Scott, molesto con la actitud del equipo

Ya que tiene que haber un final, al menos que sea un buen final. No de fuegos artificiales ni nada espectacular —pues la pólvora no da para tanto— pero al menos un final mínimamente digno de la estrella que nos abandona.

Los Angeles Lakers perdieron en el último derbi de Kobe Bryant ante Los Angeles Clippers —qué tiempos aquellos en los que La Mamba cocía a puntos y victorias a sus rivales vecinos—. En el panorama actual los Clippers son la fraquicia dominante de Hollywood; ayer se impusieron 103-81. Vencieron por 22 y llegaron a hacerlo por 28. No hubo rival digno enfrente.

Desahuciada la temporada, el orgullo purpura y (pan de) oro se mueve al mismo son. Sin metas competitivas, Byron Scott esperaba al menos un empuje nacido del deseo de toda la plantilla de otorgarle una last lap decente al ’24’. Ya que no una campaña, al menos un cierre que le dejara buen sabor de boca.

Ni uno ni otros

Pero la realidad es que la maquinaria, por una causa o por otra, no marcha. Kobe concluyó con seis puntos y 2/12 en tiros de campo. Bemoles tiene, que la referencia anotadora laker tuviera que provenir de la bayoneta oxidada de Metta World Peace. 17 puntos tuvo que anotar el amigo de los osos panda para salvar una dignidad hace tiempo extraviada —que no inexistente, pues la vimos aparecer y bien cuando de complicarle el récord a los Warriors se trataba—.

Los Lakers firmaron un 31,3% de tiros de campo y un 30% en triples. Fueron superados por 15 asistencias, y se vieron rebasados en rebotes, y tapones. Sólo se impusieron en las pérdidas (¡ouch!). Scott traduce a palabras el melodrama. «Me molesta que sus últimos cinco, seis, siete u ocho partidos sean jugando del modo que lo estamos haciendo como equipo», expresó el técnico para ESPN. «Me molesta porque es un campeón. Y odio tener que verle marchar de esta manera».

Kobe, con su cuerpo amotinado contra él, prometió a pesar de todo que, salvo fuerza mayor, disputaría todos los encuentros del tramo final de la temporada. Sus rodillas, sus articulaciones, todo su cuerpo se aúna en lograr que falle en su objetivo. Y sus compañeros, en opinión de Scott, no se suman a su brutal sacrificio. «Me fastidia terriblemente ya que hablamos de alguien que le ha dado veinte años a esta liga y ha jugado con dedos rotos, ha vuelto tras romperse el tendón de Aquiles, ha vuelto tras una operación de hombro y él aún sigue dándolo todo. Por eso me fastidia», cerró Scott. —En alguna parte, un rookie y algún que otro sophomore debe estar jugando con los pulgares en estos momentos—.

Chris Paul, quien casi une su baloncesto y mentalidad a Kobe unos años atrás, se suma a esta línea. «Él[Kobe] es un competidor y quiere ganar cada noche. Verle terminar así es difícil».

A Scott aún le restaban fuerzas en las cuerdas vocales para un último golpe de ariete. «Lo pienso y lo he dicho antes. Es una vergüenza ver a Metta y a Kobe, jugadores de una edad importante, que salen ahí y juegan así de duro. Y nuestros chicos jóvenes no se están dando cuenta que esa es la forma en la que tienes que jugar para tener éxito en esta liga. Sobre todo en la faceta defensiva».

Los Lakers son actualmente el 2º equipo que menos anota de la NBA (97,5) y el 4º que más puntos recibe (106,8).


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