Reportero: ¿Qué significa para ti jugar con Tony Parker?
Malik Monk: ¿Tony Parker?
Reportero: ¿No lo sabías?
Malik Monk: ¡¿Voy a jugar con Tony Parker?!
Reportero: Sí, Charlotte ha firmado a Tony Parker.
Malik Monk: ¿¡Cuándo!?
Reportera: Hace como cosa de una hora.
Malik Monk: ¿De verdad?… ¿De verdad tenemos a Tony Parker?… Qué locura. Necesitaba algo así.
Reportero: ¿Qué te parece contar con un jugador así? Obviamente viendo tu primera reacción…
Malik Monk: Voy a intentar conseguir su número [de teléfono] lo antes posible y aprender de él todo lo que pueda.
«We got Tony Parker? That’s crazy.»
Malik Monk found out the Hornets are signing TP live on camera ? (via @reviewjournal) pic.twitter.com/YNsRI0cBoj
— SLAM Magazine (@SLAMonline) 7 de julio de 2018
Malik Monk, que por desgracia deberá perderse lo que resta del verano curándose de una lesión sufrida en el dedo de la mano, no terminaba de dar crédito a una noticia que recibía de primera mano del periodista que lo entrevistaba.
Dieciséis años los contemplan
Sus Charlotte Hornets, quienes días antes traspasaban a uno de sus mejores hombres, Dwight Howard, habían logrado hacerse con el mito francés. Tony Parker, tras 17 años en San Antonio, había decidido cambiar de aires y había elegido a los Hornets.
Los años que Oh la la lleva en la NBA son prácticamente los mismos que separan las partidas de nacimiento de ambos jugadores. Parker: 36 años. Monk: 20. El segundo ha aprendido a dividir en el colegio viendo al point guard ganar anillos para los Spurs.
Ahora, durante un tiempo limitado, será aprendiz a la par que compañero de un jugador que ha sentado cátedra en el perímetro durante casi dos décadas. Pocas veces incorporar a tus filas a un jugador de 36 años [edad a la que muchos otros ya han mutado en analistas televisivos] tuvo un efecto tan vigorizante.