NBA: atrapados en la mediocridad

Como equipo NBA, el peor sitio donde puedes estar es en medio del grupo.

Si eres de los mejores cuatro o cinco equipos, tienes seguro un roster de élite que te permite competir para ganar. Esperas cada temporada llegar lo más lejos posible en los PlayOffs y cada partido tiene para tí un significado. La vida te sonríe.

Si, en cambio, eres de los peores cuatro o cinco equipos, al menos tienes esperanza en el futuro. Acumularás más de 50 derrotas en regular season, pero el Lottery Draft tiene lugar cada mes de junio, y seguro serás una de las franquicias que más opciones tenga de acertar eligiendo un jugador cuyo talento cambie tu destino. Elijas o no elijas bien, la esperanza está ahí. La noción de que ser malo hoy puede ser bueno mañana es tu consuelo.

Pero estar en medio, sin embargo, significa no tener demasiado por lo que sonreír. Sí, tendrás suficiente talento como para competir en un escenario cortoplacista, y durante la temporada regular conseguirás alguna victoria de impacto que inspirará tus pensamientos de que te mueves en la dirección correcta. Pero entonces pasarás por alto el hecho de que tu equipo, en realidad, no estará ni hecho para ganar el anillo, ni situado en una posición que te permita ser significativamente mejor llegada la offseason.

Podrás “robar” algún buen jugador en posiciones medias del Draft alguna vez. Podrás encontrar la manera de negociar con tus activos (léase, jugadores) para tratar de incorporar a alguno mejor, otras. O contratar algún agente libre de relumbrón, las menos. Pero las posibilidades de que alguna de estas tres cosas suceda son, en realidad, mínimas.

Así que estos últimos equipos se encuentran, muy a su pesar, atrapados en la mediocridad. Y este no es un buen sitio en el que estar en la NBA de hoy en día.

Houston Rockets: En Houston parecen haberse empeñado en estar constantemente en el punto de partida para poder dar un paso adelante definitivo… aunque, al final, nunca acaben dándolo.

Durante años, era el hecho de que sus estrellas estaban maldecidas por las lesiones. Ahora, sin embargo, hablamos de la incapacidad de conseguir que sus prometedores jugadores se conviertan en las estrellas que el equipo necesita para volver a la élite.

No todas las culpas son achacables a la propia franquicia. Como cuando la Liga se opuso al traspaso de Chris Paul a los Lakers, que hubiera enviado a Pau Gasol a Houston. Pero este mismo verano, sus intensas (y públicas) negociaciones para traer a Dwight Howard (o en su imposibilidad, a Andrew Bynum) a cambio de desprenderse de sus mejores jugadores y hasta de recuperar viejos y caros contratos en su payroll, solo se pueden catalogar como un fracaso.

En cambio, los Rockets han hecho algunos movimientos en el mercado que, aunque no les harán ser peores, difícilmente les ayudarán a ser mejores. Se va Kyle Lowry y llega Jeremy Lin. Amnistían a Luis Scola y firman a Omer Asik. Draftean a muchos jóvenes jugadores para que peleen por los mismos minutos por los que los que ya estaban iban a pelear.

En algún momento, los Rockets deberán intercambiar a buenos jugadores por algún jugador de élite, o cortar por lo sano y empezar de nuevo. Y el momento está cada vez más cerca.

Milwaukee Bucks: Los Bucks son un equipo difícil de interpretar. Parecían adentrarse en la cresta de la ola tras llegar a los PlayOffs hace dos temporadas. Tenían un pointguard por el que valía la pena comprar el abono de temporada, uno de los mejores big man de la Liga y un banquillo lo suficientemente comprometido con la causa como para soportar la actitud, a veces feroz, que imprimía Scott Skiles a sus jugadores.

Pero desde entonces, no han sido capaces de dar el siguiente paso adelante que de ellos se esperaba. El desarrollo como jugador de Brandon Jennings se ha frenado, las lesiones han maniatado constantemente a Andrew Bogut (tanto como para decidir traspasarlo a Golden State), y las llegadas de Monta Ellis y Epke Udoh dejaron el año pasado mucho que desear. Así que tenemos ante nosotros a una plantilla mayoritariamente formada por veteranos jugadores que no tiene visos de mejorar demasiado en los años que están por venir.

Hacia dónde se dirige esta franquicia es un misterio, aunque probablemente no debería serlo. Decidiendo desprenderse de Bogut y, a cambio, trayendo a Ellis, los Bucks apuestan demasiado fuerte por el back court, despreciando, por el camino, a la defensa.

Por ello, para los Bucks sería ahora mejor conseguir intercambios de valor por los activos que ahora poseen, y empezar de nuevo. Al menos, seguro que eso es mejor que pelear cada temporada por la octava plaza de la Conferencia Este y tener que ser después vapuleado por Miami Heat en primera ronda.

Golden State Warriors: Los Warriors deberían ser un equipo en ascensión. No han drafteado mal en las últimas temporadas, hicieron un inteligente (aunque arriesgado) traspaso con la llegada de Andrew Bogut, confían en Stephen Curry (y sus tobillos) como piedra angular de su proyecto, y tienen un núcleo de jóvenes jugadores mezclados con sólidos veteranos que deberían guiarles al menos hasta la post-temporada.

Pero, ¿es todo esto suficiente?

Si el camino objetivo a emprender como franquicia tiene el punto de llegada en la consecución del anillo, uno debe preguntarse si, realmente, Golden State está lo suficientemente cerca del mismo como para justificar el payroll que la franquicia tiene comprometido para las próximas temporadas. Y el problema principal en la Bahía es que la respuesta a esta pregunta es No.

A saber: para la próxima temporada, el equipo se encuentra ya por encima de la línea que marca el límite salarial. Pero es que en la siguiente, sus compromisos de pago van a crecer todavía más, cuando se deba renovar a Steph Curry (se habla de 42 millones de dólares por cuatro años), y con bastantes jugadores con player options en sus contratos.

La realidad, pues, indica que los Warriors van a pagar la luxury tax durante, al menos, las dos próximas temporadas, mientras en la pista, lo único por lo que van a competir (si acaso) es por poderse meter en alguna de las últimas plazas de PlayOffs, para acabar encontrándose en primera ronda con Thunder, Lakers o Spurs.

Si combinas todo esto con el historial de lesiones de los jugadores sobre los que depositas tus esperanzas de reconstrucción, quizá la mejor salida para Golden State sea evaluar en profundidad cuáles son los jóvenes jugadores que quieres mantener, encontrar la manera de conseguir activos de valor a cambio del resto del roster, y tratar de conseguir un jugador que realmente marque las diferencias vía Draft. De nuevo.


EXTRA NBAMANIACS

Nuestro trabajo en nbamaniacs es apoyado por lectores como tú. Conviértete en suscriptor para acceder a beneficios exclusivos: artículos especiales, newsletter, podcast, toda la web sin publicidad y una COMUNIDAD exclusiva en Discord para redactores y suscriptores.