Wolves, o el don de la inoportunidad

Hace unos días, la ciudad de Minneapolis y su franquicia de la NBA, los Timberwolves, vivían la semana más intensa (y esperanzadora) que por allí se recuerda. Ricky Rubio, Derrick Williams, Wes Johnson, Michael Beasley, Martell Webster, Anthony Randolph, Kevin Love y la reciente elección de segunda ronda del Draft, Malcolm Lee, o dicho de otra forma, gran parte del futuro de la franquicia, estaban en la ciudad entrenando por primera vez juntos en el Target Center con el único objetivo de que se conocieran y confraternizaran.

Y algunos de los tweets de aquellos días de su hasta ahora estrella, Kevin Love, dan fe de que lo consiguieron. «Por fin lo he visto y me lo creo. Sí, estoy hablando de Ricky Rubio”.

Pero desafortunadamente para los hasta ahora sufridores fans de los T-Wolves, Minnesota no va a poder descubrir a sus nuevas incorporaciones pronto. La NBA decretó el temido lockout a las 12:01am del pasado viernes. El viernes de esa misma semana.

Anthony Tolliver ha sido el representante de los Wolves en las negociaciones con los propietarios. Un Tolliver que ya avisaba allá por el mes de Marzo que las diferencias entre jugadores y la Liga eran mayores incluso que las que había en las negociaciones por el nuevo Convenio de la NFL, actualmente también parada.

Un lockout largo supondrá un duro revés para Minnesota, que ve impertérrita como la ola del momento por las presentaciones de Rubio y Williams desaparece en el horizonte sin saber cuando volverá. Dijo David Khan en la presentación de la segunda elección de este último Draft (Derrick Williams, procedente de Arizona) que su equipo necesita ser “creativo” si el fin del mismo es encontrar buenos minutos en pista para todos los jugadores. Y mientras la combinación de joven talento en los Wolves es, como poco, intrigante, ganar partidos es lo que en realidad cuenta. Así que cuanto menos tiempo puedan pasar las nuevas y prometedoras incorporaciones juntas, menos posibilidades tiene el equipo de cuajar ya desde la próxima temporada.

Y habla aquí la franquicia que, con un 17-65 de balance, tiene el peor registro de la temporada 2009-10 en la NBA, con lo que otro arranque lento en esta próxima campaña (dure lo que dure) será ya una losa demasiado pesada para la sufridora afición del estado de Minnesota.

En cuanto a talento y visión de futuro llevada al presente, el quinteto ideal de los Minnesota Timberwolves sería el compuesto por Rubio, Johnson, Williams, Beasley y Love. El trío Johnson – Williams – Beasley puede causar muchos problemas de correctos emparejamientos en las defensas contrarias, si bien la defensa y las pérdidas de balón serían aquí el contrapunto. Beasley está entre los 50 jugadores que el año pasado jugaron más de 20 minutos por partido en lo que a turnovers se refiere. Y las 1,8 pérdidas en los 23 minutos de media de juego de la última temporada de Ricky con el Regal F.C. Barcelona tampoco ayudan.

Luke Ridnour, Tolliver y Webster hacen que la profundidad de banquillo de los Wolves llegue hasta el octavo jugador, con el arriba mencionado trío disponible para intercambiar posiciones incluso en la posición de center, según requieran las características del juego interior rival. Lo que nos hace asumir que Minnesota no va a moverse para tratar de conseguir un center en el mercado de agentes libres, si bien la presencia de un entrenador aquí ayudaría…

Todo lo que los Wolves necesitan es la oportunidad de poder empezar a demostrar cosas. Su pureza, sus ganas, su sintonía, su talento. Pero por simple infortunio, puede que el lockout les haya dejado sin la única pieza indispensable en toda esa voluntad: el tiempo.


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