Golden State cierra la meritoria temporada de los Blazers

El mejor equipo de la historia de la NBA en temporada regular, liderado por el primer MVP unánime jamás visto en la liga, tiene demasiadas ambiciones como para celebrar ganar una semifinal del Oeste más de la cuenta. Ante Portland lo consiguieron en una eliminatoria donde se vieron obligados a poner todo su sudor y talento para evitar sorpresas mayores. Pese al aparentemente contundente 4-1 con el que cerraron la serie, los Blazers compitieron de tú a tú a Golden State hasta el último golpe.

Los guerreros de Stotts

Cualquier previsión sobre los Blazers al principio de temporada, más o menos optimista, se centraba en Damian Lillard como el único motor capaz de llevar al equipo a ser competitivo. Pero su entrenador Terry Stotts ha hecho milagros con una plantilla de teóricos secundarios en la liga. De esta forma, el quinto partido hubiera sido mucho más monocolor sin los triples de jugadores como Al-Farouq Aminu, Allen Crabbe o Moe Harkless o, muy especialmente, sin el magistral último cuarto de C.J. McCollum. El «Jugador más mejorado» de la temporada regular respondió al reto de los Playoffs como una estrella en potencia.

Los problemas de los Warriors para deshacerse de Portland empezaron siempre en el primer cuarto. Salvo en el Game 1, los Blazers empezaron con mucha más energía cada partido de esta eliminatoria, llegando a ponerse incluso con más de 10 puntos de diferencia en cada uno de ellos. El de anoche no fue una excepción. Damian Lillard salió con ganas de morir matando en su ciudad natal. Sus 21 puntos en la primera mitad volvieron a llevar con ventaja al descanso a su equpo (58-63), algo que ocurrió en cuatro de los cinco partidos de la serie.

Thompson abrió el camino

Por el lado local, Klay Thompson era el encargado de dar respuesta al descaro de Portland, con un Stephen Curry aún falto de ritmo en los minutos iniciales del partido. Ante la mala noche de Draymond Green, los triples y entradas a canasta del escolta fueron la única fuente fiable de anotación en la primera mitad de Golden State, que además perdía a Andrew Bogut por lesión.

Tras el descanso, un sobreexigido Lillard perdió frescura, mientras que Klay Thompson explotó con 16 puntos en el tercer cuarto. Las apariciones de Al-Farouq Aminu y un sorprendente Allen Crabbe mantenían la igualdad en el marcador en este parcial, cerrado con un triple de Stephen Curry que adelantaba a los Warriors y hacía presagiar lo que iba a venir después. O, al menos, una parte.

El precioso duelo Curry-McCollum

Tras la experiencia de la histórica prórroga del cuarto partido de la serie, estaba medianamente claro que el MVP iba a tomar el control del último cuarto para sentenciar a los Blazers. Lo que no entraba en los pronósticos era la respuesta de Portland y, más específicamente, de C.J. McCollum. El escolta, defendido por Curry, anotó de todas las maneras posibles 16 de sus 27 puntos en los 12 minutos finales, manteniendo la tensión hasta el final. Stephen Curry, pero, no se quedó atrás, con un par de triples para levantar el rendido Oracle Arena y sentenciando con frialdad desde la línea de tiros libres.

Golden State está ya a mitad de camino de su único objetivo, revalidar el título. En circunstancias normales, Portland quedaría como una nota a pie de página de una historia mucho más grande. No es el caso este año. Los Blazers quedaron eliminados de la forma más digna posible y amenazando con ser un rival aún más temible para los Warriors en los próximos años.


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