Rockets – Warriors: datos y claves de una serie histórica

Kenny Smith: «Creo que los Houston Rockets, para ganar el campeonato, van a tener que hacer algunas cosas que les incomodan. Van a tener que hacer algo diferente. Tendrán que aminorar el ritmo de vez en cuando, tendrán que adaptar su juego en el pick&roll o tendrán cambiar su baloncesto de aclarados para ganarle a los Golden State Warriors. No pueden jugar en la forma en que han estado jugando hasta ahora para ganar. Ahora bien, ¿lo harán? ¿Tienen la capacidad de hacerlo? Probablemente».

Shaquille O’Neal: «Tengo una pregunta. Los Rockets han ganado dos de las tres veces que se han enfrentado esta temporada. ¿No es suficiente cómo han jugado y del modo en que lo han hecho?»

Kenny Smith: «Todos sabemos que Kevin Durant, Stephen Curry y Klay Thompson son muy diferentes en playoffs respecto a la temporada regular».

Charles Barkley: «¿Estás seguro de eso? En su primer enfrentamiento era la noche de entrega de anillos. No venían de ningún back-to-back. No había lesionados… Era un gran partido para los Warriors».

Kenny Smith: «Pero incluso Golden State cambió para ganar el último campeonato. Le quitó la bola a Stephen Curry en las Finales para dársela a Kevin Durant ante Cleveland. No se encontraban cómodos haciendo eso, pero era necesario».

Charles Barkley: «Va a ser muy interesante observar el perímetro. James Harden y Chris Paul deben jugar muy bien para que los Rockets ganen. Klay y Steph no tienen que jugar bien para ganar. Uno puede tener una mala noche. Y yo no sé si la defensa de los Rockets va a poder defender a estos dos guards y a la vez al 35 [Kevin Durant]. Físicamente jamás he visto a un jugador capaz de hacer eso».

Ernie Johnson: «Lo que yo veo al observar los números, es que si Houston logra seguir cuidando el balón como hasta ahora… (ellos están liderando los playoffs en pérdidas)… si logran esto y evitar así las canastas fáciles de Golden State en transición, y Golden State se mantiene en esos porcentajes del 33% desde el triple… quién sabe».

Kenny Smith: «Nadie ha conseguido eso en tres años».

Shaquille O’Neal: «Pero eso es para lo que han sido construidos los Rockets. Ese equipo ha sido diseñado para ganar a Golden State».

(Conversación transcrita del programa Inside the NBA de TNT del día 9 de mayo de 2018).


Cien mil puntos de vista

Los platós intentan lo imposible en lo que dura esta disonante quietud. Aprovechan la falsa calma que precede a la tormenta. Es momento de hablar, de analizar, de desollar stats, de diseccionar plantillas y de jugar a profetizar lo inescrutable. Sobre esta mesa de tertulia en concreto, la de Inside the NBA, flotaban seis anillos y nueve Finales de la NBA. Moderando el programa desde tiempos inmemoriales, sportscaster incombustible, Ernie Johnson.

Buen sínodo este cuarteto. Cuando huyen del titular y aplacan sus brotes de hedonismo episódico, incluso, el básquet-ciencia también le brota por los poros al dúo Chuk&Smith.

No son apenas diez frases cruzadas de opinión y refutación. Todas, a pesar de disentir, perfectamente válidas y certeras. Aunque no son, desde luego, ni la punta del iceberg. Pero de animarse a profundizar de más, de empeñarse en pronosticar el futuro a través del pasado reciente, es muy fácil, casi inexorable, caer en un vórtice infinito de dimes y diretes.

Los playoffs, ya de por sí impredecibles, embocan una eliminatoria única. Todas lo son, pero esta enfrenta a dos equipos en un cruce inédito.

