Un beso tranquilizador en Toronto

Haber sido el segundo mejor equipo del Este en temporada regular no servía de mucho en Toronto. Tras quince años de decepciones en Playoffs, los Raptors eran muy conscientes de que volver a quedar eliminados en primera ronda sería un fracaso absoluto. Algo que incluso podía poner en peligro el puesto de su entrenador Dwane Casey.

Una victoria y un beso delante de las cámaras. Quizás era todo lo que Casey necesitaba para sentir el agradecimiento de su franquicia tras haber metido a su equipo entre los 4 primeros del Este por primera vez desde 2001. Durante la rueda de prensa posterior al séptimo partido contra Indiana, ganado con sufrimiento por los Raptors, llegaba el momento más especial. Masai Ujiri, General Manager de los Raptors y hombre fuerte de la franquicia en la parcela deportiva, interrumpía en la sala para darle un beso en la cabeza a Dwane Casey. Difícil encontrar una forma más clara y sencilla de reconocer el trabajo de su técnico.

La etapa de Casey al frente de Toronto ha sido de crecimiento permanente. El que fuera campeón con los Mavericks en 2011 como asistente se hizo cargo de uno de los peores equipos en defensa de la liga y lo devolvió en las tres últimas temporadas a Playoffs. Con los Raptors de nuevo convertidos en una franquicia competitiva en el mercado de agentes libres, y con una muy posible elección en el Top-10 del draft cortesía del traspaso de Andrea Bargnani a los Knicks, Casey afrontará las semifinales del Este contra Miami con tranquilidad extra sobre su futuro en una de los proyectos más ilusionantes del Este.


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