Menos Chris Paul para más Chris Paul

Una lesión muscular de Chris Paul pudo evitar que James Harden consiguiera su primera anillo la temporada pasada. Los Houston Rockets, 3-2 arriba en las Finales de Conferencia contra los todopoderosos Warriors, perdieron por lesión al base y con aquella desgracia, la serie que les hubiera llevado a unas Finales en las que hubieran sido favoritos. Ahora, meses, cambios y polémicas después, hemos vuelto a ver a aquel equipo que creíamos haber perdido en las primeras semanas de la nueva temporada.

Ya sin Carmelo Anthony sobre el parqué (veremos qué le depara el futuro…), los pupilos de D’Antoni han recuperado en la última semana ese hambre y esa defensa que les convirtieron en la mayor amenaza con la que se han enfrentado los actuales Warriors (el ataque también va en camino…). Manos por todos lados, intensidad de playoffs, cuerpos dispuestos a sacrificarse por el equipo en cada cambio en los bloqueos… Esto es otra cosa.

Ayer, ante los Warriors post-broncón (y aún sin Curry), los Rockets dieron un golpe importante encima de la mesa: dejaron a los de la Bahía en 41 puntos (un solo triple) en la primera parte, sus peores 24 minutos de lo que va de temporada. Forzaron 16 pérdidas cometiendo solo cinco, permitieron cuatro triples mientras anotaban 16 (Houston Rockets Basketball) y dejaron a los campeones en un pobre 42% de acierto que es, precisamente, el porcentaje con el que los Rockets han tenido que convivir hasta ahora (son aún el peor equipo de la NBA) en una temporada que ahora empieza a remontar.

La gran duda

Hasta aquí, perfecto. Han recuperado el 50% de victorias (7-7), se han reencontrado con la defensa y el acierto desde la línea de tres puntos, etc. Pero… La verdad es que tengo un pero importante que tiene que ver con aquella lesión de Chris Paul en los playoffs de la temporada pasada y que no sé hasta qué punto pueden intentar/conseguir solucionar.

El base tiene 33 para 34 y un historial de lesiones musculares en momentos clave que no invita al optimismo. Y juega más de lo que debería exigiéndose más de lo que quizás debería…

Ayer fue el mejor de largo pese a lo que cuentan sus números (10+5+7). Fue el capitán de una defensa que se reencontró con sus mejores días. Y la pregunta es: ¿cuánto puede aguantar Paul a este ritmo? Y, en consecuencia: ¿pueden encontrar los Rockets la manera de evitar este nivel de exposición?

Exposición excesiva

Paul está superando los 35 minutos por partido en este loco inicio de temporada en Houston. No jugaba tanto desde sus primeros años en los Clippers (con 26-28). Y, además, son minutos de un altísimo nivel de exigencia en los dos lados de la cancha. Generar cuando le toca en ataque y esa defensa de cambios constantes que obliga al base a vivir en el mundo del mismatch, un mundo en el que su cuerpo lucha, su mente gana (sigue siendo uno de los mejores defensores individuales de la competición) y sus músculos reciben un castigo poco recomendable en cada posesión.

Persigue al pequeño, aguanta al grande, lleva a tu terreno al alero… Y lo hace. Porque es buenísimo. Pero el siete veces first team All-Defense (cada vez que lo digo o escribo me acuerdo de Tony Allen…) no es de hierro. Y lo está notando en ataque: tiene los peores porcentajes de tiro de su carrera (41,9%).

Pues bien, dado que por su salud pasan casi todas las opciones de estos Rockets, creo que D’Antoni debería pensar en una solución a medio plazo. Quizás no ahora, que necesitan despegar. Y por supuesto no en playoffs, porque tendrán que ir a tumba abierta. Pero igual en febrero, antes de que el mercado cierre sus puertas… Un generador más y unos cuantos minutos menos de CP3 no harían ningún daño a estos Rockets. Menos Chris Paul puede ser más y mejor Chris Paul.


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