En los últimos tres años, ningún equipo se había atrevido a terminar por delante de GSW en regular season. Ninguno había sido concebido, expresamente, no ya para ganar un campeonato, sino para derrocar a un particular equipo. Ninguno, desde que Durant se uniera a la Armada, bautizándola, inevitablemente, la Invencible, había hecho aflorar las Gravelinas… hasta hoy.

En esta previa nuestra intención será, no obstante y sin dar nada por hecho, tratar de exponer las que han sido las líneas de juego de ambas plantillas, los datos que sobresalen como más reveladores y resultones, e intentar establecer un patrón, por indomable que sea, a través del cuál intuir algunas de las ideas que cobran sentido en las cabezas de Steve Kerr y Mike D’ Antoni, sobre el mejor modo de imponerse en las que serán, seguro, unas espectaculares y reñidas Finales de Conferencia.

Rotaciones generosas

En playoffs, es sabido, las rotaciones hacen como los jerseys al someterse a la lavadora o los niños a los sermones de sus madres. Se encogen.

En los Houston Rockets, ha sido particularmente sangrante el caso dos hombres. Joe Johnson, llegado de Utah en el mercado invernal y donde era aún una pieza importante, ha visto como su promedio de minutos ha descendido radicalmente (de 21,9 a 7,3). Similar pena la de otro interior con alma de pistolero: Ryan Anderson (26,1 a 11,2).

Pocas alteraciones en la Bahía de Oakland entre ambas fases. Kerr mantiene estable su rotación, siendo el caso de Nick Young el único destacable (de 16,4 a 7,8).

Así pues, el panorama que nos dejan los coachs tras dos eliminatorias superadas, son dos equipos con una rotación fija de unos 10 hombres cada una (todos ellos por encima de los 10 minutos).

No parece que en Houston vayan a cambiar mucho las tornas en este aspecto, mientras que no sería tan extraño presenciar algunas alteraciones en la pizarra de Kerr en cuanto al reparto de minutos.

Este último, con una mentalidad más flexible y abierta a la improvisación, ya nos adelantaba, cerrada la serie ante New Orleans, que tanto Jordan Bell como Nick Young deberían estar preparados para salir y tener su dosis de protagonismo en cualquiera de los careos que están por venir.

En cualquier caso, ninguno de estos dos especímenes de los banquillos son ejemplos de tacañería en lengua de minutaje. Quizás Kerr está algo menos relajado de lo que en él es habitual. La prolongada baja de Stephen Curry le ha empujado a forzar la máquina con el resto del Big Four, manteniéndolo casi al completo por encima de los 37 minutos, cuando la temporada pasada el más explotado fue Kevin Durant, con 35,5.

No obstante, juego suficientemente repartido en ambos conjuntos en una fase del año conocida por desenmascarar a  entrenadores que se despojan de todo rastro de precaución, y reducen su acordeón a 7 u 8 nombres. Aquí, con Houston y GSW, hablamos de dos unidades completas, titulares y suplentes, y con hueco incluso para algún revulsivo añadido y ocasional.

Tres (poco fiables) precedentes

Como ya hemos dicho, californianos y tejanos se han visto las caras tres ocasiones este curso. El balance sonríe 2-1 a los chicos de Mike D’Antoni, pero no es mucho, o no demasiado esclarecedor, lo que podemos sacar en limpio.

Primer partido

Ambos desempolvaban la temporada en el Oracle Arena con el primero de sus envites. Sin tiempo para calentar, la preseason servía como único entremés antes del plato fuerte. Pizarras blancas, aún por garabatear, nos dejaba el primero de los anacronismos en pista.

Victoria ajustada de Houston (121-122) tras una gran remontada (34-20 en el último cuarto) y un Nick Young como absoluto protagonista. Máximo anotador de su equipo y de largo mejor actuación personal en su primer año como dichoso miembro de Oakland, con 23 puntos y 6/7 en triples.

Ahí Pachulia fue titular, con 10 minutos, pero rebasado por el rookie seleccionado para hacerlo olvidar, Jordan Bell, con una docena. JaVale McGee fue el único de los ocho hombres del banquillo que se quedó sin jugar.

