El peligroso subjetivismo arbitral y el correctismo político, ponen en riesgo el elemento ‘espectáculo’, tan necesario e icónico, en la NBA
El poder absoluto corrompe absolutamente. Con esta máxima de Lord Acton no queremos decir que el gremio arbitral esté manchado por la corrupción, ni mucho menos. Pero la impunidad e inviolabilidad, más propia de una Monarquía que de un colectivo deportivo, de que gozan los árbitros de la NBA, da lugar a situaciones esperpénticas como la de anoche en el Spectrum Center.
Otro dicho popular podría explicar mejor la injusticia que sufrió anoche el jugador de los Lakers, Lance Stephenson. Cría fama y échate a dormir. Y es que Lance, en la 2013/14, recibió hasta 14 faltas técnicas; junto a su explosión como jugador, creció en paralelo su versión de elemento provocador, indómito y conflictivo.
Y puede que una mezcla de estos dos refranes se juntaran anoche, y dieran lugar a la falta técnica más absurda de la temporada.
Lance got T’d up for doing the AIR GUITAR ?? (via @BleacherReport) pic.twitter.com/c8YWCPMDxq
— SLAM (@SLAMonline) 16 de diciembre de 2018
La ley de la ofensa
Corria el tercer cuarto cuando un Lance repleto de confianza clavó un triple sobre Miles Bridges. Acto seguido celebró la canasta tocando una guitarra imaginaria, y los árbitros – Ba Dum Tss!–, le señalaron técnica.
«Creo que a los árbitros no les gustó mucho mi celebración de la guitarra», decía Stephenson al término del partido. ¿Volvería a hacerla? «Desde luego, especialmente si me sale de dentro», respondía el guard a los periodistas.
Su círculo le apoya
«No entiendo por qué recibió una técnica por hacer eso. Es parte de lo que él es. Es parte de su repertorio», le defendía –paradojas de la vida– LeBron James.
«No puedes eliminar eso de Lance. Es parte de su forma de ser», justificaba por su parte Luke Walton. «Una vez intenté hablar con él, al comienzo del curso, y él simplemente siguió haciéndolo. Eso es, en parte, lo que lo hace tan bueno y competitivo; es una parte suya esencial».
Los datos dicen que esta, efectivamente, es tan solo la segunda técnica que recibe el suplente de los Lakers esta temporada. Realmente parece que ha alcanzado por fin la madurez; el punto de equilibrio entre jugador y showman, sin llegar a renunciar a su especial personalidad.
Y anoche, los árbitros, se olvidaron de eso. Desempolvaron al Lance de 2014, silbatazo ad hominen, y al de 2018 le tocó pagar el pato.
(Fotografía de portada: Ezra Shaw/Getty Images)