Los nuevos Lakers sobreviven a Cousins para seguir sonriendo

Algo ha cambiado en los Lakers en un verano. Ya sea por el cambio de entrenador (Luke Walton por Byron Scott), la salida del gran referente durante dos décadas del equipo (Kobe Bryant) o, sencillamente, el crecimiento de sus jóvenes, el histórico equipo angelino vuelve a dar sensaciones de equipo peligroso. Su juego no es todavía suficientemente consistente como para pensar en cotas importantes a corto plazo, pero su desparpajo y, especialmente, su espíritu de lucha está quedando evidente en esta temporada. Los Kings lo sufrieron en su propio hogar, cayendo por 91-101.

Inicio conocido, desenlace diferente

Y todo empezó de cara para Sacramento. DeMarcus Cousins (10 de sus 28 puntos en los primeros 7 minutos) fue una pesadilla constante para Timofey Mozgov en la pintura angelina. Los Kings aprovechaban el desacierto y el descontrol del ataque de los Lakers (12 pérdidas por 8 asistencias antes del descanso) para abrir distancias ante el que podría ser un rival directo en la lucha por los Playoffs en un futuro cercano.

A mediados del segundo cuarto, el partido parecía en bandeja para los Kings, llegando a dominar hasta por 19 puntos. Era un territorio demasiado transitado por los Lakers en años anteriores, con un bloque que en gran parte repite de los dos años históricamente terribles de Byron Scott. Pero, de nuevo, algo ha cambiado. Veteranos irrelevantes en los dos últimos años como Lou Williams (21 puntos) y Nick Young (16 puntos y una inédita y positiva actitud defensiva) pusieron la pólvora para la remontada.

Pelea con premio

La segunda mitad fue el perfecto ejemplo de los nuevos Lakers. D’Angelo Russell, desaparecido antes del descanso, le tomaba el pulso del partido a tiempo. Y otros compañeros de nueva generación como Julius Randle, Jordan Clarkson y Larry Nance Jr. sacaban músculo y sudor donde los Kings se empezaron a desvanecer. Cousins dejaba de tener tiros fáciles ante la mejorada defensa de Mozgov, y el desacierto de sus compañeros, con la honrosa excepción de Arron Afflalo, hacía el resto.

El último cuarto culminó el triunfo angelino, recuperando una ventaja que nunca perderían. El demoledor parcial de 36-56 en la segunda mitad le daba al triunfo a los Lakers, de nuevo por encima del 50% de victorias (5-4), y desquiciaba a un Cousins que se acabaría encarando con Julius Randle tras el bocinazo final. Para Sacramento, este tipo de derrotas son dolorosamente habituales en los últimos tiempos. Para los angelinos, desde el final de la era Phil Jackson, las victorias de este estilo eran una rareza. No es un equipo aún hecho para dominar pero, al menos, sí para ilusionar.


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