Toca romper: 2017 no va a volver

Algo debería pasar. Aunque ahora jueguen mejor. Aunque ahora ganen más…

Recuerdo aquella serie y a aquellos Washington Wizards como si fuera ayer. Igual eso es parte del problema… Ganaron 49 partidos, batieron a los Hawks en la primera ronda y llevaron a siete encuentros a los Celtics de Isaiah Thomas. Qué siete encuentros…

En aquel momento, hablábamos de rivalidad, de fuego y del carácter de los jóvenes Wizards. Hablábamos del John Wall líder (su mejor temporada NBA sin duda…), de los triples y la defensa de Otto Porter Jr y del increíble talento de Bradley Beal. Hablábamos de Washington y hablábamos de futuro.

Desde entonces, desde aquella fantástica serie que nos puso los dientes largos, andamos buscando a aquellos prometidos Wizards. Nosotros, sus aficionados y, sobre todo, la gerencia de un equipo que incluso lanzó a Kelly Oubre (rumbo Phoenix), su último talento joven, en un desesperado intento (uno más…) de recuperar el pasado. A ver si un veterano tan respetado como Ariza puede devolver al supuesto Big Three a sus mejores días… Han cometido muchos errores, pero la suerte tampoco ha estado de su lado.

¿Y ahora, qué?

Tras el aterrizaje de Ariza, llegó la operación de Wall. Y de la ilusión por recuperar el proyecto al vacío de no tenerlo. Y la pregunta es evidente, pero muy difícil de contestar: ¿y ahora, qué?

La situación es para volverse loco. Los Wizards ganaron más sin Wall la temporada pasada (23-18 sin él; 20-21 con él) y, de repente, la tendencia se repite… Con Beal como gran estrella, Ariza de sabio escudero, Satoransky y la aparición de Thomas Bryant, los Wizards ganan más de lo que pierden, y pierden mucho menos de lo que perdían con Wall. Y ya no es solo eso, sino la sensación de que, realmente, juegan mejor. Más tranquilos, más libres, más contentos… Mejor.

Ayer casi remontan un increíble partido ante los Raptors (dos prórrogas y números de videojuego de Bradley Beal). Y mientras, se acerca el cierre del mercado (7 de febrero), con los Wizards en tierra de nadie. Llega la hora de tomar decisiones sobre el proyecto. Y parecía que esta vez sí tocaba romper, pero… ¿Cambian los últimos resultados algo? ¿Cómo rompes? ¿Por dónde rompes?

La opción fácil es también la peor

John Wall está lesionado y tiene firmada una extensión faraónica que arranca la próxima temporada 38-41-44 y 47 millones de dólares. Imagino que entre lo primero y lo segundo, pieza prácticamente inamovible. Otto Porter Jr aún tiene amantes fieles a su prometido potencial. Puede que sea la primera opción… Aunque cada vez son menos los amantes y tampoco ofrecen más. Igual algo se puede rascar… Y luego está la versión fácil: traspasar a Bradley Beal. El mejor contrato y el mejor jugador del equipo. Pero, posiblemente, también la única opción real llegado este punto de romper el maldito Big Three sacando algo de valor a cambio. Si es que es eso lo que quieren…

Más de 90 millones cobrarán entre los tres la próxima temporada. Insostenible dados los resultados, ya que es una situación económica desde la que es casi imposible sortear los impuestos. Por algún sitio hay que romper, ¿no?

Ariza, Morris, Green… Casi todos en el disparadero. Imagino, vamos. Si decidiera yo, traspasos a diestro y siniestro. Y seguro uno de los tres grandes. Porque ya no sé ni lo que es ese equipo. No sé dónde están. No sé quiénes son. No sé contra quién compiten (puede que entre ellos mismos)… Toca apretar el botón.

Todo apunta a la explosión definitiva de un proyecto que nunca pudo recuperar el fuego de aquellas semifinales de 2017. El fuego que, entonces, ardía en los ojos de ese competidor salvaje que era (o es…) John Wall.

(Fotografía de Maddie Meyer/Getty Images)


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