Manu Ginóbili: crónica de una posible despedida

Con la derrota en las Finales del Oeste quizás asumida desde la lesión de Kawhi Leonard, su mejor jugador, la afición de los Spurs no lamentó más de la cuenta su eliminación por 4-0 ante Golden State. En el cuarto y último partido de la serie, el objetivo era otro. Manu Ginóbili, uno de los jugadores más grandes que jamás haya vestido el uniforme plata y negro de los Spurs, podía estar ante su último partido en la NBA.

El escolta argentino, de 39 años, no ha decidido todavía si se retirará a finales de temporada. Su rendimiento en las Finales del Oeste, donde promedió 13,8 puntos (58,8% en tiros de campo), 2,8 asistencias y 1,8 robos ante Golden State, es buena señal de que la decisión es todavía suya y no del padre tiempo. Pero en el AT&T Center brotaba una sensación de despedida, amplificada con una atípica decisión de su entrenador durante 15 años, Gregg Popovich, para abrir el partido.

Titular por honor


Por primera vez desde 2013, Manu Ginóbili iniciaba un partido como titular. El argentino era así parte de las presentaciones pre-partido del quinteto inicial, siendo anunciado en último lugar para delirio de la afición de los Spurs. Tras el partido, Popovich reconoció que no fue una decisión meramente técnica, sino «por respeto. Esa fue la razón para ponerle de titular. Antes del partido uno piensa que quizás es el último partido que vaya a jugar y no quería perder una oportunidad para honrarle delante de su afición».

El partido no fue fácil para Ginóbili. Los Warriors, de nuevo, fueron un equipo muy superior desde el principio, con Kevin Durant y Stephen Curry jugando al mejor nivel de dos de los mejores jugadores ofensivos que la NBA ha visto nunca. Pero Manu Ginóbili no solo aguantó el tirón. Su importancia fue tal que, poco más de un mes de cumplir 40 años, fue el jugador que más tiempo estuvo en cancha por San Antonio, con 32 minutos y 10 segundos de acción.

Incansable casi cuarentón


El argentino terminó con 15 puntos y 7 asistencias. Solo uno de los mejores bases de la historia, John Stockton, había alcanzado estos números en un partido de playoffs a mayor edad que Ginóbili. En el último cuarto, 5 puntos seguidos con su firma dieron a San Antonio la última breve esperanza de una remontada milagrosa. No llegó, pero sirvió para que hasta el último espectador del AT&T Center recordara que, quizás, era la última vez que disfrutarían de un jugador inolvidable.

Más allá de sus cuatro títulos, más allá de sus dos All-Stars, más allá del premio a mejor sexto hombre, más allá del dominador trío que formó con Tim Duncan y Tony Parker, y más allá de las victorias, Manu Ginóbili es alguien especial en San Antonio. Su cercanía y carisma en los mejores y los peores momentos, su fantasía como jugador y su indomable espíritu de pelea han dejado huella. Intuyendo el fin de su carrera, la afición que ha disfrutado durante más de década y media a Ginóbili tenía que devolverle el favor.

¡Manu, Manu!


«¡Manu, Manu, Manu, Manu, Manu!». El argentino aún seguía en cancha cuando el AT&T Center empezó a corear su nombre. A 2 minutos y medio de final, consciente de cualquier resistencia era ya inútil, Gregg Popovich sentaba a Ginóbili al banquillo, ante una ovación formada no solo por aficionados, sino también por entrenadores, compañeros e incluso rivales. Ya sentado, Ginóbili agradecía el gesto, sin cambiar su cara. Si era el último partido, sus emociones no afloraron todavía.

El partido seguía, pero Ginóbili era todavía el centro de interés. Mientras Popovich le preguntaba en broma si quería volver a la cancha, un muy futbolero «Oé, oé, oé, oéee, Manu, Manu» y un más claro «One more year!» (un año más) también retumbaban en las paredes del pabellón. No había una segunda lectura. San Antonio quizás estaba despidiéndose de Manu Ginóbili, pero deseando disfrutarle durante otra temporada. Sus piernas aún se lo permiten, como bien demostró ante Golden State.

Las «maravillosas» opciones de Ginóbili


«Nos dio bastante trabajo en estos cuatro partidos», afirmaba Draymond Green al finalizar el duelo. «Tiene todavía bastante en el depósito». Kevin Durant, uno de sus grandes verdugos para su eliminación, también presentaba sus respetos a Ginóbili. «Muchos crecimos viendo a Manu y respeto de verdad su juego, he jugado contra él y he tenido batallas contra él año sí y año también. Bastante épico».

Quedaba saber, por supuesto, que opinaba el gran interesado. «Tengo que elegir entre dos opciones verdaderamente maravillosas», afirmó Manu Ginóbili sobre su posible retirada. «Una es seguir jugando en esta liga a esta edad, disfrutándolo día a día, jugando el deporte que todavía amo. La otra es quedarme en casa, ser un padre, viajar más, disfrutar de toda mi familia. Tengo una maravillosa familia y paso tiempo con ellos. Sea lo que sea, son dos opciones increíbles. Así que no hay forma de que pueda estar triste porque, sea lo que decida, va a ser genial».

Todo en sus manos

La decisión será enteramente suya, con los Spurs (y posiblemente un buen puñado de otros equipos en la NBA) con la puerta de par en par para su continuidad. Por si no quedó claro en la cancha, Manu Ginóbili afirmó que «siento que todavía puedo jugar». Como el argentino, San Antonio también previó sus dos opciones. Si fue el final, la despedida fue de héroe. Si no lo fue, «un año más» fue un canto deliciosamente premonitorio. Si el amor de los Spurs y de la NBA en general por él va a ser un factor en su decisión, Ginóbili tomó buena nota. El divino zurdo argentino tiene ya una parte eterna del corazón del baloncesto.


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