Playoffs: Rose en clave Jordan

Una cosa es segura: Derrick Rose jamás podrá escapar de las comparaciones con Michael Jordan.

Aunque éstas no sean precisamente justas, por supuesto. Rose y Jordan son dos jugadores claramente diferentes, y Rose entró en la NBA aproximadamente una década después de que Jordan la dejara (excluyendo aquí su vuelta con Washington). Rose y Jordan son, ineludiblemente, productos de diferentes eras.

Pero no hay que ser ningún genio para comprender porqué Rose y Jordan suelen aparecer juntos en la misma frase. Ambos son/fueron referencia de Chicago Bulls. Jordan ganó cinco veces el MVP, Rose ya ha ganado uno. Jordan llevó a Chicago a ganar seis campeonatos, mientras Rose tiene la responsabilidad de liderar a los actuales Bulls a ganar más de uno en los próximos años.

Así que podríamos decir que son prácticamente “hermanos”. Sólo que eso no es así.

En unas recientes y honestas declaraciones de Rose para la revista norteamericana GQ Magazine, éste declaró que su relación con His Airness es, siendo muy generosos, prácticamente inexistente. “Hemos coincidido un pare de veces, pero no mantenemos ningún contacto. Sus logros me sirven de guía. No le temo, en todo caso, su legado me hace trabajar cada día más duro”.

Lógico. Demasiado trabajo tiene Michael Jordan para no ser recordado como el peor gestor de la historia del baloncesto con sus Bobcats. Su ausencia en el día a día de la franquicia de Illinois, por decirlo de alguna forma, libera a Rose de su sombra, estando Rose (o cualquiera que fuera el jugador-franquicia de Chicago Bulls) como está a la sombra de MJ.

Pero sucede que quizá sea ahora cuando Rose va a estar metido dentro de la sombra de Jordan más que en cualquier momento del año pasado. La temporada pasada de Rose fue tan buena, los Bulls estuvieron tan bien gracias a su liderazgo, que era difícil poner el foco en otra cosa que no fuera el juego dentro de la pista del que al final, y con todo merecimiento, fue designado MVP de la Liga.

Pero esta temporada las cosas han sido distintas. Varias “pequeñas” lesiones le han robado su presencia en demasiados partidos y, a pesar de ello, los Bulls han sabido seguir ganando hasta el punto de mantener el liderato en la Conferencia Este.

En cierto modo, y como consecuencia, ese éxito colectivo puede poner un interrogante a la cuestión de cuánto valioso es Rose para estos Bulls. Y ese en un “juego” al que los mass media norteamericanos adoran jugar y que, francamente, pone en desventaja a Rose en toda la cuestión Rose-Jordan. No en vano, todavía estaría en la cárcel quien en su momento osara cuestionar la importancia de Jordan en los Bulls de su época.

Por tanto, y por extraño que parezca ni tan siquiera planteárselo, Derrick Rose llega a estos Playoffs con algo que demostrar. Dado el rendimiento que el equipo ha tenido sin él, el único resultado aceptable para la franquicia en esta post-temporada es llegar a las Finales con él. Incluso muchos podrían considerar que lo exigible no sería llegar sino ganarlas.

Pero desafortunadamente, nada se puede ahora dar por sentado con Rose. Sus condiciones físicas no le acompañan este año y ha tenido demasiadas subidas y bajadas en su rendimiento, incluso cuando ha estado bien. Simplemente, su dinamismo no es el de la pasada campaña. Lo que lleva directamente a recordar que las razones por las que los Bulls fueron eliminados en las pasadas Finales de Conferencia tienen que ver en su mayoría con la evidente falta de dinamismo de Rose en esa serie contra Miami. Y sus compañeros fueron incapaces de cubrir ese vacío.

Hoy sabemos lo profunda y talentosa que es la plantilla que con manos maestras dirige Tom Thibodeau. Pero también deberemos admitir que Derrick Rose es el eje sobre el que giran las posibilidades de Chicago de ganar el anillo esta temporada. Le necesitan.

Y justo en este punto es donde una motivación inspirada en Michael Jordan le vendría muy bien a Derrick Rose. Podemos alabar a MJ por un montón de cosas, pero quizá por lo que le debamos alabar más sea por el hecho de que él siempre se sacrificaba al máximo cuando estaba sobre la pista. Y esa es una cualidad que Rose empieza a necesitar emular.

Podemos ser optimistas al respecto. También alabamos a Jordan por ser siempre un ganador supremo, pero a menudo olvidamos que tuvo que dejarse el alma y aguantar mucho, antes de poder por fin levantar su primer Larry O’Brien Trophy allá por 1991. De hecho, no fue capaz de vencer a los Celtics por sí solo, y después tampoco pudo con el muro de Detroit.

En realidad, el gran Michael Jordan empezó a ganar anillos porque a) él mejoró, y b) el equipo a su alrededor también mejoró. Hoy tenemos suficientes evidencias como para afirmar que el equipo que rodea a Rose es mejor incluso este año que el pasado. Lo que les falta de poder individual de superestrella, lo tienen de orgullo, trabajo y determinación.

Lo que, sin embargo, no podemos afirmar saber a fecha de hoy es si Rose será capaz de cargarse a los Bulls a sus espaldas como Jordan solía hacer temporada tras temporada. Eso es lo único que determinará si Chicago Bulls serán o no los campeones en el mes de junio.


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