Mark West: el hombre que liquidó al ‘Showtime’

Este viernes 12 de enero, en el duelo que medirá a los Suns con los Rockets en Phoenix, la franquicia de Arizona rendirá homenaje a los jugadores que compitieron con ella en la década de los 90, con especial mención a los integrantes del roster de la 1992-93, cuando los Suns fueron finalistas de la NBA, únicamente superados por los Bulls de Michael Jordan.

En esos fastos, dentro de las celebraciones de Phoenix de su 50º aniversario, estará Mark West, una de esas figuras perennes en ciertas entidades de la NBA. West es ahora el encargado de las relaciones con los jugadores, pero antes fue entrenador asistente en los Suns, antes asistente del puesto de general manager y antes… jugador.

Número 30 del Draft de 1983 por los Mavericks, tiene desde 1984 su dorsal número 45 retirado en Old Dominion y es uno de los únicos nueve jugadores, y el mejor, de esta universidad que pudo llegar a la NBA. Jugó en Dallas, en los Bucks, en los Cavaliers, en Atlanta, en los Pistons, en los Pacers y sobre todo en los Suns, donde volvió para retirarse en la 1999-00 y donde vivió sus mejores días sobre la pista.

El hombre que remató al ‘Showtime’

Era 1990. Mark West iba camino de los 30 años y estaba en la madurez de su carrera, perfectamente asentado en unos Suns a los que había llegado en febrero de 1988 procedente de los Cavaliers. Estábamos ante un más que decente pívot de 208 centímetros que en su primer curso completo en los Suns había jugado los 82 duelos de liga regular, para 7,2 puntos, 6,7 rebotes y 2,3 tapones, esta última su especialidad.

En ese 1990, los Lakers vivían su primer curso sin Kareem Abdul-Jabbar y venían de perder las Finales contra los Pistons en 1989. Se había pasado de hablar de la posibilidad del tercer título seguido (tras los de 1987 y 1988) a cuestionar cuánto de vida le quedaba al Showtime. Y ese Showtime tal y como se había conocido estaba sentenciado. En los últimos playoffs de Pat Riley con los Lakers, los angelinos cayeron en las semifinales del Oeste por un claro 4-1 ante los Suns. Fue el remate, el fin de los Lakers de los 80, la conclusión de una época dorada que tuvo su pequeño resurgimiento en 1991, en las Finales ante los Bulls, antes del anuncio de Magic Johnson sobre el VIH. Pero esos Lakers ya no eran los del Showtime.

Y no lo eran porque un año antes se los había llevado por delante, estilo de juego incluido, Phoenix y un quinteto formado por el mítico Kevin Johnson, por Jeff Hornacek, por Kurt Rambis, por Tom Chambers y por Mark West, que cuajó sus mejores actuaciones como profesional y fue el elemento inesperado que terminó por hundir a unos Lakers demasiado flojos en su juego interior.

En los días de mayo de 1990, por mucho que West hubiera dado algún aviso de lo que era capaz en la primera ronda ante los Jazz, los Lakers se vieron sorprendidos y sobrepasados por un aguerrido pívot que firmó en el duelo inaugural 24 puntos, 16 rebotes y 7 tapones. Jamás volvería a sostener el de Virginia una línea de juego así, prolongada en el cuarto duelo, donde sumó 15 tantos, 15 rebotes y 6 tapones, y en el sexto, el de la eliminación de los Lakers en casa, con 10 puntos y 16 rebotes. Para un tipo que en su mejor curso profesional, precisamente ese de 1989-90, se había ido hasta unos 10,5 puntos y 8,9 rebotes, promediar ante los Lakers 14,4 puntos, 11,2 capturas y 3,4 tapones era algo extraordinario. Y fue la tumba del Showtime. Los Lakers cayeron por 4-1, Riley sentenció sus días en el banquillo angelino, lejos de la imagen de ese joven treintañero, engominado y guapo que a principios de los 80 conquistó a todos, y definitivamente la década donde resurgió la NBA había terminado. También para los Lakers.

Nunca se vio nada igual en West

Aquellos playoffs, aquella serie contra los californianos supusieron el culmen como jugador de West, que luego caería contra Portland en las Finales del Oeste de 1990 y que llegaría colectivamente a las Finales NBA de 1993 con Phoenix, pero que jamás llegó a rendir como esos días en los que parecía poseído.

Experto en negocios, plata en el Mundial de Cali de 1982 con los Estados Unidos, 43º en la lista de máximos taponadores de siempre en la NBA, es West del selecto club de jugadores que han sobrepasado los 1.000 partidos en la NBA (1.090). Se retiró con unos promedios de 5,7 puntos, 4,9 rebotes y 1,1 tapones. Guarismos muy lejanos a los firmados en el mayo que acabó con el Showtime. Días de gloria. A veces sucede.


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