de campeón. Y no lo hizo de manera déspota, con un sólo equipo.

Él era “¡Ese extraño elemento llamado Horry, Daimiel!”. El karma, una sanguijuela, le seguía allá donde fuera. Para empezar el recuento de joyas, dos con los Houston Rockets. Luego vino la triada con la casaca oro y púrpura de Los Angeles Lakers. Y para cerrar el ciclo otro par más, esta vez con San Antonio Spurs. Ese extraño elemento…

Cómodo, sonriente y en un sillón demasiado pequeño para sus 2,08. Un compañero rompía el hielo. La primera, suave.

P. ¿Es la primera vez que visitas España?

R. Viajo mucho, la verdad. Había estado ya un par de veces en Barcelona y otra en Madrid. Me encanta España, pero no conocía Málaga. Es una ciudad preciosa con una gran afición al baloncesto. Además, yo me crié en una ciudad de Alabama llamada Andalusía, y desde que oí por primera vez que había una región en España llamada así —Andalucía— me entraron muchas ganas de conocerla algún día. Ya he visto también mi primer partido de fútbol. Real Madrid vs Atlético de Madrid. Desde ya soy un gran aficionado al soccer (risas).

Me toca, vamos al básquet. Si Horry tiene siete anillos, no es precisamente por haber coincidido en el vestuario con jugadores de segunda ronda del Draft. Hakeem Olajuwon y Sam Cassell en Houston; O’Neal y Bryant en L.A.; San Antonio ya con los primeros vuelos de su Big Three, Parker-Ginobili-Duncan…

P. Has ganado siete anillos con tres equipos distintos. ¿Cuál es, en tu opinión, la mejor plantilla en el que has jugado nunca?

R. Vaya. No es una pregunta fácil. Pero lo que hicimos en los Lakers en 2001 con aquel 16-1 en Playoffs con Kobe y Shaq fue impresionante. Creo que es el mejor equipo en el que jugado, y que aquella fue la mejor actuación de un conjunto en la historia de los Playoffs.

P. ¿Cómo estás de forma? Porque a nuestro equipo de aquí (Unicaja) nos vendría bien un jugador como tú…

R. Podría darte todavía 15-20 minutos de un básket al límite. Si no me haces correr hasta te puedo dar media hora. No, sin bromas, me mantengo en forma. Aún me gusta jugar y realizar mis entrenamientos. No estoy en una estado increíble, pero sí en buena forma. Aún puedo ser un tirador.

Genial. Me viene al dedillo para mi siguiente pregunta…

P. Ray Allen está pensando en volver, y, después de todo, tú sólo eres seis años mayor que él. ¿Qué piensas? ¿crees que aún podría hacer un buen papel si regresa?

R. No. Creo que conforme envejeces tu tiempo de reacción baja un montón. Y Ray Allen juega en una de las posiciones más exigentes de la NBA. La de escolta. Tienes que estar todo el rato arriba y abajo. La edad pasa factura. Aún podría ejercer de tirador, pero el partido se le haría grande.

P. ¿Ni siquiera para darle diez minutos de descanso a Klay Thompson?

R. Ni siquiera (risas). Está bien donde está.

Retomando el tema de su visita matutina al colegio, nos cuenta que él mismo, de pequeño, a los ocho años, se consideraba “un chico patoso”. Pero que nunca dejó de creer. En cuanto al baloncesto nos dice que cuanto menos pienses mejor. “Has de dejarte llevar. El tiempo de reacción ha de ser inmediato. Es como caminar; no piensas, lo haces por instinto. Con el baloncesto ocurre lo mismo. Lo llevas en la sangre, en tu cabeza. Ya nos lo decía Nike: just do it… algo me recorre la espalda al verle hablar con semejante pasión de baloncesto.

Un poco del pasado

P. Rob, ¿tu tiro sobre la bocina favorito? —Estaba convencido que me diría el de los Spurs frente a los Detroit Pistons, pero… agua—.

R. Ehm… pues hay uno del que no se habla demasiado. Todo el mundo habla del de San Antonio o el de los Lakers. Pero ahí va una primicia. Fue jugando con los Houston Rockets. Estaba cuajando un partido horrible. Llevaba cero de nueve en tiros de campo. Pero era el final del partido y Olajuwon me pasó el balón, y la metí. Mi estadística mejoró ostensiblemente: 1 de 10 —Lol—. Creo que es fundamental creer en ti mismo. Más aún si eres un tirador. Aunque tengas un mal día, una mala racha, siempre debes seguir tirando.

P. Has tenido una carrera muy exitosa. Has ganado más anillos que Michael Jordan o Kobe Bryant. ¿Cómo ves eso ahora en perspectiva?

R. La verdad que mirando hacia atrás es increíble. Mi sueño era jugar en la NBA. Y cuando llegas allí y ganas tu primer anillo, sólo quieres más. Te vuelves adicto. Quieres ganar más que tu compañero. Pero lo cierto es que echo la vista al pasado y estoy orgulloso. Por mí, por mi familia, por mis amigos. Me alegra que mis hijos puedan ver mi carrera y decir “¡Eh! Papá hizo algo”.

