Ayer comentaba con varios aficionados a la NBA que preveía un enfrentamiento largo y con resultado difícil de predecir en el Cleveland-Orlando. Los Magic habían ganado 2 de 3 partidos a los Cavs este año, incluyendo la mayor paliza que ha recibido el equipo de Mike Brown desde noviembre. Ese dato, unido al torrente ofensivo que suelen liberar los de Van Gundy cada noche más la intimidatoria presencia interior de Dwight Howard no colocaba a los Cavaliers precisamente como favoritos indiscutibles, cosa que comprobaron anoche al perder 106-107, su tercera derrota en casa en 46 partidos y la tercera derrota contra Orlando en 4 encuentros…
LeBron James estuvo inmenso, descomunal, al nivel que viene mostrando todo el año y que esta primavera le está catapultando como uno de los mejores jugadores de la Historia pese a contar con sólo 24 años; 49 puntos, 6 rebotes, 8 asistencias, 2 robos, 3 tapones y 20 de 30 en tiros de campo (66.6%). Tuvo ayuda de algunos de sus compañeros -Mo Williams 17 puntos, Varejao 14 y 6 rebotes- pero el banquillo de los Magic aportó mucho más y por ahí llegó el triunfo de Orlando.
Por ahí y por el providencial Rashard Lewis, autor de 22 puntos en total, incluyendo una canasta de 2 a falta de 30 segundos y un triple a falta de 15 que colocó el resultado final del choque en el marcador. Dwight Howard consiguió 30 puntos y 13 rebotes, Turkoglu 15 y 14 asistencias (recordad, un ala pivot), Pietrus 13 y Alston 11 y 8 asistencias.
El viernes que viene se reanuda la serie y LeBron volverá a salir a por todas (los números de ayer son su mejor marca en anotación en PlayOffs) pero no lo va tener sencillo. Los Cavaliers por fin tienen rival. Hasta ayer, ¿eran tan buenos o es que Detroit o Atlanta tienen un nivel demasiado bajo? Ni una cosa ni otra, pero desde luego Cleveland no hubiera ganado por 4-0 a Dallas, Chicago, Houston o Utah.