Isaiah Thomas: «No volveré a hablar a Danny Ainge»

«El mejor año de mi carrera; el peor de mi vida». La síntesis más precisa que podría escribirse de los pasados meses de Isaiah Thomas fueron pronunciados por el propio jugador de ahora Cleveland Cavaliers. En su éxtasis profesional —nivel All NBA, líder absoluto de un equipo y hasta en conversaciones por el MVP— Thomas tuvo también que vivir los momentos más duros de su vida. Primero por la pérdida de su hermana, Chyna, fallecida en un accidente de tráfico el pasado 15 de abril. Casualmente un día antes del comienzo de los playoffs para Boston en los que Isaiah no debería de haber ni jugado. ¿Que por qué? Si el fallecimiento de su hermana no fuera razón suficiente, Thomas inició la etapa decisiva lesionado de importancia. Por no parar a tiempo su cadera se resintió y no volverá a jugar hasta mínimo el 2018. Su ímpetu pudo con su cabeza y eso le ha pasado factura. Pero hubo más. Tras su formidable temporada en Boston y con lo que él había arriesgado por liderar al equipo en la postemporada, la franquicia le traspasó en verano a los Cavs. Siempre domador de adversidades, en esta ocasión Thomas no paró de recibir reveses personales.

Y lo primero es que Isaiah se sintió gravemente dañado por la salida de los Celtics. El equipo por el que había dado su físico e interrumpido su duelo vital le dio la patada pocas semanas después de aquello. «Nada de aquello (el traspaso) tuvo sentido. Todavía no tiene ningún sentido. Yo me lo sigo preguntado. ¿Qué demonios pasó? Es un traspaso que se hace en el NBA2K pero no en la vida real», ha podido sincerarse Isaiah en un amplio reportaje publicado en exclusiva por Sports Illustrated. En este documento, Thomas airea todos los sentimientos que pasaron y todavía circulan por su cabeza después de la pasada temporada —»mejor de su carrera, peor de su vida»—.

No hablar más a Ainge «nunca más»

Thomas no perdona sobre todo a Danny Ainge haberle sacado de Boston después de su compromiso y méritos evidentes. «Boston siempre va a ser todo amor para mí. Pero puede que no vuelva a hablar a Danny Ainge nunca más. Eso puede que no ocurra. Hablaré con todo el mundo restante de la franquicia. Pero lo que hizo, sabiendo todo por lo que yo había pasado, eso no se hace. No está bien. Todos los equipos en esta situación un año o dos después se arrepienten y admiten que algo así no está bien. Eso es lo que dirán», comenta Isaiah sobre su forzosa, y dolorosa para él, partida de Massachusetts.

Hasta pudo detallar cómo Brad Stevens, técnico de los Celtics, se puso en contacto con él después de ya conocerse el trato finalizado por Kyrie Irving. «He estado mirando la pared durante cinco horas intentando averiguar qué decirte…», fue parte del mensaje de texto de Brad, a quien, parece, dolió (pero comprendió como necesaria) la salida de Isaiah Thomas.

El rechazo sistemático

El diminuto base ha estado acostumbrado al rechazo durante toda su vida. Primero, relegado a la última posición del Draft 2011, rescatado por unos Kings que desestimaron su aportación para que se lo llevaran los Suns. En Phoenix, más de lo mismo; desprestigio para que Eric Bledsoe o Goran Dragic fueran los elegidos de la franquicia en la generación de juego. Y acabó en Boston, donde por primera vez en su carrera erupcionó su juego y pudo ejercer como un líder y superestrella. Por ello la salida dolió más, por haber ocurrido en el lugar donde sintió su hogar durante dos temporadas y media —la última con unos salvajes 28,9 puntos de promedio—.

Siempre, ante la tónica maltratada de su carrera, el baloncesto fue lo que le permitió creer en sí mismo, y también desconectar del mundo cuando los momentos personales del pasado curso fueron insufribles. «El juego es lo que me hace olvidar todo lo demás. La cancha era el único lugar donde me sentía a gusto. En casa simplemente pensaba en mi hermana, lo que me hería mucho. En la pista era libre», reconoce Thomas meses después del fallecimiento de su hermana Chyna, después del que lideró a los Celtics a pasar dos rondas en la postemporada (ante Wizards y Bulls).

Isaiah comenzó los playoffs 2017 con cortisona para calmar las llamadas de dolor de su cintura —ya estaba lesionado— y baloncesto para aliviar las de su corazón.  Pero «no cabe duda, no debería haber jugado en los playoffs. La lesión empeoró», reconoce ahora.

Ser el mismo

El base siempre ha defendido que volverá a ser el mismo jugador que antes de la lesión y lo sigue haciendo; pero sí que es cierto que su recuperación fue siempre más lenta de lo que los médicos y él mismo habrían podido esperar. Tuvo que parar después del Game 2 de las finales del Este ante Cleveland; su cadera no podía más. No obstante, lo peor no fue la propia lesión, sino la estima a la que le condujo después en el verano.

«Ni siquiera (Boston) habían visto una de mis resonancias y actuaban como si estuviese dañado, como si esto fuera a arruinar mi carrera», se defiende Isaiah sobre cómo fluctuaban las negociaciones entre Celtics y Cavs. «No estoy dañado, solo lesionado. Pero mentalmente eso me afectaba. Yo no sabía qué le estaban diciendo los Celtics a los Cavs», recuerda.

Ainge: duras decisiones

No a modo de contestación a las palabras de Isaiah Thomas pero Danny Ainge siempre ha ofrecido una versión oficial acentuando la dureza de sus decisiones el pasado verano. En la última ocasión en la que pudo comparecer al respecto, se mantuvo en la misma línea argumental.

«Creo que hubo decisiones duras este verano. Las vamos a tener siempre. Las puedes afrontar ahora o dejarlas para más tarde. Estábamos entre tomarlas o dejarlas para más adelante para poder tener al grupo unido un poco más. Pero cuando la oportunidad de firmar a Gordon (Hayward) y a Kyrie (Irving) se presentaron, sentimos que eran lo suficientemente buenas para acometerlas. Fueron decisiones muy difíciles y creemos que van a funcionar en el corto y largo plazo para nosotros», pudo alegar el mandamás de Celtics y recogió el portal Boston Sports Journal.

Recordamos que este verano, tras clasificarse para playoffs con el mejor récord de su conferencia (53-29) y alcanzar las finales del Este, Boston cambió por completo su plantilla manteniendo solo a cuatro jugadores con pasado reciente en la plantilla. A cambio, llegaron Irving y Hayward, que reemplazan el efímero reinado verde de Isaiah Thomas.


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