Los locales apabullaron en el triple (53,3% – 36,6%) pero cedieron en el rebote ofensivo (6-10) y en las pérdidas de balón (13-17); dos datos, a la postre, claves y lapidarios.

Segundo partido

La revancha vino en a principios de enero, en sendos back-to-backs. Golpe devuelto a la primera ocasión (114-124), esta vez en un Toyota Center abarrotado.

Aquí el indicativo de que este partido tampoco nos sirve, es que faltaron James Harden y Kevin Durant. De cada bando, son justo los hombres señalados a erigirse como factores clave de la eliminatoria. Ambos traen de cabeza al head coach rival, y pringoso de las mezclas su matraz defensivo de Erlenmeyer.

Sin Durant, brillaron los originales. Es decir, los Splash pusieron la magia y Green la argamasa. Chris Paul y Eric Gordon hicieron lo propio (con 28 y 30 puntos respectivamente) y con Gerald Green empapado de espíritu All-Star (29 puntos), pero ni aún así pudieron parar el rodillo Warrior: 35 asistencias.

Tercer partido

En el tercer y último desafío hasta ahora, por fin se impuso el equipo que ostentaba la localía. La afición de Houston pudo celebrar la victoria en las gradas (116-108).

Ya adelantamos que aquí, una vez más, el rebote volvió a ser un elemento diferencial. El conjunto que lo domine tiene mucho ganado; dos ataques tan devastadores no perdonan segundas oportunidades. 59-42 en capturas para los Rockets que volvieron a ser dueños del rebote ofensivo (12-4).

Tuvo lugar un 21 de enero, muy fresca todavía la resaca del choque anterior. Pero esta vez sí acudieron a la cita tanto Durant como Harden. Y ambos, como no, se hicieron notar.

Extraña noche de muñecas tiesas en el backcourt de Golden State (6-20 Curry y 3-11 Klay). Pachulia continuó siendo la apuesta de Kerr para la titularidad, pero esta vez el relevo interior corrió a cargo de David West y Kevon Looney, regalando claramente el protagonismo al small ball.

Pero a los Rockets, con una rotación de tan solo ocho jugadores, les bastó un Chris Paul espectacular (33 puntos, 11 rebotes y 7 asistencias) y un Clint Capela de manual (18 puntos, 4 robos y 1 tapón). Goliat abatido (por partida doble) y sensaciones inmejorables para lo que podía ser y está a punto de empezar.

La Final por el anillo… anticipada.

GSW: ritmo y dinamismo

Los Warriors, la apisonadora ofensiva más versátil de la liga, despunta en dos tipos de acciones en concreto a la hora de minar la defensa rival. En cortes (Cuts) y tiros tras bloqueo (Off-Screen).

En Temporada Regular sumaron un total de 1.336 puntos en posesiones finalizadas con corte a canasta (5º de la NBA), y 1.131 en tiros tras bloqueo (1º). Lo que nos deja una media de 17,7 puntos por partido provenientes de cortes y 14,8 en percusiones tras pantalla.

Por su parte, Houston y su reforzada defensa de este año presume de ser la quinta mejor frenando los cortes (8,9 tantos permitidos, 5º mejor marca de la Liga) y 4,2 en acciones Off-Screen, aquí líderes absolutos. Pecho que se deshincha, importante, cuando vemos lo que permitieron en su terna de duelos ante GSW: 18,7 y 11 tantos respectivamente.

Precisamente, en el único encuentro que cayó del lado de los Warriors, estos anotaron la friolera de 32 puntos en cortes al aro; acción que sí lograron desbaratar los Rockets en su par de triunfos.

Más datos.

