Los Lakers se han puesto en una situación imposible

Se acerca el cierre y puzle se complica.

Escribo esto cuando quedan 38 horas para el cierre de mercado. Y los rumores nos comen. Arrasan con nuestros tiempos y se ríen de nuestras horas de sueño. Devoran nuestras rutinas… Hoy me han dejado prácticamente sin baloncesto.

Cuando me he levantado (sobre las 5:30), los Lakers acababan de cerrar un principio de acuerdo con los Pistons por Reggie Bullock (un expiring interesantísimo, como comentábamos ayer en Drafteados) y las negociaciones entre Hornets y Grizzlies por Marc Gasol perdían algo de fuerza. Es imposible dejar de lado el mercado a estas alturas para concentrarte en la jornada. Sobre todo por el impacto que el propio mercado tiene en la misma.

Los Grizzlies dejaron fuera de su partido ante los Timberwolves a Marc Gasol horas antes de que arrancara. Estaban negociando un posible traspaso y hay que evitar lesiones de última hora. Podría haber sido el último partido de Marc en Memphis… Durísimo. Triste, incluso. Tanto como una nueva derrota de los Hornets en un partido que ganaban por 20 puntos en la recta final del tercer cuarto y en el que Kemba ni siquiera pudo tocar el balón en la posesión final. Otro golpe en el corazón del All-Star. Otro empujón pro-traspaso en la espalda de la gerencia de la franquicia de Carolina.

Y hasta aquí Memphis y Charlotte. Hablemos de los Lakers…

La peor derrota de la carrera de LeBron James llegó ayer en Indianapolis (-42). Y es normal… ¡Están todos en el mercado! ¿Quién va a dar un duro por el equipo ahora?

Equipo roto

Los jóvenes no hacen más que leer sus nombres en posibles traspasos (les encantan las redes sociales, como decía LeBron después del partido de ayer), saben que su franquicia está poniendo en venta hasta al cuerpo de utilleros y aún no están acostumbrados a la parte ‘negocio’ de la liga (los veteranos tampoco están ayudando…). «LeBron te va a traspasar», le cantaban ayer los aficionados de los Pacers a Brandon Ingram. Y Brandon Ingram sabe que es verdad.

Así llegamos a la peor derrota de la carrera de LeBron y a esa foto que hoy dará la vuelta al mundo en la que se ve al rey sentado en la última silla del banquillo de su equipo, apartado completamente de sus compañeros. Ahora mismo, el equipo está roto. O esa es la sensación (y es lógico…). Otra bala en la recámara de los Pelicans. Una más…

La situación actual de los Lakers es imposible. Por un lado, ya has hecho la mejor oferta por Anthony Davis que puedes hacer sin hipotecar tu futuro post LeBron (todos los jóvenes más dos primeras rondas en años de contrato del Rey). Por el otro, los Pelicans siguen con la sartén por el mango, pensando en Tatum, en el posible paquete de los Celtics y, por qué no, también en el próximo número uno del Draft.

No tienen ninguna prisa. O por lo menos esa es la carta que van a jugar (la situación si Davis se queda no será ideal…). Y mientras, los Lakers tienen un vestuario roto y 38 horas para tirarse de los pelos por delante. 38 horas para mejorar (aunque no quieran…) la oferta.

El recuerdo de Prokhorov

No quieren meter primeras rondas post LeBron, como es normal. Hay que evitar hacer un Brooklyn Nets a toda costa (el famoso traspaso de Prokhorov por Pierce y Garnett). Pero si la alternativa es perder años de competir con LeBron, empezando por los próximos playoffs (ahora mismo si no se da el traspaso igual ni llegan), la situación se complica. Se complica mucho.

Los Pelicans saben que, aunque no quieras, estás en una carrera contra ti mismo. Y la tienes que ganar sí o sí. Así que solo tienen que esperar… Y si no cae ese pick post LeBron, igual espero unos meses más. Total, las mejores ofertas (Boston-Tatum y el número uno del próximo Draft, cuando sepamos quién lo tendrá) podrían estar por llegar.

Es un puzle imposible. Y las consecuencias de lo que ocurra van a ser colosales. De acierto histórico a error histórico dependiendo de lo que ocurra, de los resultados y de los detalles finales. Ahora lo que toca es elegir un camino y rezar: LeBron compitiendo desde ya y el futuro de la franquicia hipotecado, o el Rey de brazos cruzados en unos meses, pasando sin competir el verano de sus 34, y todos los jóvenes en terapia hasta el final de temporada para intentar empezar de cero (con el equipo que quede y lo que se haya conseguido en julio) el curso que viene.

(Fotografía de Harry How/Getty Images)

Ps: la columna está escrita antes del traspaso de Tobias Harris (canasta ganadora ayer, por cierto) a Philadelphia 76ers.


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