Todos locos en Los Ángeles

Hoy quería hablar de los Raptors. De su gran arranque de temporada, de las pruebas constantes, de la mente abierta de Nurse y de las infinitas posibilidades defensivas de un equipo al que igual hemos infravalorado. Pero en Los Ángeles no me dejan. Están todos locos. Y, nadando dentro de su burbuja, voy a sobrerreaccionar.

Tras siete días de competición, los Lakers aún no conocen la victoria. ¿Un titular fuerte, no? Pues ni siquiera voy ahí… Porque, aunque parezca imposible, los resultados de los tres primeros partidos son solo una aguja en el pajar de sentimientos encontrados en el que viven ahora mismo en LA.

Descontrol absoluto. Esa es la realidad. La temporada acaba de empezar y es completamente normal que a un equipo tan (TAN) nuevo le cueste instalar los automatismos necesarios para rendir al mejor nivel. Pero los problemas en para los de oro y púrpura van mucho (MUCHO) más allá.

El lío es tremendo. Quieren ser el equipo más rápido de la liga (ayer eran primeros; ahora mismo son terceros por detrás de Kings y Pelicans), jugar con el corazón en la mano y la lengua fuera único equipo que intenta 100 tiros por partido). Un estilo que requiere más automatismos si cabe. Más preparación, lecturas perfectas de los movimientos de tus compañeros. Porque cada paso en falso es un error. Y los errores (más aún a la carrera) se pagan caro…

Todo empieza por la defensa, decía hace unos días hablando de la posible importancia de McGee y del compromiso necesario por parte de los jóvenes talentos de Walton. El objetivo es acabar la temporada entre los 10 mejores equipos de la liga en ese lado de la cancha. Pero claro, a eso hay que sumar el ritmo, la falta de automatismos básicos, los nuevos roles… A martes 23 de octubre son la defensa número 25 de la liga tras encajar 143 puntos por parte de San Antonio.

La batidora va a explotar

Descarrilan constantemente. Y es normal. Aunque los objetivos fueran claros y, en principio, encajen con la plantilla confeccionada (más o menos), igual tienen que pensar en lanzar de uno en uno los ingredientes a la batidora, porque el mix en estos momentos es infernal. Y más aún si a todo esto le sumamos las emociones disparadas por el desembarco del Rey. Una bomba.

Desorden general, mezcla de prioridades, explosión de sentimientos, la bochornosa pelea de su primer partido en el Staples (ciertas cabezas…), la impresionante remontada de ayer convertida en un nuevo palazo emocional…

Necesitan ríos de tila en Los Ángeles. Frenar, valorar y volver a empezar. Mentalmente, digo. Porque a este nivel de exigencia y exposición, imposible desarrollar.


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