Mal Ricky, pero Utah se impone en Sacramento

Quizás que el último encuentro de preseason se jugase justo ante los Kings, equipo ante el que abrían la temporada, no fuese la mejor idea en aras de dar la sorpresa en feudo ajeno. Aquel triunfo, con marcador censurado incluido, ayudó a dos cosas: a que en Sacramento, en el debut ante su gente, estuviesen deseando lamerse las heridas, y a que con ese cruce tan fresco, conocieran a su rival de hoy, los Utah Jazz, algo mejor.

Esto ya es temporada regular, donde las victorias y las derrotas suman al casillero. Los Kings no se dejaron llevar, y nadie hubiese dicho, tras los 48 minutos de rigor, que ambas franquicias están predestinadas a zonas opuestas de la tabla. Ganó Utah Jazz, 123 a 117, pero lo hizo por poco y ante un más que digno oponente.

Los Kings arrancan ‘pequeños’

Antes de entrar en materia, cantemos el quinteto titular de los Kings, el cuál se había planteado como un todo misterio debido al overbooking posicional.

Con las bajas de Randolph y Bogdanovic, el coach apostó por Fox-Ferrell-Hield-Bjelica y Cauley-Stein, dejando sin un solo minuto en la rotación a jugadores como Labissiere y McLemore.

Intercambiando golpes

Entrando de lleno en el choque, éste no pudo arrancar mejor para algarabía local; antes del primer minuto y medio Rudy Gobert ya había clavado el primer tapón de la velada, pero el rebote se convirtió en captura ofensiva y dos puntos más. Así hasta el 9-0 y de la inercia al 9-25. Ahí murió el colchón. Los Jazz despertaron y el partido se puso serio.

Tan solo un triplazo sobre la bocina de Fran Mason III permitía irse a los Kings cuatro puntos arriba al término del primer cuarto, pero su rival ya había cauterizado la herida y venía dispuesto a voltear el marcador a la primera ocasión. Unos tres minutos antes, por cierto, sucedía algo que en un opening game debemos reseñar. Marvin Bagley III, número 2 del Draft y suplente en su debut, convertía su primera canasta en la NBA. Be welcome, young man.

Un triple de Alec Burks casi en el arranque del segundo cuarto daba a los visitantes la primera ventaja de la noche. Y es que la anotación de los Jazz estuvo de lo más repartida, con el contrapunto que hallamos en el titular.

Si omitimos las exiguas participaciones de Royce O’Neal y George Niang (7 y 1 minutos respectivamente) Ricky Rubio fue el único jugador de los de Salt Lake City que no alcanzó los dobles dígitos en anotación. Se quedó en un punto, de hecho (0-4 en tiros), en un encuentro para olvidar.

El pistoletazo del curso baloncestístico cogió frío al español, quien se vio incapaz además de compensar en defensa su fata de fluidez en ataque. De’Aaron Fox hizo con él, literalmente, lo que quiso, y Quinn Snyder, consciente de ello, dio protagonismo a su recambio, Dante Exum, quien superó a Rubio en minutos (26 a 22) y estuvo mejor tanto en la presión como en la anotación.

El arrollador segundo cuarto de los Jazz (38-21), no obstante, se vio equilibrado con unos Fox y Bjelica sensacionales a la vuelta de vestuarios, capaces de devolver la tensión a la contienda. En el último cuarto decidió la mejor toma de decisiones de Utah y, como no, la espectacular sangre fría de Donovan Mitchell (24 puntos) quien con una hoja de tiro regulera, las metió cuando las debía meter.

El boxscore

Como jugadores más destacados, dos, por encima del resto, en el bando visitante. Rudy Gobert es el alfa y el omega de este equipo: 19 puntos, 15 rebotes, 3 (tremendos) tapones y, esto será clave durante el año, 5/5 desde la personal. A su lado el Factor X y autodenominado mejor tirador de la NBA. Joe Ingles, 22 puntos y 4/6 en triples para refrendar sus palabras.

Por los Kings, la cara y la cruz según hablemos de titulares o de suplentes. Todos los miembros del quinteto inicial superaron la barrera de los diez puntos, siendo Willie Cauley-Stein (ojo al MIP) el más incisivo con 23 tantos, 7 rebotes, 4 asistencias y un 10/15 en tiros de campo. Fox se marchó hasta los 21 puntos, Hield a los 19 y Bjelica (gran partido el suyo) a los 18.

Espacio a la autocrítica

No obstante, la victoria no opaca la realidad. La que dice que de los once encuentros disputados en la jornada de anoche, los Jazz fueron el conjunto que, de entre los ganadores, más puntos recibió; algo que choca con la filosofía sobre la que pretenden cimentar su juego y alcanzar las rondas altas de postemporada.

«Todo el equipo empezó blando, blando en defensa. Ante un rival con jugadores tan sumamente rápidos, tienes que defender duro y prácticamente sobre ruedas. Colectivamente necesitamos ser más consistentes y concentrarnos en nuestra defensa durante todo el partido», entonaba Snyder tras la victoria.

«Hubo una jugada en la que hice un mate y bajé a defender tomándome mi tiempo, como si hubiera hecho algo, y acto seguido Justin Jackson metió un triple. En otra jugada había un balón muerto, y mientras discutíamos con el árbitro, ellos aprovecharon y nos la clavaron de tres. Son pequeñas cosas así no pueden pasar», reconocía por su parte Mitchell.

«Cometimos errores. Eso es lo que los equipos jóvenes hacen. Pero estoy realmente orgulloso de mi equipo esta noche», dijo por su parte Dave Joerger, a pesar de la derrota.

Interesantes declaraciones por ambos bandos porque, a pesar de lo igualado del choque, dan pistas muy claras sobre lo que cada conjunto aspira a hacer y lograr.


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