El inquietante dato sobre los últimos partidos de Kyrie Irving en los Celtics

Boston ha ganado los últimos seis encuentros que jugó sin él

¿Qué demonios les pasa a los Boston Celtics? Eso mismo se pregunta (nos preguntamos) el grueso de la comunidad NBA en estos momentos. Un grupo dado a luz con la intención de reinar en la Conferencia Este se está desnucando una y otra vez esta temporada en sus aspiraciones de progreso; tanto de juego como de resultados.

Ahora mismo, los verdes son el quinto conjunto de su lado del país, a una importante distancia del resto de cabezas de serie en la conferencia. Milwaukee queda ya a diez partidos y medio (!!) de distancia (quedan poco más de 20 de período regular), Toronto a ocho, Indiana a tres y medio y Philadelphia a tres. La posición de los Celtics no es irreversible porque bien podrían enfocar sus patinazos en temporada regular para enderezar el viaje durante los playoffs; sin embargo sus resultados a estas alturas de la temporada son pobres. Mucho. Del todo insuficientes dado el talento que hay encerrado en las tripas del TD Garden.

En estos momentos Boston colecciona cuatro derrotas seguidas y está en su momento más flácido del ejercicio. Cayendo de manera clara sobre todo en Toronto (qué daño hizo esa noche), las alarmas no paran de sonar; no son estos los Celtics que todos esperábamos. Kyrie Irving exterioriza cierta preocupación pero, eso sí, permaneciendo en sus trece de que no hay equipo como los Celtics si están en las condiciones que debieran.

«He sido parte de dos organizaciones. Cuando estaba en Cleveland, en 2017 perdimos mucho partidos seguidos y terminamos dominando la Conferencia Este. No creo que nadie en nuestra conferencia (hablando de Boston) pueda competir con nosotros al más alto nivel cuando estamos jugando del modo en el que se supone que debemos hacerlo», pudo alegar Kyrie y se hizo eco el diario Boston Globe.

«Me encanta toda esta mierda que se dice sobre nuestra temporada regular. Hablando todo el tiempo de cómo podemos hacerlo mejor en la temporada regular. Yo solo quiero estar jugando en el más alto nivel. Y eso es por lo que estoy aquí», completaba Irving, hablando de que la verdadera versión de sí mismo y de su equipo tendrá que evaluarse en playoffs, no antes.

Parece bastante improbable pero si los Celtics tienen localizado ya algo mejor que enseñar durante la postemporada, lo está camuflando de maravilla. Por lo pronto, un dato que envuelve al propio Kyrie Irving puede ser cuanto menos sospechoso. En los últimos seis encuentros en los que no actuó el base, Boston obtuvo la victoria. En todos ellos. Por el contrario, en los últimos cinco en los que sí tomó parte Irving, los verdes cayeron en cuatro. Demasiada sangre cuando tu mejor jugador ha marcado la marcha.

La falta de unidad

¿Qué ocurre ahí para que no estén funcionando las cosas, más cuando Irving ha estado sobre la pista?

No es fácil diagnosticar lo que se está obstruyendo en Massachussetts y tampoco hay una sola afección, pero la falta de unión del vestuario podría estar causando más daño del que pudiera parecer de manera superficial.

«Veo a otros equipos de la liga con sus tíos de pie en el banquillo y apoyando en todo momento. Disfrutan de todo lo que están haciendo, juegan para el equipo, juntos todos, y lo hacen para ganar. A nosotros nos miras y ves como todo lo contrario», podía opinar a comienzos del mes de febrero Marcus Morris, uno de los veteranos del vestuario verde.

«Cuando pienso en nosotros como equipo, puedo ver a un grupo de individuos que juega cada uno para sí mismo. Esto lleva pasando tiempo y no es divertido. Ojalá volvamos a ser como fuimos antes. Así no vamos a ninguna parte», añadía Morris.

El problema, según la visión del ‘gemelísimo, parece localizado; el equipo ha olvidado esa unidad, solidaridad y sentimiento de comunidad que siempre le caracterizó en los últimos años y que le empujó hacia delante. Al parecer, el sentir dentro del vestuario es que muchas patas importantes juegan para sí mismos y no para el equipo, para ganar. Y ojo que Morris no es el único que ha opinado en esa dirección.

«Falta de unión»

«No estamos unidos. ¿Cuáles son los ingredientes para que te derrumbes? No estar juntos. Y eso es lo que nos pasa. Simplemente es eso. Porque si estuviéramos unidos, juntos, eso no sucedería», decía por su parte Marcus Smart tras caer por bastantes puntos de diferencia en Toronto, hace un par de días.

«Necesitamos estar juntos», valoraba Al Horford tras el perrengue de Toronto. «Estamos cogiendo muchos atajos en el juego y no estamos jugando como antes», decía por su parte Brad Stevens, técnico de los verdes.

El diagnóstico parece comprendido por muchos, no solo por Morris. Boston no está en una embarcación en la que todo el mundo reme en el mismo momento.

«Estamos hablando y conectándonos, es algo por lo que tenemos que pasar y tenemos que seguir trabajando y tratar de resolverlo. Se va a arreglar, se puede y se hará. Solo que no vamos al ritmo que esperábamos», zanjaba Smart.

Kyrie y los jóvenes

Así es que la confesa falta de química está azotando con fuerza a los Boston Celtics esta temporada. Casi tanto como Kyrie Irving lo hizo con los jóvenes en unas declaraciones de hace algunas semanas.

«Los chicos más jóvenes no son conscientes de lo que significa ser un equipo de nivel campeón. Es un sacrificio diario. No había expectativa alguna el año pasado y todo el mundo jugaba fácil y sin egoísmos», podía desahogarse Kyrie sobre los jugadores más jóvenes de los Celtics.

Palo tremendo para los que quisieran darse por aludidos, pero que seguro no sentó bien en mentes competitivas de 20 años recién llegadas a la liga y quizá sedadas por la grandeza del destino para el que juegan.

Lo cierto es que la crítica de Irving rema hacia el argumento de que algunos jugadores podrían tener más presente colmar las expectativas generadas en torno a ellos –las personales y que todo el mundo espera– que jugar para su equipo. Fue crítico Kyrie con los más jóvenes (Jayson Tatum, Jaylen Brown, Terry Rozier…) y quizá por ello se esté dando la particularidad de que cuando mejor han rendido algunos de esos compañeros ha sido cuando él no ha estado en cancha.

El dato de que las últimas seis participaciones de Irving es sangrante y un buen hilo del que empezar a tirar para investigar por dónde van los problemas del vestuario verde y cómo enderezarlos.

Todos fallan

Todo el mundo está fallando en Boston. El entrenador, por no saber qué rincón de la rotación es el idílico para sacar lo mejor de cada uno, los jugadores, por no permanecer unidos, y también Irving por no traducir su rol de líder en la pista en victorias contantes y sonantes.

Todavía hay tiempo para que los Celtics se recuperen. Y de hecho no hay que descartarles de nada; pero a día de hoy tienen que consumir primero los fuegos que pastan dentro de su vestuario para poder estar en disposición de pelear por el trono de su conferencia. Están en un momento delicado, sí, y tienen que salir de ahí, pero que nadie les dé por sentenciados. Mucho podría cambiar en un par de meses. Talento hay en proporciones de parque temático y son los orgullosos verdes.

(Fotografía de portada: Maddie Meyer/Getty Images)


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