Más cobros ilegítimos en la NCAA: acusan el entrenador de Arizona de pagar a DeAndre Ayton

La narrativa que todo el mundo es consciente que ocurre pero que nunca nadie arrastra la manta lo suficiente como para ponerle fin; o siquiera para tratar de mejorarla. Aunque algunos pasos sí se están dando.

El FBI lleva varios años investigando casos de jugadores universitarios que obtienen, de manera no permitida, sueldos encubiertos al mismo tiempo que son deportistas de college. Esto, recordemos, es completamente ilegal dadas las directrices del sistema de deporte universitario estadounidense: los jugadores amateur no pueden recibir ninguna retribución por sus empleos a excepción de las generosas becas que todo gran proyecto universitario obtiene por encajar sus dotes en unas aulas u otras.

Becas y nada más; pero eso es solo la teoría dado que se sabe que los grandes nombres que entran en la universidad (el sistema del one and done) pueden llegar a percibir no escasas sumas de dinero, digamos que de contrabando, por debajo de la manta.

Fruta prohibida pero casi todo el mundo es consciente de que se consume, de que es algo que sucede. Los jugadores de la NBA hasta critican que el sistema sea así, alegando que por muy jóvenes, estudiantes e inmaduros que sean los jugadores, generan millones y arrastran muchísimo en sus partidos como para no recibir nada (en cuenta bancaria) a cambio de su paso por la educación superior.

«El otro día vi que las entradas más caras para el Duke-North Carolina eran de 2.500-3.000 dólares. ¿Cuánto de ese dinero ve Zion (Williamson)? Eso es lo que tenemos que ver. Es más, ¿quién lo recibe, cómo beneficia eso a un jugador de ese equipo? Pero si luego ellos (los jugadores) reciben 20 dólares y una comida gratis ya son malos chicos, tienen una mala reputación, son unos matones. Así que es un mierda», podía manifestarse el deslenguado DeMarcus Couisns la hilo de la lesión esta temporada de Zion Williamson, máximo candidato a número 1 del próximo Draft.

Cousins, rotundo detractor del sistema actual en la liga universitaria, es portavoz del sentir general del gremio de jugadores en la NBA: es absurdo que no se les permita recibir dinero (ni por publicidad) dado todo lo que generan y además sabiendo que de una manera o de otra van a acabar siendo remunerados.

¿La solución pasaría entonces por legalizarlo todo? Difícil en un entramado tan superficialmente pulcro como se jacta el del propio deporte estadounidense.

Llamada del entrenador

Así, y en mitad de este conflicto de intereses interminable, el FBI ha ido destapando diferentes casos de regate a esta norma de no remunerar los servicios en la NCAA. El último caso está teniendo que ver con DeAndre Ayton, pívot de los Phoenix Suns y número 1 del Draft 2018.

Como prueba documental en un juzgado (y se hizo eco Yahoo! Sports), parece que se está demostrando que el equipo de la Universidad de Arizona pagaba (o prometía pagar) 10.000 dólares anuales a Ayton y más jugadores por jugar donde lo estaban haciendo. Promesa y actividad totalmente ilegal según las bases de la competición universitaria, insistimos en esto.

Los hechos parecen estar destapándose a través de una llamada telefónica sacada a la luz en la que el intermediario Christian Dawkins comentaba con el técnico asistente de Arizona, Emanuel Richardson, que Sean Miller (entrenador jefe) había prometido pagar a Ayton 10.000 dólares mensuales por jugar en allí en su año freshman, en Arizona.

Sean Miller, por contra, ha negado haber incumplido cualquier norma establecida por la NCAA. El juicio sigue su curso y las llamadas son parte de la prueba documental.

La norma de los 19 años

La NBA no permite a los jugadores que salen del instituto entrar directamente en la liga, obligándoles a pasar por la universidad o jugar en el extranjero un año antes de poder dar el salto profesional. En cualquier contexto, no pueden entrar en la competición sin haber cumplido los 19 años.

La liga, no obstante, tiene predisposición para cambiar esta norma
—oficializada en 2005—; se prevé de hecho que la actualización podría tener lugar en algún momento a partir del año 2020. O sea, que al menos quedarían dos ediciones más del Draft con los 19 años como filtro mínimo de entrada en la competición.

En la G League

Además, también como medida disuasoria para que la impopular fórmula de cobros en la NCAA siga operando a sus anchas en secreto, a partir de la temporada 2019-20 la NBA pondrá en marcha un sistema de participación de jugadores de 18 años en la G League. A cambio de pasar su año de transición en la liga nodriza los jugadores percibirían 120.000 dólares anuales.

No se espera que esta invitación a pasar por la G League antes de llegar a la NBA pueda causar un efecto instantáneo en los proyectos más potentes del país. La fuerza, eco y atractivo de jugar en el sistema universitario, con todas las experiencias deportivas que ello conlleva (jugar ante 20.000 personas y salir en todas las portadas del país), son demasiado golosos; sin embargo sí podría ir cogiendo fuerza con los años.

Mientras tanto, seguirá imperando la norma de intolerancia con los pagos, la misma que cada año es profanada en múltiples formas.

(Fotografía de portada: Christian Petersen/Getty Images)


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