El primer All-Star de la historia… casi no se celebra

En 1951, la NBA acababa de estrenar siglas tras la unión de la BAA y de la NBL para el curso 1949/50. El baloncesto se parecía bastante poco a lo que es hoy y la propia liga, como hemos contado en otros textos, distaba mucho de ser una forma de resolverse la vida para sus jugadores. La integración racial era una asignatura pendiente, ya que apenas meses antes, Chuck Cooper y Earl Lloyd habían sido los primeros jugadores negros en ser elegidos en un Draft de la NBA (1950); Lloyd fue el primero en tener minutos en la NBA, en octubre de ese año 1950. Y sin embargo, durante toda esta década, el racismo y el rechazo a los afroamericanos fue algo que estuvo presente en la liga, en un reflejo de los complejos de y de las vergüenzas que cierta parte de la sociedad estadounidense debía superar.

En ese 1951, además, las turbulencias habían sacudido al baloncesto universitario, algo supuestamente limpio, eternamente ejemplo del baloncesto amateur. Aunque lo peor llegaría en el verano, con el descubrimiento de las correrías del número 1 del Draft de 1951, Gene Melchiorre, que jamás pudo debutar en la NBA por su escándalo de apuestas en la NCAA, algo se intuía en el ambiente ya en enero. El 17 de enero de 1951, Henry Pope y Jack Byrnes, exjugadores en ese momento de Manhattan College, son detenidos en Queens, New York. Ambos son acusados de haber arreglado partidos durante los años 1949 y 1950 para que Manhattan College perdiera por el margen de puntos acordado por los apostadores. Esta práctica, conocida como Point Shaving, sacudió el baloncesto universitario. Pope y Brynes solamente eran la cabeza de una red que arrastraría durante meses a decenas de jugadores y que acabaría con la carrera profesional de muchos, la más notable la del propio Melchiorre.

Y en la mitad de las turbulencias, el All-Star

Así que en este contexto de sentimiento de estafa baloncestística, el All-Star de la NBA, la idea de celebrar un encuentro justo a la mitad de la temporada con las mejores estrellas de la liga, no parecía tener mucho encaje. Pocos creían en ella y por poco no se celebró. Hay que entender también que además de la mala prensa de la que gozaba el baloncesto en esos meses, la liga no era una estructura sólida, caminaba en la prehistoria y no se encontraba como la referencia de entretenimiento para muchos ciudadanos.

En febrero, todo se articuló para la cita que debía tener lugar en Boston, en el Boston Garden, el siguiente 2 de marzo. El 13 de febrero quedaban registrados los dos equipos, a la tradicional manera Este-Oeste que perduró hasta 2017. Los principales periodistas deportivos del país fueron los encargados de realizar las selecciones, con la única excepción de no poder elegir a jugadores de equipos de la ciudad donde trabajaban. No había restricciones para posiciones, eso no importaba. Diez jugadores por bando y el entrenador con mejor balance de victorias-derrotas de cada conferencia- Joe Lapchick (Knicks, Este) y John Kundla (Minneapolis Lakers, Oeste)- fueron los agraciados.

Walter Brown se empeña

Hay que agradecerle al entonces dueño de los Celtics su tesón y su terquedad bien entendida, porque sin su empuje el All-Star, el primero de siempre, no había sido posible.

“Eran los tiempos de los escándalos universitarios y el baloncesto estaba en el punto de mira”, contaría años después Walter Brown, el propietario de los Celtics, en un reportaje recogido por NBA.com. “Las cosas estaban tan mal que incluso mi mujer me dijo que abandonara el negocio. Pero pensé que un Partido de las Estrellas sería algo positivo. Le dije a la liga que me ocuparía de todos los gastos y que cubriría las pérdidas si las hubiera”.

Pero la oferta, suculenta propuesta para unos días en los que el baloncesto en muchos casos era un reguero de dinero camino a la basura, no convencía a Maurice Podoloff, el Comisionado de entonces, el responsable de la fusión de la BAA y de la NBL y el primer gran responsable de los negocios de la NBA. Maurice Podoloff fue un tipo notable, que trabajo bien y como pudo, que expandió la liga hasta 17 equipos para cuando abandonó el cargo a principios de la década de los 60, que instauró el Draft de la NBA copiando la idea de otros grandes deportes como la NFL o el béisbol y que dotó al juego de menos aburrimiento introduciendo el reloj de posesión en 1954. Fue un brillante abogado que también gestionó los intereses de la AHL, hoy una liga de desarrollo al amparo de la NHL, pero en su momento una de las competiciones más fuertes del hockey en el continente de América.

Maurice Podoloff fue todo eso y reconocido está al llevar su nombre el trofeo del MVP de la NBA. Pero le aterraba la idea de un All-Star, algo que ya se hacía desde la década de los 30 en el béisbol. Le aterraba porque consideraba que no saldría bien en ese momento, estaba como estaba el baloncesto. “Incluso hasta la última semana el partido estuvo en el aire. Podoloff me llamó y me dijo que todo el mundo con el que había hablado le había dicho que iba a ser un fracaso y me pidió que lo cancelara porque la liga quedaría con mala imagen”.

Brown persistió y el viernes 2 de marzo de 1951, 11 años antes de que Wilt Chamberlain firmara 100 puntos en un partido de la NBA, echaba a andar el primer All-Star de la historia. Ganó el Este por 111-94 en un Boston Garden con casi 11.000 personas en sus gradas. Los Bob Cousy, Henry The Horse Gallatin, Joe Fulks, Vern Mikkelsen, George Mikan o Ed Macauley tomaron parte en el choque. Precisamente este último fue elegido el MVP de All-Star, el primer MVP de siempre. No obstante, fue una mención en diferido para el jugador de los Celtics, toda vez que hasta 1953 no se decidió premiar al mejor jugador del choque. La NBA, en un acto de justicia, quiso actuar de manera retroactiva y otorgó los premios para las ediciones de 1952 (Paul Arizin) y para esta de 1951, en la figura de Macauley, quien no solo acabó con 20 puntos y 6 rebotes, sino que le hizo la vida imposible a Mikan, al Mikan de esos Lakers de Minneapolis que ya habían ganado los anillos del 49 y del 50 y que se llevarían los del 52, 53 y 54. Mikan acabó con 12 puntos y 17 rebotes, pero derrotado y anulado en el tiro, con solamente un 4/17 de acierto en lanzamientos de campo.

Mikan sería MVP del All-Star en 1953; Macauley nunca más, pero colgó las botas con el anillo de 1958, el único logrado por un equipo diferente a los Celtics en el periodo que fue de 1957 a 1966. Lo hizo con los Hawks, a los que dirigió hasta 1960 y gracias a los cuales pudo ser entrenador de dos All-Star, en 1959 y 1960. Su relato da para más, como narrar que en 1956 salió de Boston a cambio de los derechos del Draft de Bill Russell, un movimiento que cambió la historia. Easy Ed al menos se pudo vengar en las citadas Finales de 1958, con las que saboreó el triunfo que una década antes había paladeado en el Madison Square Garden cuando ganó el NIT con Sant Louis. Y más relatos. Pero en lo que aquí nos atañe, fue el primero en abrazar un MVP del All-Star, el primero en poner nombre propio a aquella terquedad de Walter Brown que nos llega hasta hoy día como uno de los mayores espectáculos del universo.


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