Los New York Knicks volvieron a perder anoche ante los Boston Celtics (86-90). Esta vez no fue por 41 puntos como ocurriera en el Madison Square Garden, sino que el conjunto de Mike Woodson supo recortar una diferencia de 17 puntos para luchar por la victoria, la cual acabó quedándose en Massachusetts.
«No me gustaría pasar por esto de nuevo, pero es lo que nuestro equipo necesita», dijo el entrenador Brad Stevens después de que su equipo perdiera una ventaja de 17 puntos. «Necesitábanamos tener una ventaja, perderla, volver ahí y encontrar la manera de ganar», explicó.
Avery Bradley, que anotaría 13 puntos, consiguió siete en el último cuarto, incluyendo un triple clave que pondría a su equipo por delante a falta de 2:38 para el final. Además, Sullinger conseguiría 19 puntos y 6 rebotes y Courtney Lee 18 tantos desde la segunda unidad.
En los Knicks, Carmelo Anthony y Andrea Bargnani sería los máximos anotadores con 26 y 22 puntos respectivamente, aunque entre ambos consiguieron un 18/46, más de la mitad de los lanzamientos de su equipo. El alero de los Knicks tuvo en su mano igualar la canasta de Bradley, no obstante fallaría el lanzamiento para los suyos.
«Carmelo se puso a hacer lo que sabe conseguir, y no importaba quién le defendiera. Pero Jeff Green se puso a otro nivel en los últimos 8 minutos. Y eso fue alentador porque hizo un gran partido», destacó Stevens.
Además de los 48 puntos que lograron Carmelo y Bargnani, Amar’e Stoudemire volvió a ser el más destacado de la segunda unidad con 18 tantos. No obstante, el resto de sus compañeros aportaría tan solo 4 puntos desde la segunda unidad, un dato que dejó cojo al equipo de la Big Apple.
«Nuestros jugadores del banquillo tienen que sentirse bien por entrar en el partido y poder producir. Nuestro banquillo es igual de importante que los titualares. Ellos tienen que entender eso y estar listo cuando les llegue el momento», explicó Mike Woodson.