Trevor Ariza, a cualquiera menos a Lakers

¿Por qué, cuando los rumores apuntaban justo en la dirección contraria, Trevor Ariza ha terminado vistiendo el uniforme de la capital? Los Washington Wizards no habían aparecido hasta ayer en ningún borrador de traspaso que incorporara al alero, mientras que el interés de Los Angeles Lakers rugía con obstinación.

Pero entonces, en un bandazo, predeterminado o no, el 3&D ha puesto rumbo al Capital One Arena a cambio de una Sra. Contraprestación (Oubre Jr. y Rivers). Por ahí, al paquete, objeciones ninguna. Solo esa intrigante incógnita por resolver.

‘Un Chandler’ es suficiente

Desde The Athletic, dan una posible respuesta. El culpable, indica David Aldridge, sería el dueño de los Phoenix Suns, Robert Sarver, quien no querría, bajo ningún concepto, fortalecer más aún (en el Staples siguen dando las gracias por Tyson Chandler) a otro equipo de su Conferencia.

Reflexión con lagunas, puesto que misma Conferencia no es, en este caso, sinónimo de misma Liga. A día de hoy, Suns y Lakers tienen objetivos y aspiraciones bien distintos. 

¿Oferta o envidia?

En Phoenix afrontaban el nuevo curso baloncestístico con entusiasmo. Con mucho entusiasmo. Tenían unas ganas locas de volver a competir, y por ello a un sensacional Draft (número 1, DeAndre Ayton, además de Mikal Bridges y Elie Okobo) sumaban, desde el market, la veteranía de Trevor Ariza, ademas de la multimillonaria renovación de Devin Booker. Todo eso, hasta el momento, les ha servido para reflejar un 5-24: el peor récord de la NBA

Y Saver, estrategia, celos, inquina, rabieta o vayamos a saber exactamente qué –según las fuentes de Aldridge–, no está dispuesto a reforzar a un rival con el que hasta hace unos pocos meses prácticamente compartía pozo y desdicha, y ahora, merced a LeBron James y su onda expansiva, pelean holgadamente por los puestos altos de playoffs.

Por fin un ‘guard’

Ariza, de recuperar su nivel de Houston Rockets, habría caído de pie en un equipo cuyo principal punto débil en ataque es justo el tiro de tres (34,9%); demasiado para el mandamás.

En todo caso, sarna con gusto no pica. Porque además, lo que ofrecían desde L.A. era Kentavious Caldwell-Pope, y lo que en Phoenix necesitaban como el comer (más aún tras el despido de Canaan) era a un base. Y al menos, Austin Rivers, el apaño lo da.

(Fotografía de portada: Christian Petersen/Getty Images)


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