La rebelión ‘antitanking’ de los ‘novatos’ Jeff Hornacek y Brett Brown

Pocos hubiesen apostado a estas alturas de la temporada, pese a estar aún en los albores, por ver a Phoenix Suns y Philadelphia 76ers con récords positivos en sus respectivas conferencias. Llamados a vivir en los últimos puestos de la liga y sin unas plantillas que a priori sean de las mejores de la NBA, ambas franquicias fueron señaladas desde la pretemporada como serias candidatas a hacer ‘tanking’, o lo que es lo mismo, dejarse ganar para poder optar al próximo número 1 del draft. La cancha se ha encargado de demostrar justo lo contrario.

Empecemos por Arizona. Phoenix Suns, lugar en el que Charles Barkley logró ser MVP, sinónimo de diversión en la anterior década con un Steve Nash en la cúspide, y banquillo en el que Mike D’Antoni se ganó un sitio en la liga. Grandes momentos que distan mucho con lo vivido en unas tres últimas campañas en las que el nivel del equipo ha ido bajando hasta las 25 victorias del año pasado, peor marca desde el curso 1987/88 (24-54). Con esta línea descendente y con un Jeff Hornacek que hace su primera aparición en la liga como entrenador jefe, pocos podían presagiar un inicio como el que han tenido (5-2).

Tal y como señala Hornacek, las incógnitas eran muchas antes del primer salto inicial, no en vano el quinteto con el que se presentaban parecía tener más carencias que ventajas respecto a otros muchos conjuntos. Jugadores como Eric Bledsoe que nunca habían tenido la obligación de llevar el peso de un equipo, como Miles Plumlee, cuya participación en la liga había sido prácticamente nula, o las lesiones de Goran Dragic, líder en la pasada temporada, y de Alex Len, la apuesta del draft. Todo eran dudas.

Así, los Suns llegaron a la opening night para verse las caras con los Portland Trail Blazers. El resultado no pudo ser mejor, triunfo, partidazo del recién llegado Eric Bledsoe y eclosión de Miles Plumlee, quien salía como center titular para firmar 18 puntos y 15 rebotes. Desde entonces, triunfos ante Utah Jazz, New Orleans Hornets en dos ocasiones y Denver Nuggets, y derrotas ante Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs por únicamente tres puntos.

Bledsoe y los hermanos Morris
Muchos partidos en Los Angeles Clippers a la sombra de estrellas de la liga parecían haber relegado a Eric Bledsoe a un papel secundario dentro de la NBA. Claro está que cualidades siempre ha tenido de sobra y que con minutos ha hecho grandes partidos por California, pero su respuesta en Phoenix ha sido hasta desmedida. 20.9 puntos, 7.3 asistencias y 4.4 rebotes para callar las bocas de aquellos que dudaban de él. Además de sus números, ha mostrado una madurez a la hora de tomar decisiones sobre la cancha que son las que dirimen si el partido acaba en victoria o derrota. Por si esto fuese poco, el banquillo, sí, ese extraño elemento que gana hasta anillos, está funcionando como un reloj liderado por los hermanos Morris; mención especial merece Markieff Morris, quien promedia 17.2 puntos y 6.8 rebotes con un 62.7% en tiros de campo. Tampoco se queda atrás Gerald Green, quien más allá de machacar aros tiene unos guarismos de 13.3 puntos y 3.3 rebotes.

Nada es casualidad en el deporte profesional y menos aún en la NBA. El trabajo de Jeff Hornacek se está notando y mucho en un equipo que ataca con cabeza en estático, que amenaza tanto por dentro como por fuera, que corre al contraataque sin titubeos y que por si fuese poco, está demostrando una alta solvencia defensiva, siendo el sexto mejor conjunto en puntos recibidos por cada 100 posesiones y habiendo dejado a cinco de sus siete rivales por debajo de los 100 puntos.

Locura en Pensilvania
Si felices andan por Arizona, la locura se ha desatado en Pensilvania. Allí todos hablan en la nueva lengua, la de Michael Carter-Williams, la de un rookie que ya ha emulado a todo un mito del baloncesto como Oscar Robertson al conseguir en siete partidos más de 130 puntos y 50 asistencias en su primer año, la de una nueva Era que ha pasado del pesimismo por un año que parecía tirado de antemano a la ilusión y el desenfreno porque los Philadelphia 76ers tienen en su filas al jugador de moda.

La historia es parecida a la de los Suns. Contratación de un nuevo entrenador jefe debutante, Brett Brown, para iniciar una reconstrucción que todos daban por hecho que se iniciaría desde la acumulación de derrotas; más aún cuando en la noche del Draft se cerró el traspaso por el cual los Sixers mandaban a su base All Star, Jrue Holiday, hacia New Orleans Pelicans a cambio de un Nerlens Noel del que ya se presuponía que no podría jugar durante la presente temporada.

Con ese panorama y enfrentándose en dos de los tres primeros partidos a Miami Heat y Chicago Bulls, todos daban por hecho que los de Philadelphia eran firmes candidatos a empezar la campaña en el fondo del pozo de la Conferencia Este… Pero nadie contaba con Carter-Williams; ni con él ni con la seriedad con la que han jugado hombres como Thaddeus Young o Evan Turner. Especialmente sorprendente es el paso al frente dado por el segundo, que estaba llamado a ser una estrella de la liga desde su año de rookie, pero que no ha sido hasta éste cuando ha empezado a disipar cualquier duda con 23.4 puntos, 3.3 rebotes y 6.7 asistencias; números que brillan más todavía al compararlos con los 10.5 puntos que había promediado hasta ahora en su carrera.

Con esas cartas derrotaron tanto a Heat como a Bulls y dejaron a todos con la boca abierta, más aún viendo a Michael Carter-Willians como Jugador de la Semana. Nada de dejarse ganar y menos con Brett Brown mandando desde el banco, un novato como entrenador jefe pero que con seis años a las órdenes de Gregg Popovich se ha acostumbrado a saborear triunfos a la vez que se empapaba de un baloncesto coral no carente de espectáculo, no en vano promedian 105.6 puntos por partido.

Dos novatos en los banquillos, dos equipos pronosticados a vivir en el derrotismo que se han rebelado para demostrar que desde el trabajo y la ilusión se pueden conseguir muchas cosas. Claro está que esto no ha hecho más que empezar y que mantener el nivel de este inicio de campaña les será muy difícil, pero por ahora ya pueden quedarse con el hecho de haber sorprendido a propios y extraños y de ser los abanderados del ‘antitanking‘. Esto es la NBA, where amazing happens


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