Charlotte se sube a la élite a costa de unos deprimidos Pacers

En 2012, los entonces Charlotte Bobcats firmaban el peor balance de victorias de la historia (7-59) mientras los Pacers empezaban su apasionante pelea por la hegemonía del Este con Miami. Desde entonces, el equipo propiedad de Michael Jordan ha recuperado su prestigio y su clásica denominación de Hornets, mientras que Indiana, pese a dos finales de Conferencia, parece haber perdido el pulso para aspirar a destronar a LeBron James. Su partido del lunes, resuelto por un rotundo 122-120 para Charlotte, dejó sensaciones muy diferentes a ambas franquicias.

Arranque histórico

Los Hornets se acomodan en segunda posición del Este, solo por detrás de los invictos Cavaliers, con un balance de 5-1. Nunca desde la fundación de la franquicia original en 1988, Charlotte había vivido un inicio así de su equipo. El liderazgo de Kemba Walker (24 puntos y 10 asistencias) y un equipo lleno de sólidos jugadores de rotación con su misión bien definida han ayudado a consolidar a los Hornets como uno de los mejores equipos de su Conferencia.

Ante Indiana, además, Charlotte aprovechó desde el principio el mal entendimiento de su rival, lejos de la brillante defensa mostrada en las últimas temporadas con Frank Vogel. Ahora con Nate McMillan al frente, los Pacers juegan un baloncesto más rápido, pero a costa de perder la solidez de otros años. Contra los Hornets ni siquiera funcionó su mejor jugador, un frustrado Paul George que acabó con 10 puntos (4/12 en tiros de campo), 7 rebotes, 6 asistencias y 5 pérdidas. Solo los triples de C.J. Miles (23 puntos) hicieron algo de mella en Charlotte.

Explotó George

Tras el partido, George no sé mordió la lengua ante los medios. El alero explicó que «estamos fuera de control. No hay confianza, no hay química, no hay convicción. Es como si estuviéramos sin vida ahora mismo». Palabras duras que deberían resonar tanto en el vestuario como en el cuerpo técnico.

La situación de los Pacers es, sobre el papel, aún remontable (balance de 3-4), pero su rendimiento fuera de casa ha sido pésimo. Indiana cuenta sus partidos a domicilio por derrotas, por una media de 16,5 puntos de desventaja incluso en escenarios teóricamente conquistables como Brooklyn y Milwaukee. Bajo el efecto del enfado de su estrella, sus dos próximos partidos ante los 76ers (el primero en casa y el segundo en Philadelphia) serán clave en el intento de los Pacers de recuperar su mejor nivel.


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