Las siguientes palabras de Malcolm Brogdon para The Guardian son un mensaje realmente duro y contundente sobre cómo ve y siente la vida en Milwaukee, la ciudad en la que juega. No tiene desperdicio.
«Antes de venir a Milwaukee, había oído que esta era la ciudad con una mayor segregación racial de todo el país», comenzó diciendo el jugador de los Bucks. «Había oído que era racista. Cuando vine, comprobé que hay una extrema segregación racial. Milwaukee está muy atrasada en términos de progresismo. Hay cosas que necesitan cambiar rápidamente».
Brogdon contó que cuando estuvo estudiando en Atlanta «viví muchas situaciones racistas. El baloncesto era un mundo bastante racista. Hasta estar en clase lo era. Los profesores eran muy descarados a la hora de tomar elecciones en función del color de piel. Fui a una escuela privada y solo tenía uno o dos amigos que fueran negros. Siempre éramos los que acababan detenidos».
«Mi madre supo sacarme de ese círculo. Después iba a jugar al baloncesto con mis amigos negros, en mi propio vecindario, y a mis hermanos y a mí nos decían blancos porque habíamos ido a un colegio privado», añadió.
No es la primera vez que una voz de los Bucks llama la atención sobre las diferencias raciales que existen en Milwaukee. Sin ir más lejos, Peter Feigin, presidente de la franquicia, ya calificó a la ciudad como «el lugar más racista y con mayor segregación racial en el que he estado».
(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images).