La personalidad que más ha moldeado e influido la NBA en los últimos 15 años tiene por costumbre, a veces, levantar del asiento hasta a sus detractores más viscerales. No hablamos solo de cuanto se dilucida en la cancha, sino del poso y aura que un deportista de alto nivel, toda una leyenda, es capaz de generar a kilómetros de su hábitat natural. Y en eso LeBron James tiene escasa competencia en la liga; no por hastío de una comunidad de jugadores cada vez más concienciada con su papel en el mundo de masas, sino porque LeBron es simplemente único en todo lo que hace.
Este lunes, el nuevo ídolo de los Lakers ha inaugurado un colegio en Akron (de nombre ‘I Promise School‘), localidad donde creció, para niños con problemas para seguir el mismo ritmo de sus compañeros de clase o, como se podría traducir, niños en riesgo de exclusión social. No solo pequeños con problemas físicos o mentales, sino aquellos que frecuentan las distracciones que echan a perder muchas juventudes en Estados Unidos (armas, drogas…). Con tres títulos de la NBA e interminables reconocimientos a sus 33 años, LeBron se confirma como mejor adalid de lo que el deporte de élite puede producir en la sociedad.
En su primer año, el I Promise School de LeBron dará cobijo educativo a 240 niños de tercer y cuarto grado (de 8 a 10 años) que estén «en riesgo» de exclusión ya sea por motivos de «violencia, armas o lo que sea» como el propio James pudo reconocer en la presentación oficial de su faraónica nueva obra en Akron (vía social media, territorio donde tampoco hay otro como él).
.@KingJames. More than an athlete. pic.twitter.com/aZGthMCEBv
— UNINTERRUPTED (@uninterrupted) July 29, 2018
Líder en compromiso social
En el vídeo de presentación del centro educativo, LeBron expresó lo profundamente «emocionado» y «lo mucho que significa» para él cortar la cinta del I Promise School, a cuyos alumnos dará la mano uno por uno el primer día de clases.
LeBron, pues, dará una oportunidad a muchos niños que, como él cuando creció, viven en Akron y necesitan un impulso y recursos para «encontrar su pasión, ponerla al servicio de la comunidad y cambiar el mundo»; asimismo, el centro también les permitirá tener una infancia digna de la mano de la educación.
Antes de esta inauguración, James ya había pagado la educación de alrededor de 1.000 niños (con dificultades) al año en Ohio, por lo que su compromiso con la sociedad viene de largo.
El ’23’ de esta era es y será siempre más que un atleta, mucho más que (solo) una leyenda deportiva.