Russell Westbrook, vital para que los Thunder avancen

Oklahoma City Thunder se enfrenta a una misión complicada: derrotar a unos Dallas Mavericks que atraviesan un momento de forma espectacular, que vienen de barrer de la pista a los actuales campeones y que combinan las actuaciones estelares de sus jugadores referencia -Nowitzki y Terry- con un juego de equipo en el que cada uno de sus integrantes aporta algo, ya sean puntos, rebotes, asistencias o intensidad en los nombres de Barea, Marion, Stojakovic, Kidd y Chandler.

Los Thunder tienen mucho que ganar y nada que perder; son un equipo muy joven que ya están jugando unas finales de conferencia cuando hace dos temporadas terminaron con un balance de 23-59; ahora bien, las opciones de que OKC llegue a las finales de la NBA dependen, básicamente, del nivel de juego que sea capaz de exhibir Russell Westbrook. En relación al juego de ataque de su equipo, Westbrook deberá ser capaz de anotar, pero más importante aún, es el responsable de hacer jugar a sus compañeros de equipo y de iniciar los contraataques, arma letal de los Thunder. En cuanto a la defensa, deberá alternarse para controlar tanto la inteligente dirección de equipo de Kidd como las eléctricas acciones de J.J. Barea saliendo desde el banquillo, jugador que se desenvuelve con un descaro tremendo y que es capaz de dividir y encarar a cualquier pívot que pueda tener delante. Pero volvamos a Westbrook.

En los tres partidos que ha jugado OKC frente a Dallas durante la temporada regular, Westbrook ha anotado 14.3 puntos, ha cogido 3.7 rebotes, ha repartido 8.7 asistencias y presenta 2 recuperaciones frente a 3 pérdidas de balón. Analicemos ahora sus estadísticas frente al mismo equipo en Playoffs: en el primer partido anotó 20 puntos (3 de 15 en tiros de campo), cogió 3 rebotes, repartió 3 asistencias y recuperó dos balones frente a cuatro pérdidas. Pero es que además en su batalla particular con los bases de Dallas, Kidd repartió 11 asistencias, mientras que Barea anotó 21 puntos, con un 67% en tiros tanto de dos como de tres. En el segundo partido, ha anotado 18 puntos (7 de 15) ha cogido el mismo número de rebotes, 3, aunque en este caso los tres han sido ofensivos, ha repartido 4 asistencias -una más- y no ha recuperado ningún balón pese a haber cometido cuatro pérdidas de nuevo.

Estadísticamente puede comprobarse como sus números son bastante parecidos a en los dos primeros encuentros de la eliminatoria contra Dallas, pero hay un tema muy significativo que no puede pasarse por alto: todo esto lo ha hecho durante los tres primeros cuartos del partido, pues Scott Brooks decidió jugarse el último cuarto con el base reserva del equipo, Eric Maynor, mientras él permanecía sentado en el banquillo animando a sus compañeros. Westbrook, como buen profesional, debe entender el mensaje que le está siendo enviado; lo del jueves fue una decisión puntual en un momento puntual, sin más dramatismo ni trascendencia, pero Westbrook debe asumir ese rol de líder compartido desde ya, pues los números que está haciendo no son suficientes ni para él a nivel particular ni para su equipo. Westbrook es el base que debe guiar a OKC a las finales, pero debe demostrarlo partido a partido.

Suscribiendo las palabras de Kevin Durant al acabar el primer partido – «Apuesto mi casa a que Westbrook no volverá a hacer 3 de 15 en tiros de campo durante la serie»-, lo más probable es que el velocísimo base de OKC mejore sus prestaciones y corrija los errores cometidos durante los primeros dos choques de la serie; si realmente consigue hacerlo, los Thunder tendrán serias opciones de alargar las series y complicar las cosas a los Mavericks, pues también es muy difícil que algunos jugadores que se salieron literalmente en el primer choque mantengan este nivel de juego durante cuatro partidos mínimo; por el contrario, si Westbrook no consigue, ya no mejorar sus prestaciones, sino sobresalir y destacar al nivel del último partido de la serie frente a Memphis (14 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias), entonces será muy probable que la aventura de los Thunder acabe aquí, pues los Mavericks cuentan con muchos recursos para utilizar durante los 48 minutos de cada partido. ¿Mucha presión para el base formado en UCLA? Sin duda, pero la realidad es ésta.

Westbrook es un gran jugador de baloncesto, con una capacidad atlética y una velocidad endiablada que puede destrozar el balance defensivo de cualquier equipo, pero en esta serie debe canalizar bien su energía y decidir dos cosas fundamentalmente: qué ritmo conviene a su equipo en cada momento y entender cuándo ha de asumir la responsabilidad él para anotar y forzar faltas y cuándo ha de pasar la pelota a jugadores que se encuentren en mejor situación que él, ya que cuando penetra se suele encontrar con una nube de brazos entre Chandler, Haywood y el propio Nowitzki, y no debe caer en el error de forzar lanzamientos raros o difíciles. Westbrook tiene tan sólo 22 años, algo que, por una parte, le garantiza una forma física y una energía tremendas, pero que, por otra, le impide haber alcanzado hasta ahora la madurez y templanza de bases experimentados de la liga, como el propio Kidd o Steve Nash.


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