P. ¿Dónde los guardas? Tantos anillos juntos…

R. En una caja fuerte… (risas). ¡No, en serio! Es la verdad. Los podría tener en mi casa, pero prefiero una caja fuerte en el banco.

Está receptivo. Saberse retirado sin duda ayuda a que pensar y responder se vuelvan uno. Se va a mojar, lo sé. No contestará con rodeos, y yo quiero un nombre.

La NBA actual

P. Rob, tengo dos preguntas sobre esta temporada y quiero que arriesgues. ¿Quién va a ganar el rookie del año?

R. El rookie del año probablemente se lo lleve Ben Simmons. Es una pasada verle jugar, y como han dicho ya otros jugadores, es un jugador muy completo, parecido a LeBron. Excepto en el apartado defensivo. Involucra y hace mejores a todos sus compañeros. Además, estando en un equipo “débil” donde puedes tener protagonismo y es más fácil brillar. Sí, Simmons es mi favorito.

P. Bien, y la segunda. Más allá de Warriors, Cavaliers y Spurs, ¿ves algún otro aspirante al anillo este año?

R. Has mencionado a los tres mejores equipos. No veo a ningún otro pudiendo competir contra ellos. Los Knicks tienen una gran plantilla. Miami con Bosh sano también tiene un buen equipo… uf, pero es complicado. Me encantaría decir que también los Lakers pero… —Lol al cubo—. Va a ser una temporada muy interesante. Quizás algunos no tienen a los Spurs tan en cuenta, pero realmente pienso que son candidatos…

P. Con Pau Gasol, por supuesto…

R. Sí, soy un enorme fan de Pau Gasol. Me dio mucha lástima que abandonara los Lakers. Y no lo digo porque esté aquí en España y él sea español. Cuando dispones de un jugador que es tan buen compañero y tan buena persona no puedes tratarlo como lo trataron en Los Angeles. La gente no entiende a veces que en el deporte hay dos caras; dos partes. Y a menudo se olvidan de una de ellas.

Está claro que no ha atrancado la puerta por dentro. No lo tiene aborrecido para nada tras media vida succionando de él. Horry está al día del baloncesto, pendiente en la sombra quien proyectaba, no hace no tanto, su haz de luz. Aunque, súbitamente, cae en un pequeño detalle que casi se le escapa. “Había olvidado que Dywane Wade había abandonado Miami… así que ya puedes descartarlos…”

P. Efectivamente, ahora está en los Bulls. ¿No les ves a ellos tampoco como contenders?

R. Pero a los Bulls les falta un jugador grande. Necesitan un pívot. Un pívot capaz de taponar tiros. Bueno, y los Clippers, si se mantienen sanos… sí, podrían ser candidatos. Llevan varios años con un gran equipo. Al final siempre se les lesiona alguien, pero si no ocurriera…

Nos salimos un poquito de la NBA y elevamos el satélite.

P. ¿Has visto los Juegos Olímpicos? ¿Crees que la diferencia entre Estados Unidos y el resto de selecciones se sigue agrandando o cada vez es más pequeña?

R. Antiguamente la brecha solía ser más pequeña, pero no sé qué ha ocurrido. Aunque siguen saliendo buenos jugadores europeos, creo que la distancia se está haciendo más y más grande. Ahora incluso veo a Canadá superando a Europa, y además a EE.UU mejorando todavía más. Antes nos asustaban más otras selecciones. Pero ahora ya no.

Estuve tentado ahí de refrescar su memoria con un par de capitales. Pekín y Londres.

P. ¿Qué opinión tienes sobre el baloncesto europeo? Robert opta por individualizar la pregunta.

R. Si tuviera que coger al mejor jugador, me quedaría con The Greak Freak Giannis Antetokounmpo. Es un jugador impresionante. Luego está Marc Gasol, que para mi es el segundo mejor europeo. Luego está Pau, por supuesto, Manu Ginobili, al que es una maravilla verle jugar. Hay otros muy buenos jugadores, pero si hay alguno que realmente creo que puede marcar la diferencia es Giannis.

Despedida española

P. Va, para romper un poco con el baloncesto. Una comida española.

R. Colega, estuve cenando anoche de tapas en un lugar bárbaro. Pero realmente soy un enamorado de la paella. En mi familia la cocinamos mucho. También me encanta el pescado y el marisco.

P. ¿Y el salmorejo no lo has probado? Breve introducción gastronómica…

R. Una sopa de tomate…ahh! ¿es como el ‘gaspachi’? (y más risas). ¿No lo he dicho bien? ¿También se bebe en frío? Entonces tendré que probarlo…

Malaga parece una ciudad hecha a su medida para llenar el plato. Nos despedimos, no sin una última foto. En España soy un tipo normal, casi por encima de la media. Me coloco junto a Horry y pienso en Jonathan Swift. Él es Gulliver, claro, y yo, el feliz reportero de Liliput.

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Han sido treinta minutos, pero Horry ha demostrado manejarse como si sólo tuviéramos cinco segundos y a cada pregunta se jugara el último balón de posesión. Un grande. Y no sólo en las fotos.


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