Cuando a finales de la campaña pasada, Isaiah Thomas tuvo que parar en seco y dejar de disputar los últimos encuentros de las Finales del Este, se dijo que la decisión de qué hacer con su cadera tendría que tomarse según evolucionara la lesión. Tras el segundo partido ante los Cavaliers, el base de los Celtics dio por concluido el curso porque su dolencia podía verse agravada y comprometer su futuro profesional a largo plazo.
Ahora, mes y medio después, el reposo ha surtido buen efecto en la recuperación de Pizza Guy, hasta el punto que podría evitarse la siempre incómoda visita al quirófano.
“Probablemente no sea la persona indicada para preguntar, pero toda la gente con la que he hablado apunta a que seguramente no lo necesite”, comentaba el entrenador de los Celtics, Brad Stevens, a Boston Herald sobre el estado de Thomas ante una intervención quirúrgica. “Tiene un encuentro dentro unos días con el doctor que ha seguido todo el proceso. Y ahí se determinará cuál será el siguiente paso, pero todo apunta que se siente bien”, concluyó Stevens.
Thomas, a día de hoy agente libre para 2018, se saltó su reposo veraniego para acudir a la reunión que los Celtics mantuvieron el domingo en Salt Lake City con Gordon Hayward.