Memphis merecía el séptimo

  • Grizzlies 95 Thunder 83
  • El primer séptimo partido en los playoffs de la NBA desde aquellas legendarias Finales que disputaron Lakers y Celtics en 2010 tenía que protagonizarlo Memphis. Los Grizzlies han ofrecido a la liga toda una lección de orgullo, corazón, resistencia, alma de campeones. Anoche, cuando nadie daba un dólar por ellos (44-54 al descanso), supieron rebuscar en su repertorio y encontrar de nuevo la fórmula del éxito: defensa, rapidez y constantes penetraciones en ataque buscando personales o doblar el balón a un tirador abierto y, como no, Zach Randolph. El parcial de la segunda mitad (51-29) muestra bien a las claras que, cuando Memphis logra reunir todas estas virtudes durante un buen puñado de minutos, es una franquicia a tener muy en cuenta.

    Lo de Randolph merece punto y a parte. Habrá opiniones para todos los gustos. Pero, para el arriba firmante, está jugando el mejor baloncesto desde su llegada a la NBA en 2001. El pivot de la Universidad de Michigan State realizó un segundo tiempo de ensueño. Lo metió (casi) todo. No importaba el defensor que tuviera delante. Ni Serge Ibaka, ni Nick Collison -al que hizo un traje con varios tiros increíbles en el tercer cuarto- ni el mismísimo Kevin Durant pudieron hacer frente a esa zurda de seda que tiene a los Grizzlies a 48 minutos del sueño de la final de conferencia. Randolph acabó el partido con 30 puntos y 13 rebotes. Los constantes cambios en la asignación defensiva ordenados por Scott Brooks no funcionaron esta vez. Z-Bo tuvo una de esas noches en las que los grandes cracks de la NBA ven el aro como una piscina olímpica.

    Pero Zach Randolph no estuvo solo en la misión grizzlie de forzar el partido definitivo. Todos los titulares ofrecieron las prestaciones de rigor. Marc Gasol flirteó con el doble doble (8 puntos, 9 rebotes con 3/8 en tiros de campo), O.J. Mayo fue el complemento desde el perímetro para Z-Bo generando 16 puntos. Magistral en la dirección Mike Conley (11 puntos, 12 asistencias) y todo un referente defensivo Tony Allen. Mantuvo sus buenos porcentajes (4/6 en tiros de campo para enchufar 10 puntos) pero a la vez fue un incordio permanente para Kevin Durant. La intensidad y rapidez de piernas y manos de Allen fue una de las grandes claves de la madrugada. Durant quizá realizó su peor partido de la eliminatoria quedándose en 11 puntos (3/14 en tiros de campo, 1/9 en triples). El gran peligro para Memphis es que una estrella de su nivel jamás juega tan mal dos partidos consecutivos. El domingo, a las 21.30h, la respuesta en el séptimo de la serie. No se puede pedir más.


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