Como si un tren de mercancías te arrollase en una cancha de baloncesto con todo el desprecio posible. Literal.
En su retiro espiritual en el Hapoel Jerusalem israelí, Amar’e Stoudemire va dejando pistas del aguerrido carácter que alberga su interior. Y también, de las presuntas similitudes con el gremio del ferrocarril.
El ex jugador de los Suns, Knicks o Heat — y también All-Star en seis ocasiones— demostró recientemente la dureza de su fuselaje exterior y, también, sus crisis pasajeras de neuronas. En el último encuentro de la liga israelí disputado por su equipo, Stoudemire arrastraba un pique con un jugador rival. Y ¿cuál fue su respuesta? Arrollar literalmente al contrario en una acción posterior.
2,11 metros de altura y entre 110 y 115 kilos de peso cargando con violencia ante un jugador menos preparado físicamente y anclado en estático. El resultado se supo antes de empezar.