Lockout: Lo que está en juego (III). Central Division

Hablar de la posibilidad de perder una temporada entera parece ridículo, simplemente porque hay demasiadas cosas en juego. Dinero, “el momento”, apoyo de los fans, dinero, lealtad, audiencias, dinero… Si ya cuesta hacerse a la idea de perderse algunos partidos, imaginémonos lo que sería la temporada entera.

Pero puede acabar ocurriendo. Mientras las negociaciones continúan, da la sensación que ni los jugadores ni los propietarios tienen intención alguna de moverse de sus respectivas posiciones. A los equipos les conviene llegar pronto a un acuerdo y no solo por el dinero. Una temporada sin baloncesto y, lo que es incluso más importante, sin operaciones en los despachos, puede afectar en demasía todas y cada una de las franquicias de la NBA. Hemos visto ya esta semana lo que puede suceder en las Divisiones Southeast y Atlantic. Continuemos hoy con la División Central:

CHICAGO BULLS: Los Bulls ganaron la temporada pasada la División Central, llegando a las 62 victorias en temporada regular y masacrando a sus rivales de División por un margen mínimo de 25 victorias, el más grande, de lejos, de entre todos los ganadores de División. Y no ha pasado nada en esta post-season que sugiera que algo podría ser diferente la próxima campaña. Incluso si los Bucks recuperan a todos sus efectivos, los Pacers añaden a un agente libre clave este verano, los Pistons despiertan de su indefinido letargo o Kyrie Irving explota como #1 del Draft en su primera campaña en la Liga. No importa. Solo una lesión de Derrick Rose separa a Chicago de su próximo título de División. O aún más, de ser aspirantes legítimos al anillo en los años que estén por venir.

Por ello son los Bulls, también, los que más tienen a perder en este lockout. Una temporada menos es una búsqueda del título que se evapora para siempre. Y quizá más importante, sin temporada 2011-12, Chicago perdería ese irrefrenable deseo de revancha que llevan dentro tras el decepcionante final de temporada anterior. La derrota en las Finales del Eastern ante su nuevo archirrival, Miami Heat, fue dolorosa, descorazonadora y muy frustrante. Los Bulls quieren venganza, quieren anillos… y los quieren ahora. Las piezas para conseguirlo están todas en su sitio ya. Ante otras posibles franquicias de la Liga que ven como su ventana de poder conseguir un último anillo se va cerrando sin freno, la de los Bulls acaba de abrirse, y su actitud no va a ser la de sentarse y esperar a ver qué sucede. El año pasado se creó una química tan sorprendente como fundamentada en raíces profundas y sinceras. Perder una temporada por culpa del lockout pone en serio riesgo a todo eso.

INDIANA PACERS: Estos crecientes Pacers están llegando a destinos muy interesantes: han conseguido renovar a Frank Vogel como coach; han unido al proyecto al antiguo GM de los Blazers, Kevin Pritchard, en un nuevo cargo muy cercano a los jugadores; se lucieron el día del Draft consiguiendo traer a Indianápolis al muy mejorado George Hill procedente de San Antonio; y todo ello todavía con espacio salarial suficiente como para unir al proyecto a un agente libre de impacto, cuando se pueda.

Dos son los riesgos de los Pacers ante la posibilidad de una temporada perdida. Primero, es un año crítico en lo que al desarrollo de las piezas más jóvenes de la plantilla se refiere y, segundo, el sentimiento de certeza que hay en Indiana sobre que ésta podía ser una campaña de consolidación en post-temporada de la franquicia.

Los Pacers han sabido armar un buen compendio de joven talento: Roy Hibbert, Darren Collison, Paul George, Tyler Hansbrough y el propio Hill tienen todos 25 años o menos. Dependiendo de cómo decidan utilizar su espacio salarial todavía no comprometido, o del hecho de si finalmente deciden desprenderse de Danny Granger para acabar consiguiendo un agente libre mejor (actualmente, con tan solo 36M$ comprometidos para la temporada que viene, Indiana es una de las franquicias con menos carga de salarios de la Liga), los Pacers tienen toda la pinta de ser un equipo de Playoffs en los años que están por venir. Pero el grupo necesita pasar mucho tiempo junto en pista. Sobre el papel prometen, pero necesitamos más datos, esto es, más minutos en pista. Una temporada en blanco justo ahora frenaría el potencial desarrollo de la franquicia.

Puesto de forma llana, Indiana Pacers son un equipo en claro ascenso, pero son muchas las cosas que tienen que ir bien para que un equipo joven se consolide en la NBA. Incluso aquello más menor puede tirar todo un proyecto por la borda; cuantas menos variables, mejor. Y, desafortunadamente, el nuevo Convenio Colectivo es una variable mayor, muy mayor.

MILWAUKEE BUCKS: Es este un equipo confundido y que lleva a fácil confusión. La reciente adquisición de Stephen Jackson tiene sentido, pues la franquicia necesita de una opción seria como alternativa anotadora a Brandon Jennings. Aún así, parece que este grupo no va a ninguna parte, incluso con Jennings y Andrew Bogut a pleno rendimiento.

