Los cinco errores de Houston

Está ahí. Y pueden pelear. Otra vez.

Esta noche hemos visto el último duelo de la temporada entre Golden State Warriors y Houston Rockets (1-3 Houston). Y no sé vosotros, pero yo lo he acabado el partido con una gran sonrisa. ¿Por qué? Porque hay competición. Porque los Rockets, pese a cometer tropecientos errores (ahora vamos con eso), han vuelto a demostrar que están ahí. Que si se vuelven a encontrar con los campeones en playoffs, habrá una serie que jugar. Y eso ya es un mundo, un regalo, teniendo en cuenta el poderío de estos Warriors.

Cierto es que no estaba Kevin Durant y que los Warriors aún no se han puesto el mono de trabajo. Pero sí hemos visto al mejor Cousins de la temporada, una fantástica versión de Klay (vaya par de semanas lleva el angelito) y una muy buena prueba de lo que supone enfrentarse a su defensa en los momentos de la verdad.

Hay que estar ahí, hay que morder. Por si aparece la oportunidad… Y Houston ha demostrado otra vez que tiene el talento, los emparejamientos y la cantidad de armas necesaria para competir contra la historia.

Eso sí, van a tener que ser mucho más metódicos… El plan tienen que ser una guía absolutamente obligatoria y sin fisuras. Hay que minimizar errores y golpear sin descanso los puntos débiles de los Warriors (los poquísimos que tienen) para tener alguna opción. Esa es la realidad actual. Disciplina, disciplina y más disciplina. Durante 48 minutos.

  • Error uno – Hay que atacar a Cousins sin parar. Buscar cambios en los bloqueos hasta que Harden, Chris Paul o Eric Gordon puedan encarar a un grande. No solo por los puntos, sino por la acumulación de faltas, las ayudas, etc. El dominó para los Rockets debería empezar siempre en pequeño contra grande. Y atacar más.
  • Error dos – Otra clave es la posición defensiva de Clint Capela (o el interior de turno en quintetos secundarios). Si cambias en los bloqueos y dejas al pívot fuera, hay que hacer un esfuerzo extra en el rebote defensivo. Un esfuerzo colectivo. Este ha sido uno de los puntos débiles de los Rockets durante toda la temporada. Y ayer lo explotaron los Warriors.
  • Error tres – Si a lo anterior le añadimos que perder a Capela en la pintura significa olvidarnos de la protección del aro, la pintura se convierte en otro punto débil inmediato. Y compensarlo (si es que se puede) requiere otro esfuerzo extra. Si los Warriors te ganan el rebote y la pintura…
  • Error cuatro – La transición defensiva no puede conceder ni un solo centímetro. Aquí es clave que los emparejamientos sean fáciles y que haya muchos jugadores que puedan cubrir varias posiciones para que buscar a tu par no suponga un problema (una de sus claves en la serie de la temporada pasada). Cada vez que hay un mínimo desorden y llega una canasta fácil te estás matando a ti mismo.
  • Error cinco – Los roles tienen que estar mejor definidos y nadie se debe salir del plan inicial. Conocer los límites de uno mismo y de tu propio rol siempre me ha parecido una de las cualidades más infravaloradas del jugador de baloncesto. Un mal tiro de Shumpert o Faried (ese triple…) es un regalo, y los regalos no pueden existir contra los Warriors. No si quieres tener opciones.

En fin, que los Warriors ganaron el rebote, la pintura, los puntos a la carrera y la línea del triple. Y ganaron… Pero dadas las circunstancias, los Rockets tienen razones para soñar. Y yo quiero siete partidos, la verdad. Como periodista, sí. Porque Houston consigue que me interese de verdad. Pero también como fanático de la NBA.


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