La forzada paciencia de LeBron James

En sus 70 temporadas en la NBA, los Lakers han llevado a 31 jugadores diferentes al All-Star, sumando la friolera de 137 selecciones. Sus estrellas se han combinado para 8 premios de MVP de la temporada y 12 de MVP de las Finales NBA. Los números de 10 jugadores cuelgan del techo del Staples Center, todos ellos integrantes (presentes o futuros) de pleno derecho en el Salón de la Fama.

Ninguno de los Lakers actuales ha coincidido con alguno de ellos en Los Angeles.

La salida de Julius Randle, con dirección a New Orleans, dejó a los Lakers sin el último jugador que compartió vestuario con Kobe Bryant, la última auténtica leyenda de la franquicia. Para los más jóvenes, los Brandon Ingram, Lonzo Ball, Kyle Kuzma, Josh Hart, la llegada de LeBron James supone su primera experiencia en el mismo equipo que un futuro integrante del Salón de la Fama.

“Jugar con uno de los mejores jugadores del mundo simplemente te va a hacer mejor”, explicaba Kyle Kuzma. Josh Hart destacaba que LeBron James “es capaz de hacer jugadas que otros no pueden”, y le consideraba como “un gran líder y una mejor persona”. Para Brandon Ingram, “puedes sentir la energía cada vez que entra en el gimnasio”.

La experiencia de los jóvenes de Lakers con LeBron James no empezó con la pretemporada oficial. El ex-jugador de los Cavs ha pasado gran parte del verano en Los Angeles y ha utilizado las instalaciones de su nuevo equipo para mantenerse en forma, tanto en solitario como con sus compañeros. Si de puertas afurera sus palabras del Media Day fueron sus primeras ejerciendo de jugador en los Lakers, ya había derramado sobrado sudor en las todavía relucientes instalaciones del UCLA Health Training Center, inaugurado en 2017, donde el equipo entrena de forma habitual.

La luna de miel entre los todavía cachorros de los Lakers y el nuevo “macho alfa” puede no ser eterna. Para un jugador acostumbrado a rodearse de experiencia, la adaptación se antoja complicada, incluso con la ayuda de veteranos con tantas batallas a cuestas (incluso contra él mismo) como Rajon Rondo, Lance Stephenson y JaVale McGee. Y lo sabe.

“No soy el tipo más paciente del mundo”, confesaba LeBron James tras su primera jornada de entrenamiento oficial del martes. “Pero entiendo que tengo que ser paciente ahora mismo. Tengo que ser paciente conmigo mismo porque éste es un nuevo comienzo para mí”.

En Los Angeles no hay un Dwyane Wade que le ayude a integrarse en su nuevo equipo o un Pat Riley con 15 años de experiencia en la franquicia dirigiendo con mano firme desde el despacho. La inmensa mayoría de los miembros de la plantilla, el cuerpo técnico y la dirección deportiva de los Lakers no estaban en sus puestos actuales cuando Kobe Bryant era la estrella del norte que ayudaba a navegar a la franquicia. Hoy, LeBron James es a la vez la nueva guía del equipo y un jugador en adaptación. Un reto lleno de incógnitas para empezar a despejar en esta pretemporada.


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