Lamar Odom es una víctima, no un desfasado

El caso de Lamar Odom sigue copando titulares en medio mundo. Ya sea en televisiones, revistas, periódicos o sitios web, el crítico estado de salud en el que se encuentra el que fuera dos veces campeón de la NBA ha llamado mucho la atención.

Para desgracia de Odom y los suyos, alrededor de su última llamada de atención se ha ido formando un peligroso cóctel con el que presentar el caso: un burdel, prostitutas, un deportista famoso casado —aún— con una famosa mundial sin oficio ni beneficio y supuestos restos de drogas y estimulantes sexuales en su cuerpo. Una bomba de relojería para él y para los medios de comunicación.

Lamar Odom se debate entre la vida y la muerte mientras otros aprovechan para juzgarle en base a titulares tramposos que tiran de las drogas, el sexo y el dinero para captar el interés de los lectores y televidentes. Y aunque sea verdad que hubo drogas, sexo y mucho dinero malgastado, Lamar Odom no es eso.

Los que de verdad conocen a Odom por haber compartido tiempo con él, cuentan que durante su vida ha sido una magnífica persona con gran corazón que ha dejado huella en los demás. Sin embargo, el camino que ha tenido que recorrer ha pasado por muchos peajes que le han ido desgastando hasta el punto de guiarle a una época demasiado oscura que, por el momento, ha desembocado en un coma.

Su padre, heroinómano. Su madre, fallecida por cáncer cuando él tenía 13 años. Una de sus hijas, víctima de muerta súbita a los 6 meses de nacer. Y más: otros familiares muy cercanos muertos, un trágico accidente de tráfico, un divorcio…

Odom nació con muchas facultades y un talento innato para el baloncesto. Pero también traía consigo cierta tendencia a una enfermedad llamada depresión alimentada por situaciones que ninguno deberíamos vivir como son las muertes tempranas de padres o hijos.

Odom no es un estrella del rock que decide drogarse diariamente para ser un rebelde. Odom es una víctima que no ha tenido la suerte de encontrar quien pueda ayudarle a pasar los peores años de su existencia, algo que no se puede conseguir por el mero hecho de ser millonario.

En estos momentos unas informaciones apuntan a que ha habido alguna ligera mejoría y otras a que cuanto más tiempo permanezca en coma, más difícil será que salga adelante y que consiga recuperar una vida normal. Si Odom fuera consciente de la basura que se está virtiendo sobre él y de como algunos le juzgan sin pararse a pensar dos segundos, tal vez preferiría no despertar nunca.

Fuerza, Lamar.


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