Tañen rotas las campanas a las 8:24
un minuto de silencio, de réquiem obligado
Entonado el nuevo himno se abren todas las compuertas
ruge lleno el graderío; sin mangas las camisetas
¡Ya basta de hibernar! De fingir que nuestras piernas
no palpitan temblorosas tras la agónica impaciencia
Muerte al holograma, al píxel desinhibido
Vuelven los amados ‘DEFENSE!’ en un estribillo unido
Decadencia, inapetencia, agotados de verano,
alimento monocorde que pareció durar años
Pues nos priva del sustento que nos disfraza de humanos
pasiegos en isolation a la caza del rebaño
Tañen fuerte las campanas a las 8:24
griten fuerte “¡hasta pronto!” a su ritmo circadiano
Vuelve aquello que nos mata, que nos hace sentir sanos
Como un póster on your face!; como un triple lejano
Estadísticas, lesiones, nocturnos alaridos
Horteras uniformes y preciosas City Edition
Cardumen de contenders para un único anillo
adictos a esta compañía hacia el Monte del Destino
¿Rumbo a nbamaniacs, a pasar un ratejo
a ver hoy lo que se cuece entre staff y foreros?
La familia que no eliges ni tus apellidos tiene
pero al mirar sus ojeras ya vislumbras su ADN
Porque nene, es lo que tiene la sonrisa de jugón
donde la mierda del fútbol no inunda nuestro bastión
Donde el respeto es la ley y el trash-talk es parodia
donde el odio al otro sobra y la hermandad se custodia
Pues la fiebre que nos une no es sólo baloncesto:
es volar y es caer, es flipar y morder… es esto
es el flow, son los handshake, nuestro rito más pagano
lo que siempre yo entendí como el «sueño americano»
(Fotografía de portada de Kevin C. Cox/Getty Images)