Lo único remarcable que perderá Milwaukee de confirmarse un lockout duradero es una oportunidad de ver por fin a Brandon Jennings florecer de forma consistente. Su año rookie estuvo lleno de destellos de grandeza… pero fueron solo eso, destellos. De sophomore, sin embargo, vimos a un Jennings diezmado por las lesiones, es cierto, pero también inefectivo, con un tiro lejano más que cuestionable y, lo que es peor, poniendo en duda al final de la temporada el deseo de victoria de sus propios compañeros.

Desde un punto de vista, quizá, cínico, los propietarios de los Bucks puede que estén deseando un largo lockout por el ahorro que supondría dejar de pagar un año del desproporcionado salario que tienen tanto Jackson como Drew Gooden. Si pesan más esos 15M$ a no pagar que perderse un año del desarrollo de Jennings, ya no nos compete valorarlo.

DETROIT PISTONS: Otro lío de lo grandes en la Liga, pero, al menos, parece que ya han dado el primer paso hacia delante con la reciente venta de la franquicia. El año pasado fue largo, duro y feo. La temporada 2011-12 debería ser la primera en la nueva y buena dirección.

La elección en el pasado Draft de Brandon Knight solo puede calificarse como un absoluto acierto. Knight tan solo quedó fuera del Top 5 de la clase de 2011 por cuestiones relacionadas con la indefinición de su posición real de juego. Dicen los analistas, que se trata de un jugador ya hecho, con un futuro brillante en la Liga, por lo que, con más razón, necesita de tiempo de juego al lado de jugadores NBA para adaptarse cuanto antes al profesionalismo. No hay manera más eficaz de aprender a jugar de pointguard en la Liga que entrenando mucho y muy duro, como demuestran las recientes historias de éxito de Russell Westbrook o Derrick Rose. Un año sin baloncesto es, en este punto de su carrera, una desgracia tanto para Knight como para los Pistons.

Algo muy similar sucede con Greg Monroe. El center jugó muy bien en la segunda mitad de su temporada rookie y parece que va a ser pieza fundamental en el núcleo de la franquicia en los próximos años. Para la campaña 2011-12, se trataba principalmente en Detroit de empezar a construir una sólida química entre Knight y Monroe y eso, a fecha de hoy, está completamente en el aire.

Con distinta visión puede que lo vean los nuevos propietarios, pues una posible temporada perdida significa también para ellos no tener que ver como Richard Hamilton, Ben Gordon y Charlie Villanueva dejan de justificar noche tras noche sus elevados emolumentos salariales. Hamilton y Villanueva, en particular, son ya una causa perdida. Con el volumen de ahorro producido por la falta de pago de esos tres altos contratos a un lado de la balanza, y la pérdida de desarrollo baloncestístico de Knight en el otro, los Pistons deben estar cerca de la indiferencia a la hora de valorar la posibilidad de pasarse una temporada en blanco. Aunque aquí aplica más que nunca la máxima deportiva de “si tienes que reconstruir, empieza cuanto antes”.

CLEVELAND CAVALIERS: Y por último, están los Cavaliers. El segundo peor equipo de la temporada pasada, que tuvieron que pasar por una vergonzante racha de 26 derrotas consecutivas en temporada regular, la peor racha de la historia de la NBA. Pero brilla la luz al final del túnel de Cleveland, con un propietario comprometido a invertir grandes cantidades de dinero en la franquicia, y dos elecciones (la número uno y la número cuatro) entre las cinco primeras del pasado Draft.

En gran parte, los Cavs están en la misma posición que están los Pistons: el mayor riesgo de perder entera la próxima temporada es el tiempo que Kyrie Irving (número 1 de Draft de 2011) dejará de comenzar a hacer funcionar al equipo y demostrar sus calidades. Siempre hay altos y bajos en la transición de la Universidad a la NBA para un joven pointguard, pero en el caso de Irving, sin duda, con más potencial por haberse perdido casi toda la temporada pasada en Duke. Estar alejado del juego durante tanto tiempo no es bueno, pero en el caso de Irving más que en ningún otro, cuanto antes pueda jugar, mejor.

Y esto nos lleva a otro riesgo secundario de estar ante un lockout de (muy) largo recorrido: Cleveland necesita desprenderse sino de uno, de dos bases (actualmente cuenta también en esa posición con Baron Davis, Daniel Gibson y Ramon Sessions) para dejar espacio al crecimiento que se espera de Irving. Una temporada perdida simplemente retrasa este proceso. Ahorrar el dinero del contrato de Davis puede resultar tentador, pero no debería compensar a Dan Gilbert.

Además de todo esto, un largo lockout significa para Cleveland no poder tratar de desprenderse del último y costoso (15M$) año del contrato de Antawn Jamison, por el que seguro la franquicia de Cleveland podría conseguir una buena pieza en la rotación del equipo.


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