Cuando Blake Griffin sufrió el desgarro en el menisco de su rodilla izquierda que le hizo perderse los pasados Juegos Olímpicos, todas las alarmas saltaron para los Clippers. Esa lesión provocó la que era su segunda operación quirúrgica en dos temporadas en la NBA, y las dudas sobre su completa recuperación surgieron ipso facto. Sin embargo, el jugador ha querido zanjar este debate dejando claro que sus rodillas no volverán a darle esos problemas.
“Después de la cirugía, empecé la rehabilitación y me he centrado en ella. He estado lanzando a canasta y levantando pesas, y todo desde hace un tiempo”, dijo Griffin en una entrevista telefónica para The Times. “Así que estoy feliz de estar al 100%, volveré recuperado completamente. Por eso estoy bien”.
La forma de jugar de Griffin se basa en la explosividad e intensidad de sus acciones, y el buen estado de sus rodillas es un factor indispensable para que pueda realizar ese juego. Por ello, la lesión ha fomentado que ciertos analistas de la liga piensen que el jugador de los Clippers tiene que bajar un punto su intensidad, puesto que de seguir a igual o superior ritmo, los percances físicos se repetirán.