Isiah Thomas se deleita con el ‘Jordan llorón’

Yo no te odio. Es más, si te estuvieras ahogando y yo pasara en un bote, hasta te saludaría.

La relación entre Michael Jordan e Isiah Thomas —el jugador supremo de la historia y uno de los mejores bases de siempre— digamos que ha sido siempre un tanto tensa.

Si no queremos usar la palabra odio, digamos animadversión. Pero entonces estaríamos mintiendo, porque realmente se odiaban. Ambos. Tanto es así, que el Dream Team ’92, el mejor equipo de un combinado nacional de todos los tiempos, se vio obligado a prescindir —documental de obligado visionado— del mejor base de la época —con permiso de Stockton y el semiretirado Magic—, porque sencillamente ver jugar juntos y en el mismo equipo a Michael e Isiah, era algo impensable.

Los duelos de los 80 y 90 entre Chicago Bulls y Detroit Pistons, se vieron mitificados por los truculentos envites personales de sus dos figuras. Base y escolta no se tenían aprecio, y no tenían ningún problema en reconocerlo ante los medios y evidenciarlo cada vez que se cruzaban en el parqué. Thomas era el arquetipo personificado de aquellos Bad Boys. Y Jordan, su presa favorita a la que retar.

Desamor universitario

Y es que esta singular relación, aunque no fueran estrictamente coetáneos, venía ya de lejos. Jordan defendió durante su etapa universitaria los colores de los Tar Heels de la Universidad de Carolina, mientras que Isiah jugó para Indiana. En su segunda temporada en la facultad, el point guard se plantó en la final de la NCAA y salió campeón. ¿Ante quién? Ante Carlolina, quién sino.

En 1982 fueron los Taar Heels los que se tomaron la revancha liderados por James Worthy y el propio Jordan. ¿Hubo ya el primer careo entre ambas estrellas? No; Thomas se había presentado al Draft de la NBA justo el anterior verano. Su especial cariño aún tardaría un tiempo en despertar.

¡Pero despertó! ¡Claro que despertó! Y ya nunca volvió a dormirse. ¿La muestra? De ayer mismo data la última. Enfrentamiento entre las universidades de Carolina e Indiana; y el viejo bad boy de espectador de lujo en las gradas. E Isiah no estaba precisamente sólo en su asiento. Le acompañaba, nada menos, que el meme más famoso que existe en el mundo de la canasta. Y no en tamaño bolsillo, no.

Nada mejor que una réplica gigante del ‘Jordan llorón’, para celebrar la victoria de su antigua universidad sobre la del sempiterno rival.


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