Recuerda mi nombre: Damian Lillard

La enorme valla publicitaria enfrente del Rose Garden en la que un día posaban unos sonrientes Greg Oden y Brandon Roy, muestra ahora publicidad de una emisora de radio local especializada en música country. Qué cosas.

Y parece del todo metafórico. Los otrora supuestos pilares de la franquicia de Portland diezmados continuamente por severas lesiones y posteriores recaídas en sus respectivas rodillas, bien merecen la letra de una triste canción.

Pero en medio de tanta melancolía, ha aparecido un nuevo chico pronto merecedor de ocupar con su sonrisa dicha valla y, con él, las esperanzas de una de las franquicias con más tradición de baloncesto detrás de sí, emergen de nuevo.

El base rookie Damian Lillard lleva dinamizando la City Of Roses en lo que va de temporada, convirtiéndose, en poco más de una docena de partidos, en el jugador favorito de una de las aficiones  más leales de la NBA. Tras los diez primeros partidos de esta temporada regular de los Blazers, Lillard se ha unido a los Hall Of Famers Oscar Robertson y Isiah Thomas como los tres únicos rookies capaces de promediar al menos 19 puntos y 6 asistencias en la temporada de debut.

De hecho, Lillard está acelerando sobremanera lo que, en su caso, debía ser una curva de lento ascenso en cuanto a aprendizaje del juego al máximo nivel, convirtiendo el año de Portland en algo más que la temporada de reconstrucción que estaba planificada. Se suponía que Lillard debía utilizar sus primeras semanas de competición para familiarizarse con las características en pista del todavía jugador-franquicia LaMarcus Aldridge, Nicola Batum y el resto del roster blazer.

Sin embargo, tenemos a unos Blazers (6-8) con el ahora máximo favorito al Rookie Of The Year 2013 como protagonista absoluto de toda noticia que hable de Portland. Y por méritos propios. Porque no es solamente lo que ha hecho hasta ahora lo que ha captado la atención de tantos. Es, sobre todo, cómo lo ha hecho. Damian Lillard combina en pista una serenidad y compostura imperiosas, con unas maneras hacia el baloncesto carentes de cualquier miedo; rareza, todo sea dicho de paso, entre la inmensa mayoría de novatos que entran en el universo NBA.

Damian Lillard tuvo una destacada carrera de cuatro años en Weber State, incluyendo un año senior en el que promedió 24,4 puntos por partido, convirtiéndose en el quinto máximo anotador de toda la historia de la Conferencia Big Sky. Ese éxito colegial, le valió para ser elegido por los Portland Trail Blazers en el sexto lugar del pasado Draft, así como para firmar un contrato con ellos por dos años y algo más de 6,2M$.

Y la apuesta de Portland empieza sin duda a dar buenos réditos a la franquicia tras tan solo catorce partidos.

El día de su debut en la NBA en casa ante los todopoderosos Lakers, Lillard anotó 23 puntos y repartió 11 asistencias en la primera victoria blazer. Su recorrido posterior continuó en la senda del éxito y la repercusión mediática, anotando al menos 20 puntos en cada uno de sus siguientes dos partidos (en Oklahoma City y Houston). Un sólido inicio de carrera en el profesionalismo no exento de registro histórico, no en vano, Damian Lillard se convirtió en el primer jugador de la NBA en conseguir al menos 20 puntos en seis de sus primeros nueve partidos en la Liga desde que Allen Iverson lo consiguiera en 1996. En el último de ellos (de nuevo ante Houston pero esta vez en casa), además, Lillard logró anotar 27 puntos, meter las canastas decisivas y salir de nuevo victorioso 119-117.

Lillard promedia ahora tras catorce encuentros 19,1 puntos y 6,1 asistencias por noche, siendo ya tanto la referencia ofensiva en su vestuario como la principal amenaza en el de sus rivales. Su equipo, mientras tanto, está en un modesto 6-8 en el balance de victorias/derrotas en este momento, con el infortunio de compartir División con Oklahoma City Thunder y Denver Nuggets, pero con un futuro que, por primera vez en mucho, mucho tiempo, brilla en la lejanía, de seguir Damian Lillard con el desarrollo como jugador mostrado hasta este punto.

Lillard es nuevo, es fresco y aspira al premio al mejor novato del año. Sale beneficiado por ahora de no tener una historia propia en la NBA, pues habrá que observar muy al detalle cómo responden él mismo y sus capacidades para este deporte una vez los rivales se acostumbren al análisis de su juego y actúen en consecuencia.

Pero por ahora, Lillard ya ha dado a Portland y sus apasionados seguidores de baloncesto muchos motivos para la esperanza, y pronto la enorme valla publicitaria enfrente del Rose Garden dará fe de ello.


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