Brian Scalabrine, algo más que un agitador de toallas

Hay un factor con el que nadie contaba estos playoffs. Brian Scalabrine es jugador de los Bulls. Y todavía no ha debutado en playoffs. De hecho, en su primera temporada en Chicago no ha jugado ni veinte partidos. Pese a las lesiones de Carlos Boozer o Joakim Noah, Scalabrine ha dedicado el año a agitar toallas y a lucir trajes y corbata en el banquillo de los Bulls. Sus números de la temporada lo dicen todo: 20 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias, 3 robos y 4 tapones… ¡EN TODA LA TEMPORADA!

Pero, y aquí conviene hacer memoria, tampoco disputó ni un sólo minuto en playoffs del 2008 cuando los Celtics ganaron su anillo. Aquel año, como éste el jugador formado en USC tan sólo prestó su apoyo incondicional desde el banquillo verde. Por ello, cuando ayer Derrick Rose volvía al banquillo después de liquidar a los Pacers no dudó en saludar al pelirrojo de la corbata roja y aspecto de empleado de banca que arengaba a los suyos desde el banquillo.

Scalabrine lleva diez años en la NBA repartidos entre Nets, Celtics y Bulls. En su mejor temporada estadísticamente hablando promedió 6.3 puntos y 4.5 rebotes, fue su última temporada en los Nets. Siempre pensé que había llegado a los Celtics por su aspecto de irlandés corpulento y pelirrojo. Jugando al baloncesto no mejora su porte del banquillo, pero el californiano ha sabido ganarse al público allá donde ha ido. Cuando pensábamos que su comunión con la hinchada céltica era cuestión de su aspecto similar al de los fundadores de Boston, resulta que su aceptación en Chicago es todavía mayor. Hasta el Wall Street Journal ha reparado en «la mamba blanca» como le llaman en otra irónica vuelca de tuerca a su aspecto y rendimiento.

El público lo aclama en una mezcla de ironía y relajación, puesto que las entradas de Scalabrine al campo suelen coincidir con los minutos de la basura, donde el pescado ya está vendido. El grito «Scal-a-breen-ee!» pone en pie a los aficionados más que cualquier acción de Derrick Rose. Sin embargo, no todo es sarcasmo en el papel del californiano como jugador profesional, ya que hay algo en él muy valorado por los técnicos. Doc Rivers señaló en su momento que es un entrenador de futuro, porque sabe escuchar y quedarse con lo importante. Apunta que actualmente en Chicago es más que un jugador, es el punto de conexión Tom Thibbodeau-equipo. Sea como fuere, con un anillo a sus espaldas, no busquéis su aportación a los Bulls en su «game log» porque es simplemente inexistente. Pero no todo es estadística. Ya sabéis lo que se dice:

«Las estadísticas son como los bikinis; muestran poco, sugieren mucho y guardan lo más importante»

Si los Bulls consiguen el campeonato y Scalabrine sigue sin jugar ni un minuto en playoffs tendrá dos anillos con dos franquicias diferentes y sin haber participado ni un minuto en playoffs. Logro al alcance de muy pocos. Mítico Scalabrine.


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