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Los Celtics llegaron a las tan esperadas semifinales de Conferencia contra los Heat con las expectativas bien claras: ser el equipo duro y experimentado de la serie. Después de los dos primeros partidos (2-0 para Miami), la eliminatoria vuelve a Boston con unos C’s maltrechos y batidos. Ante ellos, el enorme reto de remontar un 0-2 por primera vez desde la llegada del Big Three.

Miami volvió a derrotar a Boston anoche en el hasta ahora inexpugnable American Airlines Arena (102-91). Paul Pierce, Ray Allen y Rajon Rondo sufrieron todos ayer molestias varias, de lo cual se aprovecharon unos Heat liderados por las jóvenes y fibrosas piernas de LeBron James y Dwayne Wade.

Tres días. Ese es el plazo que ahora tienen los Celtics. En él, deberán olvidarse de lo hasta ahora sucedido, reagruparse, tirar de orgullo y tratar de hacer de éstas unas series competitivas. Tarea nada sencilla, más después de tener que recuperar de la mejor forma posible a esos jugadores clave, desde ayer renqueantes.

Pierce no fue esta vez expulsado como sí sucedió en el Game 1, pero un esguince en el talón de Aquiles le dejó KO todavía en la primera parte. Allen recibió un codazo de James en el pecho, lo que le obligó a pasar por los vestuarios tras algunos problemas de respiración. Los problemas en la espalda de Rondo comenzaron ya la misma mañana del Game 2, y al principio del último periodo del partido también tuvo que dejar el encuentro. A pesar de todo, el partido estaba empatado a 80 puntos a 7:10 para acabar el mismo, pero un parcial de 14-0 de Miami Heat liquidó el encuentro y, quién sabe, si la serie.

O quizá todavía no. Lo único claro es que ahora los Celtics deben encontrar algunas respuestas que empaten la eliminatoria en Boston, aunque también ellos, como la gran mayoría de equipos NBA, tienen malos recuerdos en lo que a remontar un 0-2 en Playoffs se refiere. Esta es la novena vez en la historia de la franquicia de Massachusetts en la que los Celtics deben levantar un 0-2 en contra. Decir que para Allen, Pierce, Garnett y Rondo eso es hasta ahora territorio desconocido resulta obvio. Recordar que de esas nueve ocasiones, Boston solo remontó la eliminatoria una vez (a los Lakers, en las Finales de 1969) es ya más preocupante.

Desde la llegada del Big Three, los Celtics habían perdido el Game 1 de una serie de post-temporada otras cuatro veces (Ante Chicago y Orlando en 2009, y ante Cleveland y Los Angeles el año pasado), pero en todas ellas habían empatado la eliminatoria tras el segundo partido. Esta vez, en Miami, ha sido distinto; con lo que el panorama cambia y las cosas se complican quizá ya demasiado.

La solución pasa indiscutiblemente para mejorar en lo ofensivo (nunca han acabado de encontrar el ritmo del partido hasta el momento) y, sobretodo, en tratar de hallar la fórmula que ralentice el rendimiento de Wade (clave en el Game 1) y James (clave en el Game 2). No va a ser fácil. Los fantasmas que cubrían Florida en los tres primeros enfrentamientos entre ambas franquicias esta misma temporada regular (3-0 para los Celtics), aquella sensación de no saber como derrotarles, se han desplazado ahora todos en masa hacía en Noreste, cubriendo la ciudad de Boston y, en especial, el vestuario local de los C’s (3-0 para Miami desde entonces, incluyendo estos dos primeros partidos de semifinales de Conferencia).

Lo bueno para Boston es que hay errores de los que aprender y a partir de los cuales tratar de mejorar. El orgullo, siempre presente, y el ambiente hostil del TD Garden, ayudarán al equipo a tratar de resarcirse. Lo malo es que delante no solo está un equipo ambicioso y todavía herido, sino que ahora también está un equipo con confianza y seguro de cual es el camino a seguir para eliminarles. Costará esperar a que llegue el Game 3 y salgamos todos de dudas.


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