Los GSW terminaron como el cuarto conjunto de los treinta que pueblan la Liga, más eficiente en acciones de aclarado, de transición y de pick&roll ball handler

Klay Thompson ha sido la mayor amenaza en jugadas de ida y vuelta, mientras que Curry y Durant han estado sobresalientes anotando tras el drible. Esta eficacia se ha resentido algo en playoffs, fruto quizás de una escasa exigencia en el bando a batir (4-1 y 4-1). Eficacia que por su bien deberán recuperar, porque Houston es susceptible de ser cualquier cosa menos cascarón de huevo.

Un último punto interesante será estar atentos a si Kerr decide incorporar a JaVale McGee a la serie. Inexistente en los tres partidos de temporada regular y circunstancial en estos playoffs, el pívot sigue con su máxima de cumplir cuando se libera del chándal. Y lo hace como casi ninguno en términos ofensivos.

Golden State Warriors 2017/18: puntos por posesión

Su eficiencia en regular season es innegable, por encima de Durant y solo superado por Curry. El plan defensivo que proyecte Kerr para con la ofensiva de Houston (que veremos a continuación), marcará directamente el papel que ostente McGee en el ataque de los Warrior esta eliminatoria.

De todos modos, el entrenador ha ido asentando una idea bien alimentada desde el parón del All-Star. Que cada vez le gusta más Kevon Looney.

Houston: un combo sin antídoto

El traspaso de Chris Paul suponía, abiertamente, un desafío a la supremacía del gallo del Oeste. Solo un backcourt compuesto por Chris Paul y James Harden podía mirar de igual a igual, sin arrugarse, al dúo Splash.

El encaje de ambos playmakers (uno de los que nace, otro de los que se hace), ha sido espectacular, y por eso D’Antoni se pliega al teorema que tan buen resultado le ha dado hasta la fecha: sí o sí, tener a uno de los dos en pista. La dirección del juego de Houston siempre responde a los designios del mejor IQ.

Pero precisamente, si para algo ha servido tener a dos directores de clase mundial, es para abrir la pista, inherentemente las defensas, y dibujar, para el goce de los tejanos, diáfanas autopistas que piden a gritos la penetración. Esto ha provocado que los Rockets terminen el curso regular como el mejor equipo en isolation (1,12 puntos por posesión) y terceros en pick&roll handler (0,93).

La capacidad de Paul de generar juego con pocas pérdidas (5,2 asistencias por balón perdido), sumado a contar con el mejor slasher y genio del eurostep (con permiso de Ginobili) de la liga, obliga a alejar el zoom en la siguiente tabla con los Rockets como única razón y causa.

Durante los seis meses de temporada, los sureños han alimentado el marcador con 17,2 puntos procedentes de situaciones de aclarado. El otro gran arma que implementan a placer, son los ataques en transición, con 19,2 puntos por partido consecuencia directa de ello.

Pero sobre la madera subyace otra razón que ceba la caldera de los aclarados: ‘el factor Clint’.

Houston Rockets 2017/18: puntos por posesión

Con más puntos por posesión que nadie en su equipo, los pívots rivales titubean a la hora de darle a Clint Capela medio metro de ventaja. De hacerlo, lo saben, están muertos. Chris Paul y James Harden, Francisco Scaramanga way of being, donde ponen el ojo ponen el lob.

Y es precisamente esa persistente negativa del big man defensor a alejarse del suizo, lo que permite a estos dos genios del balón dejar la bandeja con insultante eficacia. 0,90 y 1,02 puntos de Harden y Paul respectivamente en situaciones de pick&roll handler.

Esto se complementa con el miedo al and one. Al doctorado de La Barba en rascar la propina. Menos contacto del rival, más margen aún para su zurda, y el inapelable resultado. 1,22 puntos totales por posesión de aclarado. Indiscutible líder de la NBA.

Otros datos a tener en cuenta

Analizadas las principales vías por las que ambos conjuntos acostumbran a bombardear la línea de flotación enemiga, veamos, para ir terminando, otros datos que nos dejan estos veinte partidos de playoffs y que no deben escapar a nuestro interés.

