El comienzo de temporada de Oklahoma City Thunder está lleno de contradicciones. Su defensa ha estado entre las mejores desde el primer momento, pero el hecho de contar con tres All-Star en su quinteto no le ha servido para funcionar en ataque; tanto es así que actualmente están en negativo con un récord de 8-9. Se esperaban más victorias, pero la última de ellas ha llegado ante el mejor equipo de la liga: Golden State Warriors.
Con esos ingredientes, uno de los emblemas de este nuevo proyecto, Paul George, tiene claro que no es momento de ser extremista -ni en lo bueno ni en lo malo-, sino que toca seguir trabajando y confiar en que el equipo terminará funcionando como lo hizo Miami Heat en el curso 2010-11, el primero de LeBron James y Chris Bosh en Florida.
«Miami tampoco comenzó bien. Ese fue un escenario muy motivador. Fueron a las Finales tras comenzar mucho peor de lo que la gente esperaba», explica a The Undefeated sobre una campaña en la que Miami empezó con un balance de 9-8 para concluir con un 58-24 y acabar llegando a una final en la que terminaron cayendo contra Dallas Mavericks.
Cuestión de paciencia
Estando aún en noviembre, George entiende que todo lo que sea poner sobre el equipo una presión desmedida sería un craso error. «Tienes que entender que esto es nuevo. Por mucho que nos veamos bien sobre el papel, tenemos que trabajar en equipo. Los únicos equipos que juegan bien son los que han jugado juntos durante un tiempo. […]. Entendemos el talento que tenemos, eso es obvio. Pero somos pacientes. Vamos a hacerlo bien. Es demasiado pronto». Y eso incluye triunfos como el logrado contra Warriors. «No queremos exagerar demasiado con ello. Fue una gran victoria, pero tenemos mucho más trabajo». OKC mantiene los pies en el suelo.
