El extraño caso Favors

Un contrato trampa y la cruda realidad.

Estoy teniendo una mañana muy rara. Me está saliendo todo de rebote… Me he levantado con la intención de ver el Pacers-Raptors, que era uno de los grandes partidos de la noche. Pero he cometido el error de mirar la pantalla de mi teléfono móvil antes de que empezara el partido (lo odio; no me pasa casi nunca…) y me he encontrado con la terrible noticia que supone la lesión de Victor Oladipo. Mal empezamos…

Ojalá no sea tan grave como parece (ojalá…). No he podido pasar de las presentaciones. Ha sido escuchar «and number four, from Indiana University…» y me he cambiado de partido.

Entonces, y sin saber que James Harden había incendiado el Madison (le agradezco profundamente que no haya superado los 62 de Melo), me he puesto con el Jazz-Nuggets. Partido tremendo sobre el papel que no ha defraudado. Aunque lo curioso aquí es con lo que me he quedado para esta columna: el extraño caso Favors. Y cómo narices he llegado hasta aquí…

De golpe al radar

A menos de tres minutos del final del primer cuarto, con los Jazz dominando el inicio del partido, Mason Plumlee y Derrick Favors se han enzarzado debajo de la canasta. Un par de empujones, un cara a cara desafiante y algún brazo suelto. Conclusión: ambos expulsados del partido. Y Favors, de repente, en mi radar.

Me había olvidado completamente del él estos últimos días. Completamente… Estamos a dos semanas del cierre del mercado, he hecho varios contenidos en Drafteados sobre los últimos rumores del mercado y su nombre no me había pasado por la cabeza. Hasta ayer…

Encuentro varias razones para que se me haya pasado por completo. El buen momento de los Jazz, por ejemplo, no ha ayudado. O que ya hicieran un traspaso para mejorar (Kyle Korver). Pero, seguramente, la clave ha sido el contrato que firmó el verano pasado. Esos 33 millones de dólares por dos temporadas que, por cantidad anual y duración, le habían dejado completamente fuera de mi radar. Y así hasta ahora… Hasta que se ha autoexpulsado junto a Plumlee de un partido al que he llegado de rebote. Tela…

El truco y la realidad

¡El contrato tiene truco! Y yo no me acordaba… Los casi 17 millones de dólares de la temporada que viene no son garantizados. Por lo que, a efectos prácticos, Favors es un expiring de manual al que, teniendo en cuenta los resultados, los Jazz podrían/deberían intentar mover para dar otro paso hacia delante en las dos próximas semanas.

Es evidente casi desde el primer momento que el quinteto de gala (Ricky, Donovan, Ingles, X y Gobert) funciona mucho mejor con Jae Crowder. A todos los niveles… Sobre el papel, hasta 10 puntos mejor cada 100 posesiones (según la base de datos de basketball-reference). Una barbaridad… Así que los Jazz, a los que yo había dado casi por muertos en el mercado de invierno tras el traspaso de Korver, pueden tener una ficha importante que mover. Y un escalón nuevo que subir. Si se atreven a arriesgar…

También es expiring Ricky Rubio, por cierto. Pero es uno de los líderes del equipo. Dentro y fuera de la pista. Eso sí que me sorprendería una barbaridad…

Favors lleva en Utah desde que tenía 19 años. Llegó en febrero de 2011, en el traspaso de Deron Williams a los Nets (ha llovido…). Y es uno más de esa inseparable familia que es el vestuario de los Jazz. Pero la realidad es que no mejora desde hace años, y que no ha sido capaz de desarrollar un tiro de tres puntos que pueda ser considerado una amenaza real. El que no arriesga no gana.

(Fotografía de Gregory Shamus/Getty Images)


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