Houston Rockets

  • Trevor Ariza: lidera el total plus-minus de los Rockets en postseason, con un +120. Los tejanos han sido 26,4 puntos mejores por cada 100 posesiones con el forward en pista. El factor Ariza de los Lakers de 2009, está de regreso.
  • Pasión por el rebote: Clint Capela captura el 21,2% de los rebotes habidos mientras él está en pista. Ya hemos visto antes lo mucho que ha decantado esta estadística los duelos en regular season entre Rockets y Warriors. Según la métrica Four Factors, el que domine el rebote tendrá, mínimo, el 20% del encuentro en su bolsillo.
  • Enganchados al triple: Gerald Green lanza el 80% de su repertorio desde más allá de la línea de tres. Solo Kyle Korver monopoliza más sus tiros. Luego Ariza (74%), P.J. Tucker (73% y 18 ¡chofs! en playoffs desde las esquinas) y Eric Gordon (60%), también sobresalen como grandes amantes de la curva de 7,25. La defensa exterior de GSW no puede relajarse ni un solo segundo.
  • Conexión aérea: Harden promedia 7,4 asistencias en playoffs, y el 37% de ellas terminan con finalización de Capela. Solo Rajon Rondo y Anthony Davis (43%) estaban mejor sincronizados. Pero ellos ya son historia.

Golden State Warriors

  • La Death Lineup: os hablaron de ella Jose Sáenz y Sergio Andrés en su última entrega de Drafteados. Juntos, los cinco, son imparables. En playoffs han barrido a sus rivales en los 54 minutos que han compartido la tarima. +41 puntos por 100 posesiones. Además, en paralelo, solo permiten 95,4 tantos al rival. Demoledor.
  • Firmes en los tableros: para compensar lo de Capela, los Warriors hacen trabajo grupal. Son el mejor equipo de los cuatro supervivientes en cuanto a rebote se refiere, capturando el 53% de los disponibles en playoffs.
  • Mirilla desenfocada: contar con tres los mejores tiradores del mundo no está sirviendo. Son el segundo peor equipo de los dieciséis clasificados para playoffs en porcentajes de tres. El bajón ha sido espectacular. Del 39,1% en regular season al 32,% en postseason. Esto debe cambiar.
  • Perímetro bien punteado: decíamos que a los Rockets les va lo de lanzar misiles de distancia, y los Warriors llevan semanas trabajando en antiaéreos. Su defensa, famosa por asfixiante, solo consiente que el 32% de los triples rivales acaben dentro.
  • Don Stephen: alzheimer físico. Ni recuerda que arrancó las series fuera por lesión. Ha vuelto como un tiro. Con él en pista, los Warriors anotan 111,2 puntos por 48 minutos. De lejos, la mejor marca individual on-court de cualquier jugador con impacto en las series.

Todo un misterio

Como estáis comprobando, el vórtice empuja al infinito. La cascada de datos es implacable, y como Frederick Fleet y Reginald Lee, superados y de refilón, apenas hemos visto el colmillo del iceberg.

Así que concluiremos con dos datos más para terminar de sembrar la duda irresoluble.

Por lesiones y otros avatares, la mejor pizarra de Kerr, su Death Lineup, no pudimos verla en acción en ninguno de los tres duelos de RS ante Houston.

Por su parte, Mike D’Antoni, en los 144 minutos que suman los tres lances de regular season, su quinteto más utilizado ha sido el formado por Anderson, Ariza, Capela, Gordon, Paul… con la espectacular cifra de 13 minutos.

En definitiva. Unas Finales de Conferencia y todo por descubrir. Ana Pastor ahora, sin duda, diría algo. Una especie de coletilla. Algo sobre datos y conclusiones. Nosotros tenemos otra: NBA, where amazing (and everything) can happens.

*Gráficos obtenidos de Synergy Sports Technology


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