Hasta hace unos años Jeremy Lin era un auténtico desconocido en la NBA, a pesar de haber sido parte de los Golden State Warriors. Repentinamente, cuando militaba en lo más hondo del banquillo de los New York Knicks, la suerte quiso que las lesiones regalaran, como último recurso, minutos a Lin; el resultado fue inmediato, impresionante y viral.
El efecto ‘Linsanity’ traspaso todas las fronteras, y cada partido de los chicos de la Gran Manzana levantaba más expectación que nunca. Ni Carmelo, ni Stoudemire ni J.R. Smith. El objeto de deseo era ese base desconocido de origen taiwanés, y ver que nueva epopeya lograría realizar esa noche.
El efecto duró casi hasta el final de la temporada, convirtiendo actuaciones tremendas en algo habitual, y aunque muchos preveían que eso no podía durar, los Rockets apostaron por él con un gran contrato.
Su impacto, si bien satisfactorio en lo mediático, no fue ni de lejos lo esperado en lo deportivo. Ya relegado a segundo espada por Patrick Beverley, buscó una nueva oportunidad en los Lakers donde, poco y mal acompañado, no ha podido lucir demasiado sus virtudes. Ahora, apunto de empezar su etapa en los Charlotte Hornets, si bien ya explotó la burbuja Linsanity, el ex de la Universidad de Harvard es un auténtica celebridad allá por donde va. Bueno…en todos lados, menos en su nuevo pabellón.
El propio Lin revelaba la curiosa anécdota en su cuenta de twitter. Se disponía a cruzar las puertas del Time Warner Cable Arena por primera vez como jugador de los Hornets cuando la seguridad del pabellón le detuvo. Lin trató de «convencerles» de que realmente era un jugador de la NBA, a lo que la mujer de seguridad le preguntó «¿de qué equipo?».
Lin es oriundo de Los Angeles, pero puede que no medir dos metros, no ser negro y tener los ojos rasgados, no le ayudaran demasiado en su discurso persuasivo.
Went to the Hornets arena for 1st time and tried convincing security im a player. She said, "what team?!?" lollll #everywhereigo #literally
— Jeremy Lin (@JLin7) September 12, 2015